La postura adoptada por Jerome Powell en Jackson Hole fue clara: la Fed se está preparando para recortar los tipos de interés. Sin embargo, más allá de las palabras tranquilizadoras, hay una serie de señales mixtas que no podemos ignorar.
Por un lado, la promesa de recortes en las tasas de interés es música para los oídos de los inversores, y la reacción inmediata en los mercados así lo reflejó. La compra masiva de acciones por parte de los CTAs y la disminución de la volatilidad son indicadores de un mercado que se siente respaldado. Pero, como suele suceder, el diablo está en los detalles.
Los datos macroeconómicos recientes añaden matices importantes a este panorama optimista. Powell mostró confianza en que la inflación está en camino de regresar al objetivo del 2%, una señal positiva para la política monetaria. Sin embargo, también subrayó la desaceleración "inconfundible" del mercado laboral, lo cual influye de forma directa en la magnitud de los recortes de tipos de interés, especialmente si los próximos datos de empleo resultan ser más débiles de lo esperado.
Además, vimos la semana pasada que el sector manufacturero en economías clave como Estados Unidos, Francia y Alemania está mostrando signos de debilidad, a diferencia del sector servicios, que sigue en expansión y logra compensar la lectura general.
Sin embargo, esta recuperación desigual pone en aprietos al panorama de una solidez de la recuperación económica global.
En respuesta a estas señales, los mercados reaccionaron positivamente, pero con cautela. Los costos de financiamiento para las empresas han disminuido significativamente, proporcionando un alivio a corto plazo que podría impulsar las acciones, incluso mientras las revisiones de los earnings de compañías del S&P 500 continúan siendo moderadamente mixtas o negativas.
A pesar de estos vientos a favor, los riesgos no han desaparecido del todo. La presión a nivel técnico en los mercados podría relajarse a corto plazo, pero con la sombra de las elecciones estadounidenses y la incertidumbre económica global, el escenario para finales de año sigue siendo turbio. Y aunque la perspectiva de una menor tasa de interés parece ser un viento a favor, debemos recordar que la historia está llena de falsas esperanzas y recuperaciones efímeras.
En resumen y como siempre, el mercado parece estar celebrando antes de tiempo los acontecimientos. Pese al optimismo actual, siempre es bueno ser prudente y mantener una dosis de escepticismo. Los inversores harían bien en no dejarse llevar por el optimismo desmedido y recordar que, en los mercados financieros, no todo lo que brilla es oro, y sino remontémonos a principios de año y las expectativas de recorte de tasas, junto con el gran giro en la narrativa y sentimiento de mercado que hubo posteriormente.