MURCIA (EP). Con más de 5.500 casos en el último balance, la sexta ola avanza imparable en la Región. De hecho, podría llegar a alcanzar los 8.000 contagios diarios, lo que llevaría a la infección 500.000 personas en toda la sexta ola, la tercera parte de la población regional, según las predicciones del profesor de Física de la Universidad de Murcia (UMU), Antonio Guirao Piñera, quien realiza simulaciones sobre la evolución de la pandemia mediante modelos matemáticos.
En declaraciones a Europa Press, ha señalado que el pico de la ola podría llegar entre el 10 y el 16 de enero, según sus propios cálculos, que coinciden con otras estimaciones. En esta ocasión el pico no se alcanzaría debido al control de la epidemia, sino por inmunización natural a través de una infección masiva de casi la totalidad de las personas todavía susceptibles.
En total, la Región podría alcanzar los 125.000 casos totales acumulados durante la sexta ola, según Guirao, quien recuerda que la Comunidad empezó esta ola con 140.000 afectados. "Es decir, llegaríamos a sumar casi los mismos contagios que la Región ha acumulado durante todas las olas anteriores", ha precisado.
Sin embargo, las cifras de contagios reales serán muy superiores a las que lleguen a notificarse, pues hay muchos casos asintomáticos o leves no detectados. La sexta ola podría llegar a contagiar en todo su desarrollo a medio millón de personas en la Región, es decir, a una de cada tres.
Trasladadas a nivel nacional, estas predicciones reflejan que el pico de contagios arrojaría en las próximas fechas entre 180.000 y 300.000 casos diarios. En total, España sumaría unos 5 millones de casos acumulados durante toda la sexta ola, aunque serían entre 15 y 20 millones de contagios reales.
Pese a la bondad de las vacunas, la situación sanitaria podría alcanzar niveles próximos a los de enero pasado. Ello es debido a que "las menores tasas de hospitalización y muertes que tenemos ahora pueden producir resultados igualmente altos cuando se aplican a un número de contagios que triplica o cuadruplica el de otros picos".
Por otro lado, respecto al fin de la sexta ola, ha señalado que es bastante probable que hasta finales de febrero no se puedan recuperar los niveles de incidencia del mes de octubre. No obstante, ha indicado que se trata de una estimación "a muy largo plazo" y reconoce que lo que puede pasar entre medias es "impredecible". Y es que, añade, por ahora se conoce el caso de Sudáfrica, que no es comparable a España porque su población es más joven y, además, allí la variante delta estaba controlada cuando llegó ómicron.
"Puede ser que ómicron aún dé alguna sorpresa o irrumpa otra variante", según Guirao. "Si pasa cualquier eventualidad desfavorable con una incidencia muy alta, la has fastidiado". Este físico pone como ejemplo la analogía con "un coche que tarda un cierto tiempo en alcanzar los 100 kilómetros por hora desde que arranca, pero tarda muy poco si ya circulaba a 80 por hora".
En este sentido, ha aclarado que si los niveles de incidencia están "muy bajos" en las epidemias, vas a tener "más tiempo de maniobra" ante cualquier incidencia. Por tanto, "es mala idea mantener durante mucho tiempo una alta circulación del virus".
Además, ha recordado que, ahora mismo, las variantes delta y ómicron están "superpuestas". Así, delta "tarda más en subir pero también más en bajar", con lo que la bajada de la curva puede ser "más prolongada".
No obstante, Guirao ha señalado que las predicciones en este momento tienen "bastante margen de error" debido al desconocimiento del valor preciso de muchas variables. Por ejemplo, "estamos viendo solo la punta del iceberg" de los contagios reales debido al infradiagnóstico con la incidencia tan alta. Por otro lado, añade que "no sabemos la penetración real de la variante ómicron porque la secuenciación que se hace en España es baja, un 2% de los casos totales". Guirao lamenta que "no tenemos una foto fidedigna de la situación real".
También indica que no se sabe aún a ciencia cierta "la efectividad real de las vacunas para las distintas variantes" y "se desconoce el grado de inmunización de la población".
A todo ello se suma que "la calidad de los datos notificados en España es mejorable", según este físico. Por ejemplo, ha reprochado que "no puede ser que se tarden tres o cuatro días en actualizar datos, ya que el virus no entiende de festivos". Todo ello, añade, "en una situación gravísima, con los hospitales ya al 20% de ocupación y la Atención Primaria desbordada".
Guirao lamenta que "cuando tratas de utilizar modelos de predicción con datos de baja calidad, la incertidumbre que tienes es altísima".
Con estas variables, ha señalado que si la penetración de ómicron es mayor de la estimada, el pico de la sexta ola podría llegar "un poquito antes". Por el contrario, el pico se retrasaría si las medidas restrictivas empiezan a tener más de efectividad de la esperada.
Ha puntualizado que la sexta ola no se origina por culpa de la variante ómicron, sino que arranca desde octubre con delta. Así, ha señalado que, cuando se logró el 70% de población vacunada en septiembre, se transmitió este hito como "prueba superada y vuelta a la normalidad".
Sin embargo, ha advertido que hay una "falacia" en ese razonamiento, porque el 70% de vacunados "hubiera sido suficiente para las variantes anteriores". En cambio, la delta (ya predominante en septiembre), al ser hasta dos veces más contagiosa, eleva el porcentaje de inmunidad de grupo muy por encima del 70% e incluso del 80% al que nos aproximamos ahora.
A su juicio, habría que haber mantenido las restricciones, pero "se relajaron la mayoría de las medidas y cundió en la sociedad el mensaje de que esto estaba casi finalizado porque la vacunación había ido muy bien". Ello dio lugar al repunte que Guirao ya predijo en su momento.
"Lo ideal era haber bajado en ese momento la incidencia acumulada a 25 o, incluso, 10 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, pero eso no se hizo y se dio por válido el habernos estancado en 50 y, después, el crecimiento de contagios, que no preocupó hasta diciembre", según Guirao.
Ahora mismo, lamenta que hay dos olas superpuestas: la de delta que empezó en octubre y la de ómicron que arrancó en diciembre pero creció mucho más rápido. "El problema no es que ha llegado ómicron sin nadie esperarlo, sino que llueve sobre mojado". Lo esperable, añade, era "una verdadera tormenta de contagios que ya es imparable".
Ha recordado que, en otras olas, las medidas de control "llegaron tarde" pero se aplicaban de forma severa cuando la situación era muy grave y lograban suprimir los contagios.
En la sexta ola, en cambio, "no se han puesto medidas de control suficientes para suprimir esos contagios y doblegar el pico", aunque no sabe si las administraciones lo han hecho "de forma consciente o inconsciente".
Ha lamentado que en España no se haya gestionado con previsión y contundencia el control de la ola, y que en aquellas comunidades que sí han adoptado algunas medidas, éstas hayan sido "más bien cosméticas ", pues "están lejos de las necesarias para revertir la situación". Se trata de medidas que no son de "supresión, sino de mitigación" de los contagios, que hacen que el crecimiento "sea un poquito menos rápido, pero no lo detienen".
La consecuencia de dejar que los contagios sigan creciendo es que "se da una infección masiva en el grupo de la población que todavía es susceptible de poder infectarse: bien porque no están vacunados o porque, estando vacunados, la inmunización no es efectiva contra delta u ómicron". A juicio de este investigador, la infección masiva es un "experimento arriesgado" que no se ha calibrado con las suficientes garantías.