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La Semana Europea de la Movilidad: otro día de la marmota

23/09/2024 - 

La Semana Europea de la Movilidad (SEM) 2024, con su tema Espacio Público Compartido y el lema ¡Combina y muévete!, nos brinda una nueva oportunidad para repensar nuestras ciudades. Sin embargo, después de años de campañas similares, es hora de preguntarnos: ¿estamos realmente aprovechando esta iniciativa para generar cambios significativos y duraderos en nuestros entornos urbanos? En mi opinión, la respuesta es no.

El concepto de Espacio Público Compartido es un mantra que se repite desde hace años, pero su implementación actual es, en el mejor de los casos, superficial. Nuestras autoridades locales parecen contentarse con asegurar unas horas de gratuidad en el transporte público y organizar el tradicional paseo en bicicleta. Pero, ¿qué pasa con los otros 358 días? ¿Dónde está el compromiso real con la transformación urbana?

Creo que necesitamos un enfoque más profundo que nos permita aparcar los vehículos particulares sin necesidad de hacer malabarismos entre distintas modalidades de transporte público mientras contemplamos carteles informativos que van cambiando las horas previstas de llegada. Quizá deberíamos volver a la mítica frase del 68: Seamos realistas y pidamos lo (im)posible

Por ejemplo, mediante:

1. Reducción drástica del espacio para vehículos privados: ciudades como Oslo han demostrado que es posible eliminar casi por completo los coches del centro urbano, con resultados sorprendentemente positivos para el comercio y la calidad de vida.

2. Incremento exponencial de la inversión en transporte público: y no hablo solo de más autobuses. Necesitamos un sistema de transporte público gratuito, como el implementado en Luxemburgo, que haga que el coche privado sea simplemente innecesario para la mayoría de los desplazamientos.

3. Renaturalización de los espacios urbanos mediante corredores verdes, como está haciendo París con su plan de bosques urbanos.

4. Tolerancia cero con la invasión de espacios peatonales: los vehículos mal estacionados no son una molestia menor, son un robo de espacio público. Necesitamos sistemas de vigilancia y multas como los de Lisboa, que han logrado prácticamente erradicar este problema.

5. Prioridad real al peatón y al ciclista: no más aceras estrechas ni carriles bici pintados como una ocurrencia tardía. Demandemos supermanzanas al estilo de Barcelona en cada barrio, donde el peatón y el ciclista sean los verdaderos dueños del espacio. Y hablando de ciclistas, no podemos ignorar el elefante en la habitación: los patinetes eléctricos. Lo que una vez fueron carriles bici se han convertido en verdaderas autopistas de patinetes. Esta nueva forma de micromovilidad, que prometía descongestionar nuestras calles, ha traído consigo nuevos desafíos. Los ciclistas se encuentran compitiendo por ese espacio con usuarios de patinetes que a menudo desconocen o ignoran las normas de tráfico. Es imperativo que nuestras ciudades adapten su infraestructura y normativas para acomodar esta nueva realidad.

Soy consciente de que estas propuestas pueden parecer utópicas. Pero, ¿podemos seguir igual? ¿No es más extremo condenar a nuestr@s niñ@s a crecer en entornos urbanos hostiles y peligrosos? La Semana Europea de la Movilidad debería ser un punto de inflexión, no una mera celebración anual. Debería ser el momento en que los ciudadanos nos unimos para exigir cambios reales y permanentes; una semana de concienciación al año no es suficiente.

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