MOLA SER PROFE / OPINIÓN

Todos a la cárcel

14/09/2020 - 

Recuerdo que de joven me gustaban mucho Les Luthiers. Ahora también, pero mi abuela decía que el Ben-Hur original era el de Charlton Heston y a mí me pasa lo mismo con este grupo de humoristas: disfruto más con los originales.

Pues bien, tienen una pieza que se llama Cartas de Color en el que el protagonista, Yogurtu Mghe, manda cartas a su tío, un africano de una aldea perdida, contándole sus aventuras en Norteamérica. Cuando, en un acto de amor hacia la música, decide cantar en un coro góspel, le indican que contar con su voz sería un desperdicio. Y aquí no queremos desperdicios, sentencia el director del coro, el Reverendo O’Hara. Además, aprende que en la iglesia del Reverendo, todos cantaban como el Reverendo.

Y este es mi punto. Ahora mismo todos tenemos que cantar de acuerdo a una misma cuestión, de lo contrario seríamos unos desperdicios. Lo que se ha denominado el pensamiento único está haciendo cada vez más mella en la sociedad e impide el debate fluido, la calidez de la conversación o, simplemente, poder aprender desde otros puntos de vista.

Porque, reconozcámoslo, cuando alguien debate con otra persona, o discute los diferentes puntos sobre los que está de acuerdo y no en lo que su interlocutor le cuenta, se produce una riqueza de pensamiento que nos eleva a lo más alto de lo que debería ser el humano: un animal que usa la razón.

Esto me llevó a participar varios años en competiciones de debate, incluso llegué a ir al Campeonato Mundial Universitario de Debate en Español. Y aprendí lo mismo. El debate está  juzgado por personas que vienen de otras universidades. Con sus sesgos, sus manías y sus preferencias, ya sean personales o institucionales. En definitiva, tenías que debatir como el Reverendo O’Hara.

No hace falta que les cuente en qué momento nos encontramos ahora: si piensas diferente a unos, eres un no se qué y viceversa. No hay diálogo, ni términos medios. Dios nos libre de los términos medios (que se lo pregunten a Santiago Segura en su twitter, que la lió por no poder decantarse por nadie políticamente con la que está cayendo).

Y ahora, si usted no lleva a los niños al colegio porque piense que, quizá, los profesores e instituciones educativas no han recibido instrucciones del Gobierno central, que se ha lavado las manos, debería usted ir a la cárcel. Porque viola el artículo 27 de nuestra Constitución, esa Carta Magna que, según brille el sol, la abrimos para la izquierda o la derecha.

Los profesores están haciendo su parte, me consta. Hay gente que se ha despedido de sus familias hasta después de navidad, porque no se atreven a volver a casa en fin de semana. Porque tienen familias de riesgo. Hay niños que van a crecer sin entender bien cuándo su maestro o maestra les sonríe. Pero llévenlos a clase, que estamos bien.

Mientras, tendremos que cantar como el Reverendo O’Hara.

Francisco Mateo es doctor en Ingeniería y doctorando en Ciencias Sociales y de la Educación. Profesor universitario y de Formación Profesional.

@molaserprofe / www.molaserprofe.com