MURCIA. No cabe duda que acabar el año con la mala noticia sobre los peores resultados en la evaluación educativa (Informe PISA, 2022) implica reflexionar sobre los efectos y la validez de la propia práctica educativa. Este baño de realidad ha puesto el grito en el cielo de numerosos actores, donde unos atrevidos -"voces autorizadas"- buscan el chivo expiatorio señalando a los dispositivos electrónicos como principales culpables de este declive académico. Por otro lado, otros alarmistas van más allá, reclamando la necesidad de empezar el partido desde el principio. Es decir, recuperar el pensamiento arcaico de la memorización y la acumulación de contenidos como si el discente fuera un banco, donde este depositara el dinero, como bien señaló Freire en su momento. En tal sentido, conviene recordar que llevamos varias décadas arrastrando el bajo rendimiento académico en las materias troncales como las matemáticas y en la lectura comprensiva. Esto no supone ninguna 'sorpresa' ni se trata únicamente del fruto de esta reciente evaluación conducida por PISA.
"LA cruda realidad del informe PISA nos exige buscar respuestas coherentes, concretas, viables y evaluables"
Es una evidencia insoslayable que existen múltiples variables implicadas en dicha evaluación negativa, que hemos recibido recientemente y más aún, si profundizamos en la brecha educativa entre comunidades autónomas. No obstante, hemos de reconocer que el uso responsable de las herramientas tecnologías en las aulas es esencial para la adquisición de competencias digitales. Contar con dichos recursos para abordar contenidos curriculares es imprescindible, siempre y cuando aporte un valor añadido al proceso de enseñanza-aprendizaje. Del mismo modo considero que tomar medidas drásticas como privar al alumnado de las nuevas tecnologías por sí solas no le capacitará para realizar una lectura comprensiva idónea. Teniendo en cuenta que el placer de leer está estrechamente vinculado a la motivación intrínseca, ya que esta genera hábitos y los propios hábitos fomentan la actitud proactiva que conduce a su vez a los resultados deseados por la comunidad educativa. Así de simple. Por otro lado, es sobradamente conocido que la ausencia de recursos, unido al apego a determinados métodos de enseñanza-aprendizaje, limita la capacidad de crecimiento de los profesionales de la educación, tomando en consideración que emplear a su vez algunas metodologías con denominaciones en inglés - flipped clasroom; Visual thinking, Design Thinking; Scrum; etc.- para hacer más 'interesante' la estrategia seleccionada no garantiza que se interiorice el mensaje.
Tal vez haya llegado el momento de 'reconstruir' nuestra propia educación, teniendo en cuenta que España no es Finlandia ni Singapur, ya que no se trata ni del mismo contexto ni la misma muestra. Ahora bien, si pretendemos aspirar a una educación de calidad y equidad, debemos comprender que se trata de una tarea que no está exenta de dificultades y que puede presentar durante el proceso aciertos y errores, avances y retrocesos. Sin embargo, la cruda realidad del informe PISA nos exige buscar respuestas coherentes, concretas, viables y evaluables, para mejorar el rendimiento académico del alumnado en las distintas materias objeto de evaluación. Dicho desafío no puede perder de vista la intencionalidad de la educación, que, además de perseguir la adquisición del conocimiento y el desarrollo de las habilidades, debería velar por el afecto, los límites, la autonomía y la toma de decisiones de los discentes para alcanzar el desarrollo integral del alumnado.
Para concluir, me daría por satisfecho si estas breves líneas sirvieran también para espolear una reflexión crítica sobre las consecuencias del empeño, tanto de la derecha como de la izquierda en sus reformas educativas (LOECE, 1980; LODE, 1985; LOGSE, 1990; LOPEG, 1995; LOCE, 2002; LOE, 2006; LOMCE, 2013; LOMLOE, 2020; y continuará…), cuyos principales propósitos han sido y siguen siendo emplear la educación como instrumento para transmitir sus propias preferencias morales y éticas a la ciudadanía. Y quizás sería el momento de aprovechar este 'susto' del informe PISA para superar la confrontación ideológica y política -como Corea del Norte y Corea del Sur, lo que se hace hoy se deshace mañana- en materia de educación, retomando el pacto de estado en dicha materia, teniendo en cuenta que uno de los desafíos más acuciante actualmente, sin duda, es revertir esta compleja situación que no sólo merece un gran interés académico, sino que se trata de una urgencia moral, política y social.
Mohamed Chamseddine Habib Allah
Profesor de la Universidad de Murcia, miembro del grupo de investigación educación en valores y miembros de la asociación de expertos y evaluadores de la Unión Europea (Evalue)
El mal resultado de España en PISA marca 2023 en materia educativa