MURCIA. Investigadores del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia (UMU) han concluido que son las administraciones regionales y nacionales las que pueden actuar contra la despoblación, ya que los factores que explican la menor disminución de población son los ligados a la economía general, como las mejoras de renta o la creación de empleo.
Según la investigación de la UMU, publicada en la revista Cities, las dotaciones de instalaciones que mejoran la calidad de vida, como pueden ser las zonas verdes o las instalaciones culturales, no son factores por los que las personas decidan permanecer en ciertas áreas, informaron fuentes de la institución docente en un comunicado.
Los resultados muestran que los municipios que aumentan su población tienen una mayor renta anual entre sus habitantes, 17.814 euros frente a 15.820 euros; están más cerca de la capital de la provincia, 40 kilómetros frente a 59, o tienen una estructura sectorial más volcada en los servicios, sin diferencias en las dotaciones que dan bienestar a la población, como parques e instalaciones deportivas. "La consecuencia de ello es que la capacidad de influir en el fenómeno de la España vacía corresponde a las administraciones regionales y nacionales", señalan los investigadores de la Facultad de Economía y Empresa, responsables del estudio, Fernando Merino y María Asunción Prats.
Abordaje de la investigación
El objeto de la investigación ha sido, por tanto, conocer qué tipo de medidas son las más adecuadas para contrarrestar la despoblación. En concreto, se ha planteado la relevancia de las acciones que puedan desarrollarse por instituciones locales o las que puedan tomarse a un nivel más amplio de gobierno como factores que expliquen el crecimiento o decrecimiento poblacional, en concreto en los municipios de la Comunidad Valenciana.
Partiendo de los datos del incremento de población en estas zonas, se ha analizado su relación con los factores anteriormente citados en el periodo de 2012 a 2016, a través de un análisis estadístico y econométrico. "El caso de la Comunidad Valenciana es especialmente interesante, pues coexisten zonas sometidas al fenómeno del 'vaciamiento', como el interior de las provincias de Valencia y Castellón o norte de Alicante, con zonas dinámicas de fuerte crecimiento poblacional, mayoritariamente en la costa", explican Fernando Merino y María Asunción Prats.
Asimismo, dada la distinta propensión a cambiar de domicilio de los nacidos en cada localidad y de los inmigrantes, el análisis se ha realizado de forma diferenciada. De esta forma se ha tenido en cuenta que los "nativos" de un lugar pueden ser más reacios a cambiar de lugar de residencia que los inmigrantes (no nacidos en esa localidad), por variables como los vínculos familiares o el apego al sitio.
Se trata de un estudio de relevancia dado que "ningún trabajo había analizado esta cuestión de forma general, estando la literatura más centrada en conocer el impacto de alguna medida concreta y el diseño de planes de acción específicos para comarcas o localidades concretas", destaca el experto. De hecho, el trabajo ha sido utilizado de referencia para otros estudios sobre el tema de la despoblación en países como Polonia, Chile, Eslovaquia o Rusia, entre otros.
Consecuencias de la España vacía
La densidad de población se reduce vertiginosamente en gran parte del territorio nacional. Un fenómeno que lleva produciéndose desde hace unos 60 años, tanto por motivos migratorios como de crecimiento vegetativo (la diferencia entre el número de nacidos y el número de fallecidos en un lugar).
El despoblamiento supone que, a medida que queden menos habitantes, los servicios que pueden recibir vayan siendo más escasos y costosos, en términos per cápita, y vayan empeorando sus condiciones de vida. Asimismo, las inversiones realizadas, ya sean privadas como viviendas, redes de telefonía o electricidad, o públicas, como carreteras, centros escolares o de salud, pierden valor. Otra de las consecuencias es la pérdida de parte de la cultura ligada a estos modos de vida.
Además, en palabras de los autores, "la concentración de la población engrandes ciudades tiene un coste ecológico importante, igual que el abandono en el cuidado de las zonas rurales. Ante esta situación, desde distintos ámbitos sociales se demandan medidas y políticas específicas para tratar de contrarrestar esta tendencia".