CARTAGENA. Hablar de un hovercraft puede sonar a muchos a chino, aunque los aerodeslizadores han tenido un gran recorrido en países como Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia o Rusia. El servicio de transporte con hovercraft operó en el Canal de la Mancha entre 1968 y 2000, capaz de transportar hasta 60 coches y 418 pasajeros. El Princess Anne y su antecesor, el Princess Margaret, cruzaron el estrecho entre Inglaterra y Francia de forma constante entre los años 60 y 90. Cientos de miles de ocasiones, transportando cifras superiores a 400 pasajeros en cada trayecto.
También se extendieron en el uso militar por su capacidad para desplazarse en todo tipo de terrenos: Corea del Sur, Reino Unido, Estados Unidos, Irán, Grecia, Noruega, Rusia Corea del Norte, Colombia e incluso España experimentaron con estos vehículos. En 1977 la Armada y la empresa murciana Chaconsa comenzaron a trabajar en el proyecto nacional de aerodeslizador de 30 Tm. En 1975, Chaconsa había creado el VCA-1, vehículo experimental para análisis de laboratorio y diseño conceptual, al que siguió en 1976 el VCA-2.
El principio en el que se basan estos vehículos es muy sencillo. Una hélice dirige el aire hacia la falda, la cual se infla a una presión alrededor de 1 kilo por centímetro cuadrado y eso hace elevarse el vehículo sobre la superficie en torno a los 30 centímetros dependiendo de la altura de la falda. Esta falda está abierta por la parte inferior, lo que provoca que el aire escape y esa es la razón por la que se eleva y no se daña al desplazarse. El flujo de aire cuando cesa (motor de sustentación parado) se apoya sobre la superficie o flota si es en el mar. Estos vehículos están dirigidos a zonas donde la geografía es muy variada como puede ser, pantanos, tierra, gavilla, hielo, nieve.
Ahora, un empresario cartagenero ha puesto un proyecto innovador, ecológico y sostenible. Su aerodeslizador es de alta gama y motorización eléctrica. En el mercado actual no existen hovercraft de estas características "y esa sería la clara diferenciación con la competencia", explica José Tarifa, plenamente imbuido en este proyecto desde hace varios años y que ahora, en su fase final pero definitiva, busca financiación para ponerlo en marcha.
Ha diseñado un vehículo cerrado de 5 plazas, 475 cm de largo y 227 de ancho que es el máximo posible para poder hacer envíos mediante contenedores marítimos a cualquier parte del mundo. Su Aerofive Hovercraft, como ha denominado el proyecto, contará con cámaras de visión nocturna, aire acondicionado y calefacción para los lugares con climatología adversa y diverso equipamiento siempre de alta calidad. Incluidos diversos sistemas de navegación de última tecnología.
Explica que el uso es variadísimo, por lo que los potenciales clientes también. "Cualquier persona, institución u organismo que necesite movilidad en zonas donde la geografía es muy variada como puede ser agua, arena, tierra, barro, hielo y sus carreteras de hielo quebradizo, nieve" podrían adquirir un vehículo de este tipo sin necesidad de adaptación alguna del vehículo ya que se desplaza suspendido sobre un cochón de aire que él mismo genera. "El Mar Menor sería un escenario perfecto para los hovercraft, ya que por las condiciones de la laguna, los graves problemas que atraviesa, un vehículo eléctrico y que no daña el fondo marino es una solución ideal para el que le gusta navegar por el Mar Menor", dice el empresario, que apostilla que su Aerofive Hovercraft podría hacer traslados "cómodos, rápidos y seguros desde una punta a otra del Mar Menor".
Destaca que otras de las aplicaciones pueden llegar para la incorporación como vehículo auxiliar en yates de lujo donde actualmente se emplean zodiac o motos náuticas. Este sistema de movilidad facilita la llegada a tierra y salir a ella. Muy útil cuando la embarcación llega a la costa donde por calado no puede aproximarse a la orilla. "Una persona que gasta varios millones de euros en un yate de lujo preferirá tener uno o dos de nuestros hovercraft a bordo en vez de las zodiac mas usuales", dice Tarifa.
A partir de este momento empieza lo serio, la búsqueda de compañeros de viaje que financien el proyecto. Una vez realizado el plan de negocios y el estudio económico, en el que ha sido guiado por el CEEIC, la cantidad necesaria para que la empresa pueda constituirse y fabricar el primer modelo plenamente funcional para comenzar la comercialización es de 300.000 euros. Tarifa ha incluido su proyecto a páginas de inversionistas y en algún caso ya ha mantenido diferentes contactos para encontrar puntos comunes y viabilidad al mismo. Uno de sus propósitos es acudir al Salón Náutico de Dubái un mercado con un alto nivel adquisitivo." Es un mercado ideal ya que cuenta con muchos kilómetros de costa y grandes extensiones de desierto, hábitat natural de este tipo de vehículos". Pero mientras llega ese momento, el empresario sigue 'buceando' con la ilusión del primerizo pero con la seguridad de que su idea es más que rentable.