en el interior de las cosas / OPINIÓN

Terroríficamente normales

8/10/2024 - 

El otoño está cambiando la piel del Parque Ribalta. Ha comenzado a tumbar las hojas de los árboles, cuántos juegos, paseos y conversaciones se habrán dado removiendo estas hojas del suelo…. Pancho disfruta deshaciendo los montones, chafando y escuchando el crujir de las hojas secas. Mi Pancho, que acaba de cumplir dieciséis años, caminaba perezoso en esta mañana gris. Este domingo, de nuevo, un día de verano en otoño, como si quisiera quedarse el veranillo de San Miguel. Recorrimos todo el parque, percibiendo agitadas respiraciones bajo mantas y edredones, escuchando los ronquidos de quienes duermen en los bancos del parque, roncar bajo el cielo, observando cómo sobrevivir con la casa a cuestas y sintiendo de lleno la soledad de estas personas. 

Las y los vecinos perrunos de Pancho se saludan a su manera, corretean al ritmo de sus divertidas colas en movimiento y el Ribalta los acoge con su gran abrazo verde. Parecía que iba a ser un gran día para mi perro. Y lo fue. No tanto para mí que voy cargando la incertidumbre y desazón de los días que corren entre la muerte y la vida, las guerras y los juicios sumarísimos, los juicios con razón y la sinrazón de los hechos. Mi cuerpo se mueve lentamente entre árboles y matorrales, mirando al cielo, esperando que asomara el sol para todos. Otro domingo dominguero. Otra semana para reiniciarnos y poner a punto el sistema neurológico. El pequeño ciclo de siete días siempre concluye el domingo y recomienza cada lunes, una forma de contar el tiempo que se ajusta a las rutinas sociales.

Domingo, sin embargo, era lunes en Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria, Irán, Yemen. En estos países la única rutina, desde hace meses, son el hostigamiento y los bombardeos del ejército de Israel, así como las acciones genocidas del Mossad, el servicio secreto israelí, explosionando centenares de dispositivos busca-personas y teléfonos móviles, provocando la muerte de numerosos libaneses civiles. Estos hechos han provocado más admiración internacional, frente a la destreza y talento del Mossad, que condena por los atentados. Terrible. 

Por supuesto, también llueven bombas y misiles en el cielo israelí, con escasas víctimas mortales, pero "el derecho a defenderse" que tanto destaca Netanyahu, y los países y partidos políticos que le apoyan, es cada vez más excesivo, descarado y desigual. Un ataque de Hezbolá a Israel tiene una respuesta  desproporcionada. Líbano está sangrando y llorando la muerte de miles de civiles, niñas, niños, mujeres, hombres.

Hoy se cumple el primer año del atentado y secuestro de rehenes israelíes por parte de Hamás, que se ha condenado constantemente y que hoy se da por supuesto, como ha señalado el secretario general de Naciones Unidas, António Guterresdeclarado persona non grata en Israel por no explicitarlo en unas recientes declaraciones que condenaban la muerte masiva de libaneses civiles y exigía un alto el fuego. Este hecho no tiene precedentes en la historia de la ONU. Y el mundo calla. Desde el 7 de octubre de 2023, la respuesta de Israel ha sido desmedida, sigue el genocidio en Gaza y, ahora, además, en los Territorios Ocupados de Cisjordania. En Líbano, Netanyahu está desarrollando la misma estrategia, masacrando campamentos de refugiados, hospitales, escuelas, universidades, viviendas… Y el mundo calla, y sigue proporcionando armas a Israel. El genocidio no va a detenerse.

Mi vecina Carmen también sufre desaliento. Piensa en el futuro y el mundo que van a heredar sus hijos y nietos. Vivimos con un desasosiego insoportable. Ayer nos hicimos un homenaje con una tremenda fideuá, de fideos finos, que cocinó Carmen. De entrada devoramos una sepia grande, cocida y, después, asada a la plancha, aliñada con mayonesa, una tapa típica de la Ribera Alta. Mi abuela Pepica, de Gavarda, nos hacía levitar con esta receta. El postre nos coronó con una sabrosa granada con zumo de naranja. Celestial.

Mientras brindábamos por la paz, el tema que nos ocupaba fue el saqueo de las arcas públicas del anterior rey Juan Carlos. Queremos que devuelva al Estado, o sea a la ciudadanía, las elevadas cuantías que se abonaron a Barbara Rey en sobornos, para frenar la publicación de fotografías, videos y audiciones relacionadas con sus encuentros amorosos. Y no sabemos si se han dado otros sobornos, otros pagos, a otras personas. Desde luego, una de sus compañeras recibió una buena cantidad de los beneficios de los negocios del monarca abdicado.

El foco siempre debe posarse sobre el ‘campechano’. Carmen está indignada, sobre todo porque de él casi no se habla, todo el peso de la relación de amantes ha caído sobre ella, siempre sobre las mujeres.  Leemos un artículo, en El Periódico, de la gran periodista Ana Bernal-Triviño. "Nunca explicará si usó dinero público para una corte de amantes. Mientras ella esté en la diana, él estará fuera. Mientras se hable de ella no se habla de él. La estrategia para que el más interesado consiga que no se sepa la verdad"

Es cierto que los medios de comunicación, que sabían lo qué estaba pasando con el rey, fueron presionados desde el Gobierno para silenciar estas actividades y las informaciones que circulaban por toda Madrid. Doy fe. Es repugnante que este monarca se comportara de esta manera, que se burlara de un país engañado y manipulado. Hoy nos preguntamos, una vez más, qué papel jugó el rey Juan Carlos el 23F, porque la credibilidad de su trayectoria como Jefe del Estado es escasa.

Despedimos el domingo con una excelente reflexión de Hannah Arendt, en su libro La banalidad del mal. 

"El problema con Eichmann fue precisamente que muchos fueron como él, y que la mayoría no eran ni pervertidos ni sádicos, sino que eran y siguen siendo terrible y terroríficamente normales. Desde el punto de vista de nuestras instituciones legales y de nuestras normas morales a la hora de emitir un juicio, esta normalidad es mucho más aterradora que todas las atrocidades juntas". 

Buena semana. Buena suerte.

**Y, como diría el gran Forges, no se olviden de Gaza

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