La actriz estrena la película Todas somos Jane, sobre un colectivo clandestino que ayudó a las mujeres en Chicago a acceder al aborto de manera segura
MURCIA. Cuando tuvo lugar esta entrevista con Sigourney Weaver (Nueva York, Estados Unidos, 1949). la conmoción de los resultados electorales locales y regionales primero, y generales, después, no habían puesto en un brete la cartera de Irene Montero. La actriz llegaba con los deberes hechos y elogiaba las políticas gubernamentales de salud sexual y reproductiva: "Me he quedado boquiabierta con la existencia de una ministra de Igualdad. Es maravilloso. Vuestra ley del aborto demuestra que incluso en un país tradicionalmente católico, su gente respeta los puntos de vista de los demás y las urgencias médicas reproductivas. Sois motivo de esperanza".
Hoy sus palabras suenan a un presente con pies de barro, donde la libertad de las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo está amenazada por la ultraderecha, que en su acceso al poder municipal y autonómico ya ha eliminado consejerías de Igualdad en Baleares, La Rioja y Extremadura, y concejalías en Valladolid, Huelva, Talavera de la Reina, Toledo, Burgos, Orihuela, Molina de Segura y Ponferrada.
La película que acaba de estrenar, Todas somos Jane, adquirió tintes de urgencia en su país tras la derogación de la protección federal al derecho a la interrupción del embarazo. "Los médicos que asisten abortos están siendo demandados en todo Estados Unidos. Es ridículo. Es terrible. El mundo entero está al revés. De ahí que nuestra historia sobre un grupo de mujeres que se atrevió a unirse para brindarse ayuda mutua sea, lamentablemente, muy oportuna", concluye la icónica protagonista de la saga Alien, Los cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984) y Armas de mujer (Mike Nichols, 1989).
Las Jane fueron un servicio clandestino en Chicago que ayudó a las mujeres a acceder al aborto de manera segura en los años sesenta y setenta. Todas sus integrantes eran conocidas por un nombre en clave. Si una mujer se encontraba en problemas por un embarazo no deseado, los amigos o conocidos al tanto de la existencia de este grupo les aconsejaba llamar a Jane.
La acción transcurre cinco años antes del fallo del litigio judicial Roe contra Wade, por el que la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó en 1973 que la Constitución protege la libertad de una mujer embarazada para abortar. Curiosamente, tres de los jueces que fallaron a favor del caso eran conservadores designados por el presidente Richard Nixon. Leerlo hizo arquear la ceja a Weaver, que apreció la politización actual de los derechos reproductivos de la mujer: "Aunque los jueces fueron conservadores, comprendieron que el derecho de una mujer a decidir por sí misma si tener un hijo era fundamental para su dignidad, su libertad y su salud. Esta película muestra que se trata solo de mujeres y, en este caso concreto, de mujeres que rescatan a otras mujeres de la desesperanza y el peligro. Habiendo vivido esa época, créanme, no queremos volver a eso", exponía la artista con motivo del estreno de la película de Phyllis Nagy en el Festival de Sundance.
- Has mencionado que estamos viviendo tiempos oscuros, pero la película rebosa positividad. ¿Cuán importante fue para ti traer esperanza?
- Nuestra directora estaba decidida a que las escenas de abortos fueran clínicas, pero compasivas. Su objetivo era mostrar la unión que se forjó entre las mujeres en aquel entonces. A pesar de las leyes, trabajaron juntas para tratarse con cuidado y dignidad.
- He leído que cada vez que terminas un comedia tratas de buscar algo serio y al revés. ¿Con qué proyecto aligeraste el rodaje de Todas somos Jane?
- Lo siguiente que hice fue una miniserie bastante oscura (la miniserie Las flores perdida de Alice Hart, cuyo estreno está previsto a finales de año en Prime), pero he de decir que gracias a la dirección de Phyllis Nagy, el elenco de Todas somos Jane no vivimos la experiencia como un drama desesperado. La película es, en gran medida, una celebración de las mujeres, de su amor mutuo, de su determinación por apoyarse mutuamente y por reírse un poco, así que hubo mucha alegría en el set.
Todas somos Jane está ambientada cinco años antes del caso Roe contra Wade y cuenta la historia ficticia de un ama de casa de Chicago a la que su segundo embarazo le provoca una afección cardíaca potencialmente mortal. La protagonista, interpretada por Elizabeth Banks, se embarca entonces en una odisea kafkiana en la que un sistema médico copado por hombres no le permite abortar, aunque su vida corra peligro.
Weaver da vida a una visionaria independiente ferozmente comprometida con la salud femenina. El personaje, inspirado en las integrantes de Las Jane, ha convertido el activismo en su vida. Para ella es importante arropar a las mujeres después de un procedimiento tan traumático, así que siempre tiene listo un zumo de naranja y un plato de espaguetis. "Esos pequeños actos fueron muy significativos para mí. Hay muchas más cosas que unen a las mujeres de las que nos separan".