Si eres de esas personas que ha sufrido las consecuencias negativas del teletrabajo y crees que es imposible teletrabajar satisfactoriamente… Si has sentido en tu cuerpo la frustración de tener que conciliar tareas domésticas con responsabilidades de trabajo… Si has tenido que luchar para mantener la atención centrada en el trabajo o en la familia mientras mil y unas distracciones con lo que sucedía en tu casa te invadían, o las llamadas de trabajo te llegaban cuando sentías que no podías atenderlas…
He de decirte que no eres la única persona y que a muchos nos ha pasado.
Y he de darte dos noticias, una buena y una mala:
1. La mala: a todo esto no hay solución y difícilmente se puede cambiar…
2. La buena: se puede llevar mucho mejor y vivir cumpliendo con todo sin dejarnos invadir por ese malestar.
A mí también me pasaba lo mismo hasta que di con una fórmula. Un método que descubrí casualmente analizando lo que me ocurría. Y desde que lo apliqué, todo cambió.
Verás en cuanto aprendas a manejarlo… Vas a sentir un alivio inmediato. Y te vas a sorprender de los resultados.
¿Quieres que te lo cuente?
Para ello es importante fijarse en una ecuación: una fórmula de tres variables que es importante aprender a gestionar. Y, sobre todo, elegir cuáles son las dos que vamos a priorizar y la que vamos a sacrificar.
¿Te gustaría saber cuáles son?
Te voy a contar un secreto: las personas nos movemos principalmente por tres grandes motivos. Hay tres grandes motores motivacionales que mueven el mundo. Y todas tienen que ver con ganar. Si lo analizas todas nuestras acciones se caracterizan por la motivación de: ganar placer (físico, sensorial o existencial), ganar tiempo (hacerlo más rápido, llegar antes, vivir más tiempo), o ganar dinero (o todo tipo de bien material que nos permita tener más o perder menos).
A partir de aquí la ecuación es fácil: con el dinero puedes comprar tiempo y placer. Es decir, si das dinero, que sea por comprar placer o tiempo. Si no, será mal invertido. Y con los demás elementos sucede lo mismo. Siempre tendrás que renunciar a uno.
Lo insostenible es pretender tenerlo todo: si trabajas para ganar dinero y vivir los placeres de la vida, tendrás que ceder tiempo. Si disfrutas de la vida utilizando tu tiempo para dedicarlo a placeres, tendrás que gastarte dinero. Y si quieres dedicar tu tiempo a ganar dinero, es muy probable que tendrás que sacrificar muchos placeres.
Y hay cuatro tipologías de personas: las que sacrifican más el dinero, las que sacrifican más el tiempo, y las que sacrifican más al placer. Y al final están las fracasadas: las que todavía tienen que aprender cuál de ellos han de sacrificar.
¿Cuál de estas cuatro personas eres?
¿Cuál de ellas quieres ser?
¿Coincide la persona que eres con la que quieres ser?
A partir de aquí, si no hay coincidencia, tendremos que realizar cambios.
¿Sabes cuándo es que mi frustración desvaneció?
¿Quieres que te lo cuente?
En cuanto me di cuenta que aquello que yo pensaba que era un sacrificio sin más, era más bien una transacción con la que “pagaba” con una cosa la posibilidad de disfrutar de las otras dos.
De repente me sentí mejor y el malestar se disolvió.
¿A que es sensacional?
¿Qué elemento de los tres sientes que estás sacrificando más?
¿Crees ahora que es correcto así?
¿O crees que es conveniente sacrificar otro elemento para mejorar tu conciliación con el teletrabajo?
¿Te gustaría saber cómo hacerlo?
¿O tal vez prefieres mantener el sacrificio de ese elemento pero no perder tanto…?
Te voy a dar tres tips sobre cómo aplicar esta fórmula al teletrabajo para que:
1. Si decides sacrificar el Dinero, inviertas lo mejor posible.
2. Si decides sacrificar el Tiempo, lo aproveches al máximo.
3. Si decides sacrificar el Placer, puedas compensarlo de la mejor manera.
Estos contenidos forman parte del curso de Organización Personal y Gestión del Tiempo, impartido para la Universidad de Murcia. Se trata de un contenido especial a disposición de los lectores de Murcia Plaza durante un tiempo limitado a través de este enlace.
Roberto Crobu es psicólogo
