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Si la canción de Shakira es un himno feminista, me bajo del mundo

22/01/2023 - 

MURCIA. No importa dónde vayas, la canción de Shakira está por todas partes. En las redes sociales, en los informativos, en tertulias políticas o de la prensa rosa. La colombiana ha convertido su ruptura en un espectáculo y todos formamos parte de él.

Que una mujer logre, con una letra rematadamente mala, una campaña de marketing que muchos llaman 'himno' dice poco o nada del conjunto de la sociedad. Pero hagamos una pausa, que me he puesto intensa.

Rescato un tuit que me hizo reflexionar: "¿No pensáis que, con la que está cayendo, deberían proliferar más bandas y música gamberra? Más de denuncia, de rabia, más anti-sistema... hasta punk incluso. Es al revés, es como si los millonarios fuesen los que más necesitan expresarse y hablarnos de ellos". Pertenece a Dani Gove, guionista y humorista gráfico.

Esta es la situación, una señora despechada que ha roto con su pareja, canaliza su rabia escribiendo letras un tanto infantiles. No hay más. El resto, se posiciona a favor o en contra y trata de defender su postura, como si en ello les fuera la vida.

Al final, la canción de Shakira es una prueba más de que la infantilización que nos llega a través de algunos medios de comunicación e Internet, permite mezclar la inflación con una infidelidad con ritmo.

Si el feminismo tiene forma de canción con rima fácil, las mujeres tenemos un problema

El feminismo y la liberación o empoderamiento –cómo detesto ese término- de la mujer, está por todas partes, se ha banalizado de tal forma lo que implica un logro de tantas féminas que asusta o da risa. Es el mercado amigo, diría aquel.

Las mujeres tenemos un himno feminista cada seis meses en forma de canción

2023 comienza igual que terminó 2022, parece que el debate o la reflexión ya no forma parte de lo cotidiano. O estás conmigo o estás contra mí. Y esto implica una canción o una ley.

Antes se decía que todos llevábamos dentro, un entrenador de la selección de fútbol. Ahora, la figura del tertuliano se ha democratizado y cada uno de nosotros puede expresar sus ideas a través de Twitter y sentar cátedra a base de insultos o argumentaciones que rozan lo esperpéntico.

Lo que me hace esbozar una media sonrisa es pensar en esas mujeres adultas que adoptan una canción, y añaden al instante que hace mucho por el feminismo. Hace menos de un año fue otra la elegida, la de Amaia y Rigoberta Baldini el himno que nos liberaba, una adaptación de un tema de los Payasos de la Tele de los años 80 con la letra adaptada. Al menos te daban ganas de bailar.

Reivindicar es una tendencia como las de Twitter que cambia de héroe cada día

Hasta hace cinco años, pegaba saltos en los pubs al ritmo de diferente música. Música que ahora ofende, molesta y daña los oídos sensibles de una sociedad que consume música, amistad y hasta ideologías a la velocidad de la luz.

Si queremos ser iguales que los hombres, no repitamos errores que algunos han cometido. Ridiculizar y atacar a ‘la otra’ es algo tan añejo que parece una copla más propia de otros tiempos. Dentro de unos meses habremos olvidado la canción y hasta a los personajes, a no ser que tenga preparado otro trabajo. Ella habrá ganado un dinero fácil, a él le dará igual y las personas que hoy se pelean, también.

El feminismo que conozco es aquel donde los himnos son los gestos cotidianos de mujeres anónimas que no culpan a los hombres de todos sus males. Es aquel que trata de ir de la mano de sus compañeros tratándolos como iguales y no como el enemigo.

Todas las mañanas, una mujer se levanta y saca adelante a su familia, acude a su trabajo, -si tiene esa suerte- y trata de hacer las cosas lo mejor que puede. No somos seres de luz, ni mejores ni peores que los hombres.

El discurso que se ofrece desde otras esferas ha calado y, por eso, no es de extrañar esa inquina que eleva a los altares una canción hueca y a convertirla en himno; un himno efímero que no sonará ni en los coches, ni el metro ni el bus de esa mujer que, como la que escribe, asiste con asombro a música reivindicativa que sólo busca tocar los resortes que van directos a las emociones más primitivas como hacen los buenos publicistas cuando crean un anuncio para la Navidad.

¿Para cuándo otro himno feminista? Dentro de unos meses surgirá, mientras tanto, muchas en nuestras casas rasgaremos una guitarra invisible por todas las mujeres que pelean a diario por su empresa, por su negocio o por cuidar de sus hijos o de sus padres.  

Soy de la generación X, pero llevo tatuada una Z en el corazón, pero no puedo creer que una mujer por escribir una canción sea tomada tan en serio como para aparecer en un informativo, equiparando su gesta a ti que hoy te has levantado a las seis de la mañana y compaginas los problemas sentimentales con pagar las facturas.

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