HECHO A MANO / OPINIÓN

Una Reina asintomática al ‘Corinavirus’

14/08/2020 - 

Tanto hablar del Rey, tanto hablar del Rey… ¿Todavía no se han dado cuenta que el personaje de interés es la Reina Sofía? Como suele ocurrir, “Dios me cuide de las aguas mansas que de las bravas ya me cuido yo”. Buena tiene que estar Bárbara Rey pensando que sólo le sacó calderilla al Borbón comparado con lo que le ha rascado Corinna. La fina artesanía totanera ha demostrado no poder competir contra las conocidas bondades de la ingeniería alemana y que conste que me duele reconocer este hecho como paisanas que somos. Mucho más finos y precisos debieron ser los trabajos que le hizo la Larsen al Rey para agradecérselos con esa ‘morterá’ de dinero.

¿No ven? Otra vez la Reina Sofía ha conseguido desviar mi foco de atención hacia otro que no es su persona. Una escapista a la altura del gran Houdini. Es lo mismo que pasa en Facebook, te pasas la mañana viendo stories de los de siempre y donde realmente está la chicha es en los ausentes.

Cuantas casualidades rodean a la crisis sanitaria y la Real, son coetáneas y hasta el nombre de ambos bichos es prácticamente el mismo salvo por una vocal. Y qué paradójico cómo el mismo microrganismo tiene consecuencias tan diferentes entre distintos miembros de una misma familia, porque es indiscutible que mientras al emérito el Corinavirus lo ha dejado en la UCI con consecuencias irreversibles tocado de muerte, nuestra Sofi es totalmente asintomática al mismo. Está claro que la exposición al bicho es determinante y nuestro Rey se lanzó a él como quien hace balconing con unas copas de más, embriagado por la inexpugnabilidad del título.

Pero vamos a lo mundano que es lo mío que no soy Pilar Eyre para hacer crónica sobre una familia que no conozco mucho más que la de los Simpson. Al menos con estos almuerzos todos los días. No sé usted, pero yo perpleja me quedo con la actitud de la protagonista del artículo. Con la que está cayendo y a ella plin. Observando su comportamiento te das cuenta de que en materia de parejas no hay tanta diferencia entre la plebe y la realeza. Que te enfadas con tu marido, pues pones tierra de por medio, telefonazo a tu hermana y a quemar la tarjeta en El Corte Inglés. La de él claro, sino no tiene gracia. Pues igualita que usted cuando se harta del pariente. Si es que tener una hermana para estos casos no tiene precio, siempre te lleva la corriente aunque piense que estas como un cencerro.

La Reina deja patente cómo la educación es un grado: cualquiera se hubiera quemado a lo bonzo contando a los cuatro vientos las aventuras y desventuras con el pichabrava de tu marido. La reina no, por supuesto, la discreción es la máxima de la buena educación. Ahí aguanta estoicamente dándonos una clase magistral de sabiduría y dominio, controlando las situaciones que perturban su vida, fuerte y serena. Al final una Real y otra plebleya Sofía Margarita Victoria Federica de Grecia y Dinamarca y Marjorie Bouvier de Simpson y Springfield no son tan distintas, ambas madres de tres hijos y esposas de un marido con determinados comportamientos como poco cuestionables. Ambas conocedoras de sus circunstancias y su realidad, siguen suscribiendo día a día sus votos: en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en el Corinavirus, hasta que la muerte nos separe. Me quito el sombrero.

Gracias por su lectura.

Trinidad Guía Sánchez es Licenciada en Ciencias Económicas, Máster en Dirección y Administración de Empresas y Experta en Ventas.

@GuiaTrinidad Linkedin: Trinidad Guía