MURCIA (EP). Las muertes por calor podrían triplicarse en Europa de aquí a 2100 con las políticas climáticas actuales, sobre todo entre los habitantes de las zonas meridionales del continente, según un estudio publicado en la revista 'The Lancet Public Health'.
Las conclusiones del estudio elaborado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea ponen de relieve la necesidad de reforzar las políticas para limitar el calentamiento global y proteger así a las regiones y los miembros vulnerables de la sociedad de los efectos del aumento de las temperaturas.
En los últimos años, Europa ha experimentado algunos de sus veranos más calurosos, que han coincidido con elevadas tasas de mortalidad. Las personas mayores corren un mayor riesgo de muerte por temperaturas extremas, y se prevé que el número de personas que llegan a la vejez aumente con el tiempo.
La mayoría de los estudios anteriores sobre las muertes por temperaturas cálidas y frías en Europa apenas contenían detalles a nivel local o eran evaluaciones en profundidad de países concretos, sobre todo de Europa Occidental. Este estudio es el primer análisis en profundidad de los riesgos sanitarios actuales y futuros de las temperaturas cálidas y frías en toda Europa que analiza el impacto previsto en las regiones dentro de los países.
En conjunto, con un calentamiento global de 3º C -una estimación máxima basada en las políticas climáticas actuales- el número de muertes relacionadas con el calor en Europa podría aumentar de 43.729 a 128.809 a finales de siglo. En el mismo escenario, las muertes atribuidas al frío -actualmente muy superiores a las causadas por el calor- seguirían siendo elevadas, con un ligero descenso de 363.809 a 333.703 para 2100.
"Nuestro análisis revela que la proporción de muertes por frío y calor cambiará drásticamente a lo largo de este siglo, con un aumento de las atribuidas al calor en todas las partes de Europa y un repunte en algunas zonas. Al mismo tiempo, las muertes relacionadas con el frío disminuirán ligeramente en general. Nuestro estudio analiza más de 1.000 regiones de 30 países, lo que permite identificar los puntos calientes donde la población se verá más afectada en el futuro", ha señalado el doctor Juan-Carlos Ciscar, del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea.
Los autores del nuevo estudio utilizaron datos sobre 1.368 regiones de 30 países europeos para modelizar las disparidades actuales en las muertes por frío y calor y estimar cómo podrían cambiar los riesgos de aquí a 2100. El conjunto de datos -generado mediante el análisis de las características epidemiológicas y socioeconómicas de 854 ciudades europeas de más de 50.000 habitantes- se utilizó para modelizar el riesgo de mortalidad regional para distintos grupos de edad (de 20 a más de 85 años).
Se realizaron estimaciones de las muertes actuales y futuras relacionadas con la temperatura para cuatro niveles de calentamiento global (1,5 °C, 2 °C, 3 °C y 4 °C) utilizando una combinación de 11 modelos climáticos diferentes.
El estudio calcula que las temperaturas cálidas y frías provocan actualmente 407.538 muertes al año en toda Europa, de las cuales 363.809 están relacionadas con el frío y 43.729 con el calor:
Las muertes por frío son más elevadas en Europa Oriental y los países bálticos y más bajas en Europa Central y partes del Sur, con tasas que oscilan entre 25 y 300 muertes por cada 100.000 habitantes.
Las muertes relacionadas con el calor oscilan entre 0,6 y 47 muertes por cada 100.000 personas, con las tasas más bajas en el Reino Unido y los países escandinavos y las más altas en Croacia y las zonas más meridionales del continente.
Con un calentamiento de 3 °C, se prevé que las muertes relacionadas con la temperatura aumenten un 13,5 por ciento, lo que provocará 55.000 muertes más cada año, impulsadas por un aumento de las muertes por calor. La mayoría de las muertes se producirán entre personas mayores de 85 años.
En la actualidad, en Europa mueren ocho veces más personas por frío que por calor (relación 8,3:1), pero se prevé que esta proporción disminuya mucho a finales de siglo. Con un calentamiento global de 3°C, se calcula que se reducirá a 2,6:1 en 2100. En cambio, en un escenario basado en el objetivo del Acuerdo de París de un calentamiento de 1,5° C, la proporción se reduciría a 6,7:1.
Para 2100, se prevé que las muertes relacionadas con el frío, en un escenario de calentamiento de 3 ºC, registren disminuciones insignificantes de media en toda Europa y oscilen entre 29 y 225 muertes por cada 100.000 habitantes en todos los países europeos. Se prevén reducciones moderadas de las muertes relacionadas con el frío en Europa del Este y ligeros descensos en partes de Alemania, Francia, Italia y Portugal; sin embargo, se estima que las muertes relacionadas con el frío aumentarán en Irlanda (donde casi se duplicarán), Noruega y Suecia, países todos ellos en los que se prevé un gran aumento de ciudadanos de 85 años o más.
Se estima que las muertes relacionadas con el calor aumentarán en todas las regiones de Europa bajo un calentamiento de 3 ºC, con un fuerte aumento de las tasas de mortalidad, triplicando la tasa media en toda Europa hasta situarse entre 2 y 117 muertes por cada 100.000 habitantes en todos los países europeos. España, Italia, Grecia y algunas zonas de Francia serán los países más afectados por el calentamiento y el envejecimiento de la población.
"Constatamos que las muertes en Europa por temperaturas cálidas y frías aumentarán sustancialmente, ya que se espera que se produzcan muchas más muertes relacionadas con el calor a medida que el clima se calienta y la población envejece, mientras que las muertes por frío disminuyen sólo ligeramente en comparación. Nuestro estudio también identifica puntos críticos en los que el riesgo de muerte por altas temperaturas aumentará drásticamente en la próxima década. Existe una necesidad crítica de desarrollar políticas más específicas para proteger estas zonas y a los miembros de la sociedad más expuestos al riesgo de temperaturas extremas", ha detallado David García-León, también del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea.
Los autores reconocen algunas limitaciones. Sus resultados se basan en datos de habitantes de zonas urbanas (que suelen sufrir más estrés térmico, sobre todo calor, que los de zonas rurales), lo que significa que las estimaciones pueden ser ligeramente exageradas. Los resultados tampoco tienen en cuenta el sexo, la etnia o los efectos sobre los lactantes (otro grupo vulnerable).