CARTAGENA. Noelia Arroyo no se ha movido ni un milímetro de sus pretensiones de gobernar en minoría, siempre y cuando las cosas no pinten mal, o lo que es lo mismo, mientras la oposición no bloquee los proyectos de peso de su programa: ordenanzas fiscales, Presupuestos, el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, el impulso a la formación o la modernización de los servicios públicos, entre otros. La alcaldesa cree firmemente que "cualquiera de los concejales que componen este pleno puede estar de acuerdo con la gran mayoría de las propuestas que contiene ese programa (de gobierno del PP)", decía la propia Arroyo en su discurso de investidura el pasado 17 de junio. "Da tu primer paso con fe. No tienes por qué ver toda la escalera. Basta con que subas el primer peldaño", decía Martin Luther King.
Ahora bien, aunque considere que el partido que gobierna es el que debe decidir el rumbo político de la ciudad, acorde a sus objetivos a corto, medio o largo plazo, también es consciente de que no todo podrá salir como planea porque no gobierna en mayoría: eso es lo bueno o lo malo de las minorías, que le obligan a alcanzar pactos y acuerdos con la oposición, con los partidos que no piensan como el suyo.
En esas se encuentra Vox, a la espera, agazapado, a que uno o dos partidos de la otra bancada decida no comulgar con sus propuestas y que prefiera obstruir o bloquear sus propuestas. El partido de ultraderecha ha manifestado su deseo, acorde a lo sucedido en la Asamblea Regional, de entrar a gobernar al unísono con el PP. Afirman sentirse preparados y probablemente piensen que es cuestión de tiempo que Arroyo rebaje sus pretensiones y llame a la puerta para 'pactar' lo que ahora ve poco probable, un gobierno de coalición.
La actuación de Vox en estos primeros meses de gobierno ha sido la de un partido amigo, nada beligerante con el PP, pero también es verdad que no se han tratado asuntos de peso y los que hubo -como el nombramiento de los coordinadores generales- salieron fruto de la mano tendida de Arroyo ante sus opositores.
El Partido Socialista parece tenerlo claro, aunque otros rivales consideren que están en 'fase Rem' y que debe salir de esa somnolencia que lo mantiene en la nebulosa de ni sí ni no, ni todo lo contrario. El PSOE de Manuel Torres trata de jugar sus cartas con tino; sin aspavientos ha conseguido ser escuchado por Arroyo y ha logrado dar pasos firmes, porque su talante es el del diálogo y no cree que el ruido y la bronca ayude a resolver los problemas. Cuatro años de ostracismo político le han convertido en una persona más pragmática que antes.
Además, el Partido Socialista sabe que si aplica la norma del 'no' a todo, puede suceder lo que no quiere, que Arroyo le haga 'ojitos' a Diego Salinas (Vox) y todo lo que espera o esperaría de posibles entendimientos, se diluya en una alcantarilla. Tampoco ellos enarbolarán la bandera de una moción de censura, porque no se pondrán, a la hora de tomar una decisión, del mismo lado que el partido de Salinas ni tampoco, junto a Ana Belén Castejón, otrora la líder en Cartagena de su partido.
"Antes de bloqueo, habrá pacto. Es hablar de hipótesis y futuribles, porque lo mismo esa situación nunca llega", manifestaba ayer la Alcaldesa por enésima ocasión. "Por encima de todo está la ciudad. He tenido el apoyo de diferentes partidos, si no a la primera, a la segunda en los temas importantes" recordaba la primera edil, que apostilla que "apuesto por los grandes acuerdos, pero no me asusta un pacto".
Arroyo tiene opciones tanto a la derecha como a la izquierda para seguir caminando sola esta legislatura: Vox y PSOE son agua y aceite en esta receta y MC, al que probablemente la Alcaldesa no le dé demasiado vuelo, no tiene los ingredientes suficientes para hacer una buena comida y merendarse al PP estos cuatro años... ¿o sí?