Valencia Plaza

23-j

La mesa (electoral) está servida

  • Kike Taberner 

¿Y en España? ¿Hay comboi entre apoderados, integrantes de la mesa y compañía para pedir comida a domicilio? ¿Los negocios locales aprovechan la circunstancia y ponen a disposición de estos menús con los que aliviar las penas? Preguntamos al entorno de Guía Hedonista para saber cómo se apañan nutricionalmente ante  el suplicio la mesa electoral. 

D. recibió una notificación que le nombraba presidente de mesa. En un colegio tocho. Su planning alimenticio es no ponerse a plan: «lo único que sé de momento es que me convocan a las ocho de la mañana. Pero no tengo más información de si nos dan algo de comer o qué. Mi duda es que parece que puedes ausentarte mientras hay dos miembros de la mesa. Imagino que para mingitar». 23-J, un día perfecto para el detox

Otra allegada de quien suscribe estas palabras, R., es vocal. Tampoco ha pensado en qué comerá, porque aunque sea un domingo electoral, es domingo y no es día de pensar en el taper. 

«El karma no se está portando bien conmigo últimamente. Pero si algo le tengo que agradecer es que siempre aparece alguien que me da de comer. Si tengo un don es el de que la comida venga mí».

Es de esperar que hornos como Dorita, a metros del colegio público Cervantes, el Forn València en valenciano Russafa o el Horno Pastelería del Pilar en La Petxina suplan la carencia de hidratos y endorfinas de los encargados de hacer que las elecciones no sean un pucherazo, como sugirió Feijoo respecto al voto por correo. Dato histórico de sobra conocido: el término ‘pucherazo’ hace referencia al fraude electoral que aconteció durante el turnismo: la alternancia pactada entre el Partido Liberal y el Partido Conservador de los tiempos de la Restauración borbónica en España. Por aquel entonces los votos se insaculaban en un recipiente de cocina, un puchero.

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