MURCIA. Canciones para saltarse por encima es el último trabajo hasta la fecha de Sofía, un álbum de dieciséis canciones que navegan perfectamente entre hits bailables, temas hipnóticos y elementos kraut. Sofia saca unas melodías minimalistas, ruiditos con un colchón electrónico de ingrávida sensación, de armonías inquietantes y letras irónicas. Suena un beat pegajoso al inicio de Desierto Rojo que me hace bailar mecánicamente, como abstraído en una caja de resonancia. Quizás te suceda lo mismo al escucharla. Canciones para Saltarse por encima está plagado de tímbricas que te conducen al hiperespacio, que te absorben.
El disco tiene un año, y a cada escucha mejora, aunque en realidad estas dieciséis canciones eran descartes. “A mí también me ha gustado más ahora que lo he sacado”. Sofía señala la dificultad para darle el okey a una canción, saber que está lista para tener vida propia. “Sí, es un poco que no encuentro el momento de acabarlos, pero eso pasa un montón. Creo que le pasa a todo el mundo que hace música, en realidad. Sobre todo en solitario". Quizás con más miembros en el grupo las cosas se ven más claras, y también está la mano del productor que puede observar el proceso desde fuera, pero también desde dentro y puede señalar el momento exacto en que la canción está al punto.
“Sí, exacto, poder verlo con distancia, igual que lo he visto con un poco más de distancia ahora que lo he sacado. Bueno, ahora, hace un año ya, pero sí, una vez se escucha con otros oídos, aunque sea en el proceso de producirlo, ya te da esa perspectiva”. Sofía apunta que en el siguiente disco, en el que ya está trabajando, contará con un productor.
Me sorprende que canciones como Una Obsesión o Bendíceme pudieran considerarse descartes. Si estas son las canciones “malas”, ¿cómo serán las buenas? “Son descartes que he ido haciendo a lo largo de todo el tiempo que llevo produciendo desde el 2021 hasta que lo saqué. Al final lo saqué porque es que no estaba sacando nada, porque lo estaba descartando todo, básicamente. Y no sé, Pablo de Humo (sello que publica el disco) me aconsejó darle una repasada”, recuerda.
La verdad es que tener al lado a un sello como Humo Internacional que confía en tu talento y te dice que saques lo que quieras, es un lujo al alcance de pocos. “Me propuso (Pablo) ese concepto de sacarlo todo, todo lo que quisiera, en el orden que quisiera, con distintos sonidos como, no sé, un álbum de baja fidelidad, un álbum de descartes, pero que al final consiguió tener una coherencia interna bastante guay, y me gustó eso de que el sonido no fuera uniforme, sino que hubiese muchas variaciones en cuanto a eso”, señala.
Canciones para saltarse por encima tiene una extraña coherencia interna a pesar de lo variado que es y lo diferente que pueden ser las canciones de un corte al siguiente. “Yo considero que sí que es verdad que es muy variado, pero las canciones dentro de ellas mismas tienen también muchas de ellas variaciones, y me parece que dentro de sí mismas, no sé, sí que hay una continuidad, sí lo veo así, creo que el orden, a mi parecer, es bastante acertado, pero sí que es cierto que es variadísimo, es raro, no es lineal tampoco”, apunta.
Le comento a Sofía que quizás haya algún oyente despistado que vea las letras sin sentido o facilonas, pero para nada, están muy pensadas y llenas de una ironía enorme. Rascar en ellas es un proceso que te lleva a redescubrirlas desde otro marco. “Sí, la verdad que sí, lo digo siempre, que me cuesta muchísimo hacer las letras porque también, y tienes toda la razón, con que quién lo interprete ingenuamente mis letras, está equivocado. Están llenas de ironía y son como una contradicción dentro de sí mismas porque no me atrevo yo a decir las cosas de forma directa en las letras porque tampoco quiero decir nada en concreto. Y además no quiero hacerlo, porque si no es como una música cuqui y ya está, y es algo que no me apetece nada hacer”, dice.
El grupo de electrónica inglés Broadcast y el músico estadounidense, John Maus, son dos de los referentes en la música de Sofía. “La verdad es que no, no escucho mucha música, sí que tomo cosas de diferentes artistas. En el caso de Broadcast fue porque cuando lo escuché, me pareció que el uso de la voz que le daba a Trish era el que yo, o sea, concatenaciones de voces, con distintas melodías, era para mí la única forma que tenía de cantar. Y ella lo hace muchísimo”, señala.
“Y John Mouse, porque a mí como me gustan mucho las melodías, y él tiene tantos cambios y hace música de baja fidelidad, para mí fueron como referentes en cuanto a que vi que podía tener la oportunidad de hacer algo yo sola. Siempre está bien ver que alguien ha hecho algo a lo que tú te podrías acercar, pero la verdad es que no escucho tampoco mucha música para inspirarme, porque esa no es la forma de escuchar música que dé placer. Cuando empecé a hacer música, dejé de escucharla bastante, porque me contaminaba muchísimo el pensar que podía hacer una cosa u otra”
Sofia ahora crea su música en un estudio fuera de su hogar, antes lo hacía en su cuarto, algo que limitaba la separación entre la artista y la persona. Desligarse en cierta medida de una creación la hace oxigenarse y tomar otro color. “Antes lo tenía todo en mi cuarto, y la verdad que... no sé... me acabé agobiando mucho, y ahora me aíslo para hacer la música y todo lo demás, ya puedo tener una vida normal, y ya está. Intento que esté separado todo, y nada, experimentar un poquito. También me gustaría meter más samplers, y no sé, cosas así más de raperos, pero haciendo pop”, comenta.
Llevar un trabajo como éste al directo debe ser algo complejo, una extensión de la música grabada en disco. “Al final casi todo lo sampleo y luego las canciones sí que crecen porque algunas voces las dejo y luego yo añado otra voz. Van modificándose un poquito y luego añado uno o dos sintes por encima, quitando o no quitando algunos. Entonces a veces sí que se complican melódicamente o sí que tienen algo más. Lo que yo hago no se puede tocar en directo y menos por una persona. Lo que cada vez intento que haya variaciones. Cambio bastante el orden, obviamente. Y que haya interludios y todo eso entre canciones, para no aburrirme y no sentirme un ventrílocuo, que lo digo mucho”, apunta con risa.
El low-fi es un recurso pero también puede ser un marco musical en un álbum como Canciones para Saltarse por encima. El sonido más sucio, poco producido, algo maquetero, tiene un aroma que le confiere más autenticidad, pero menos calidad sonora. “En realidad empezó siendo así porque yo no sé producir”, señala. Lo que pasa es que a mí me gustaba la idea de producir algo así. Y no sé, siempre me han gustado mucho más las demos que las cosas producidas. O sea, tengo una inclinación natural hacia ese sonido, pero bueno, al final ha sido algo que me ha servido a mí, porque yo no sé hacer que las cosas suenen con calidad. Ahora ya estoy abandonándolo un poco porque me gustaría sonar un poquito mejor, la verdad. Porque al final si algo suena bien es que suena bien y me gustaría probarlo, pero sí, al final es algo hacia lo que me inclino y que a la vez me sirve”, recalca.
Otro de los aspectos esenciales en el álbum es su arte, parte fundamental de la propuesta sonora a la que nos acercamos con Sofía. La portada está creada por Patricia Fort. “Yo estoy ahora con Patri en el estudio ese, que es el suyo en realidad. Y es mi artista favorita ahora mismo. Yo creo que lo que hago al final y lo que ella hace concuerda muchísimo por alguna razón. Supongo que al gustarme ella tanto y al ser amigas, al final se manifiesta algo de ella en mí”. La pieza ya existía antes del disco, pero parece que estaba predestinada a ser su portada. “Ya estaba hecho el disco cuando le propuse usar un cuadro suyo. Y sí, la verdad es que encaja perfectamente. Su pintura lleva implícita la capacidad de encajar en muchísimas cosas. Al final si le pones un nombre aparece lo que tú le pones”
Sofía ya tiene algunas canciones terminadas para el próximo disco, un álbum que tal vez veamos a finales de año. “Me gustaría adelantar algo y debería tener una fecha, pero no la tengo. Voy a intentar ahora ponerme bastante las pilas y ojalá lo pudiera sacar en septiembre, por lo menos en digital, pero no estoy segura. Y antes de eso, pues sí, estaría bien hacer un adelanto de una canción o así, pero de momento no está nada. Tengo casi seis temas”, señala.