MURCIA. Las pymes constituyen la columna vertebral del tejido productivo en nuestro país. Representan el 99% de las empresas nacionales, dos tercios del PIB anual. Sin embargo, a la hora de emplear, asumen poco más del 60% de los asalariados. Esto se debe a que son pequeñas.
Según la Dirección General de Estrategia Industrial y de la Pequeña y Mediana Empresa (DGEIPYME), al cierre del pasado mes de julio, el número de empresas en España, entre pymes y grandes corporaciones (250 o más asalariados), ascendía a 2.931.814. Comparado con el mes anterior, las pymes habían disminuido un 0,53% en julio mientras que las grandes lo habían hecho un 2,72%. Entre ambos tipos, sumaban ese mes un total de 1.328.221 empresas con asalariados de donde se concluye que más de la mitad de las pymes españolas no contratan a nadie.
Otro dato relevante de la radiografía es que el 90% de las empresas que se crean en nuestro país no llega a los tres años de vida. Aún así, el número de constitución de empresas va en aumento animado, según algunos, por la Ley Crea y Crece de 2022 cuyo propósito es incentivar el alumbramiento de nuevas empresas y robustecer a las ya existentes.
También a la transformación de las pymes españolas, quiere destinar el ejecutivo de Pedro Sánchez grandes sumas de dinero. Un total de 4.500 millones de euros en subvenciones y cerca de 50.000 millones en préstamos del Plan de Recuperación es lo que prometió el Presidente en la jornada 'Transformando las pymes con el Plan de Recuperación’ celebrada el pasado mes de octubre en la sede de la Escuela de Organización Industrial en Madrid. “Nunca en la historia de España se ha puesto semejante volumen de recursos para modernizar nuestro tejido productivo”, afirmaba Pedro Sánchez, agradeciendo a la pequeña y mediana empresa su contribución al “extraordinario momento económico” que atraviesa España, la “locomotora del crecimiento de la Unión Europea”.
Pero también en este encuentro marcaba la senda por la que han de transcurrir las empresas que se sumen a la transformación: digitalización, sostenibilidad, formación e internacionalización.
La covid impulsó la adopción tecnológica y digital, principalmente en los pequeños negocios. Un estudio reciente de PayPal revela que las pymes españolas están ganando fuerza en el panorama del comercio electrónico nacional y que cada vez son más las que se atreven con el comercio transfronterizo como motor de crecimiento. Esto teniendo en cuenta que el 48% de esas pymes empezaron a vender online entre los últimos 2 y 5 años.
Otro informe, este de la Comisión Europea sobre el estado de la Década Digital 2024, sitúa a España en una posición estratégica favorable para alcanzar los objetivos marcados por la Unión Europea en este ámbito. Según este, el nivel de digitalización de las pymes nacionales está por encima de la media de la UE, con un 61% de pymes que alcanzaba un nivel de intensidad al menos básico en 2023, frente al 58% europeo.
El mismo destaca el dinamismo con el que las empresas nacionales han integrado la inteligencia artificial (IA) en sus procesos con una adopción del 9,3% en 2023, siendo del 8% en Europa.
Otro factor estratégico para construir una sociedad digital más competitiva corresponde a las competencias digitales. En este punto, nuestro país se ha marcado como meta para 2030 contar con el 85% de la población con competencias digitales mientras que la UE marca el 80%.
También los deberes de las sostenibilidad parece que los están haciendo bien nuestras empresas. El ranking lo encabezan las grandes, pero también las pequeñas se esfuerzan por enrolarse a este barco. Más del 73% de las pymes españolas habrían incorporado ya criterios y políticas de sostenibilidad en la compañía.
Conscientes de la normativa que está por llegar procedente de la Unión Europea, cada vez son más las organizaciones que hacen de la sostenibilidad el eje central de su estrategia de negocio. Marcos Pizarro, director General de la marca de bañadores Venus, es uno de ellos, obsesionado con hacer de la firma un ejemplo de empresa ecológicamente responsable dando la vuelta a todo el proceso de producción y distribución. Eco-concepción; ecología industrial y cercanía; eficiencia en los envíos de mercancía; reutlización y valorización de los residuos son los 4 pilares por los que dicen regirse convencidos de que la empresa que no se ajuste a los criterios de sostenibilidad comunitarios, sucumbirá.
Dentro de los 50.000 millones en préstamos del Plan de Recuperación referidos, se encuentra la denominada línea ICO verde dotada con 22.000 millones de euros para apoyar la transición ecológica. Con esta se financiarán proyectos que reduzcan el impacto medioambiental como transporte sostenible, eficiencia energética, energías renovables, descarbonización de la industria, gestión del agua, economía circular y adaptación al cambio climático.
Aunque pocas empresas discuten que la transformación es necesaria en un contexto global, lamentan la urgencia y la dificultad para adoptar las medidas sugeridas.
Tomando como referencia un decálogo de actuaciones publicado por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) aprovechando la configuración del nuevo Parlamento Europeo, las pymes se quejan de un "exceso normativo" y de una “sobrerregulación europea” temiendo acabar compitiendo en desigualdad de condiciones con el resto de las empresas del mundo.
Entre sus reivindicaciones está también la unificación del concepto de pyme en todo el territorio comunitario "de modo que recoja con precisión su realidad frente a la discrecionalidad de las definiciones de las distintas regulaciones"; acabar de una vez por todas con el problema de la morosidad y favorecer a flexibilidad en el marco sociolaboral.