MURCIA. Arneses, gafas de sol, medias rotas y un montón de letras irreverentes y descacharrantes que no dejan títere con cabeza. Contra todo pronóstico -el suyo, el primero-, Putilatex ha arrastrado a su séquito de fans a lo largo de dos décadas. No han caído por el camino, a pesar de que sus fundadores -Gema Peñarrubia (Puti) y Francisco Javier Núñez (Látex)- viven en ciudades distintas prácticamente desde el principio de su andadura como grupo musical. Ambos nacieron en Albacete, pero Gema trasladó su residencia a Valencia para estudiar arquitectura. A lo largo de una década, fundó varios grupos (Redentoras Humilladas, Permafrost y Las Rodilleras), convirtiéndose en una de las piezas clave de la escena underground de la ciudad.
Posteriormente se mudó a Londres, donde fundó la banda Retrofuture y tocó durante un tiempo el bajo en otras como Suicide Generation, Moscow Nights, y Desperate Fun. Lo último son Las Morreadoras. "Hace dos años me junté con las mejores mujeres el planeta, con las que ahora tengo que pelearme para no robarnos las fechas de conciertos con Putilatex", nos explica Gema en esta entrevista.
Actuarán el 8 de abril en la Sala Garaje Beat Club de Murcia.
"La parte más creativa en nuestro grupo siempre es la Puti, siempre está en distintos proyectos -comenta por su parte Frank Látex-. Yo con Putilatex me basto, no podría hacer el imbécil con nadie más. Por otra parte, Roberto Seol (el tercero en discordia, nuevo fichaje) tiene otro grupo que se llama Queer Cum con el que le da rienda suelta a la electrónica más chunga". Roberto es el responsable del nuevo sonido del grupo, mucho más electrónico y que prescinde por primera vez de la guitarra, cuyas primeras canciones han quedado recogidas en el EP Pasan Droga (Rebel Sound, 2022).
Aunque Putilatex siempre se ha asociado a la etiqueta electro punk -corriente que a principios del siglo XXI vivió un importante revival-, lo cierto es que las inclinaciones musicales del grupo ha pasado por distintas fases a lo largo de los años, aproximándose por momentos a otros géneros como el techno pop, la música industrial y el metal, sobre todo a partir de la incorporación de Javi Fernández (anteriormente batería en Chucho) y de Luis Gil (junto a Javier, integrantes del grupo de Black metal The Heretic). La primera demo de Putilatex, Ortopedia E.P., apareció en 2004 e incluía Mira una moderna, una ácida crítica a las afectadas poses del hipster de principios de siglo que se había convertido de forma completamente inesperada y repentina en un himno generacional cuando, un año antes, la habían presentado en directo como carta de presentación del festival musical del mismo nombre que Gema y Frank organizaban en aquellos años en Albacete. Esa fue la chispa de una hoguera que está muy lejos de extinguirse.
La gira Veinte años de mierda coincide además con la noticia de que el sello valenciano Flexidiscos reeditará en los próximos dos o tres meses el primer LP de Putilatex, Domund (Kill Your Records, 2008), que nunca se llegó a comercializar en vinilo. Le seguirá, también en Flexidiscos, el mini LP Pasan droga, que en estos momentos solo puede encontrarse en CD. La discografía de la banda se completa con Los que sobran (Molusco Producciones, 2011).
- ¿Cuál ha sido vuestro método de trabajo para seguir componiendo canciones y tocando, a pesar de la distancia?
- Látex (Frank Látex): Bueno, esto es fácil. Cada uno tenemos un papel en el grupo y no los mezclamos. Cuando ponemos en común lo que hemos hecho por nuestra cuenta saltan chispas. Esa es la esencia Putilatex, una amalgama de cosas que no sabemos cómo, pero funcionan. Si Putilatex fuera una democracia, no funcionaría. Aquí cada uno pone lo suyo, y no nos metemos en el resto. Lo que hago yo, lo completa Puti, y lo que hace Puti, pues yo no podría hacerlo, porque las bragas doradas no me quedan muy bien (risas incómodas). Lo bueno que tenemos es que quizá no somos un producto manoseado y producido, de ahí que la distancia nos venga tan bien.
- Puti (Gema Puti): Estoy totalmente de acuerdo, aunque… ¿funciona la democracia en algún sitio? No tengo muy claro si esto es una anarquía; lo que sé es que este caos entre nosotros parece que sigue funcionando y ahora que estamos en países diferentes, mejor todavía.
-Más allá de la cuestión estrictamente técnica-logística, ¿qué creéis que os ha hecho conservar las ganas de seguir entrando de vez en cuando en el papel de Puti y Látex?
- L: No tengo nada mejor que hacer en mi vida, vivo en Albacete. Si no fuera por el grupo, habría adoptado un niño o algo peor, ¿te imaginas? Estar en Putilátex me permite salir y conocer gente. Es una manera súper divertida de hacer turismo cuando te acercas a los cuarenta años. Por la mañana vas a la catedral y por la noche cantas cosas sobre drogas, Dios y violencia.
-P: Hicimos un tour que llamamos Lo hacemos por dinero cuando tocábamos en antros de mala muerte y okupas. Está claro que no lo hacemos por la música, ni por conocer más gente, o ligar. Por supuesto que tampoco tenemos una reputación que mantener. Sin embargo, es divertido salir un poco de nuestra aburrida vida profesional y ponernos los arneses los fines de semana. Desde luego, que a mí me sirve de excusa para poder ver a mis amigos y familia, y comprarme infinitos pares de medias.
-Muchas cosas han cambiado en estos veinte años. Una de ellas tiene que ver con la cultura y la estética queer, que ahora es mucho más mainstream. Ya desde el principio de vuestra trayectoria, Putilátex compartía cartel con artistas travestis, a pesar de ser un grupo con un público heterogéneo, no exclusivamente LGTBIQ+. ¿Pensáis que de algún modo, incluso de forma inconsciente, estabais contribuyendo a una normalización que ahora por fin ya se da en el mundo de la música?
- L: En parte sí, porque presentábamos en esencia algo 'queer' pero con toda la normalidad del mundo. Aunque el único del grupo que pertenecía al movimiento LGTBIQ+ era yo, éramos un todo. No había diferenciación entre quién representaba a esa parte y quién no (no como cuando en los grupos de los noventa el negro era el que cantaba el rap). Aquí todos formábamos parte de lo mismo y lo que ofrecíamos era bastante pro para la época (aunque esté totalmente en contra de la palabra pro).
-P: Puede que sí que al menos desde que trajimos a La Prohibida a la CSOA L’Horta de Valencia en el año 2004 aproximadamente.
- Otra de las cosas que han cambiado bastante es el lenguaje y la corrección política. Para un grupo como vosotros, que se ha definido desde el principio por componer las letras extremadamente irónicas y salidas de madre, ¿este asunto os ha preocupado de algún modo a la hora de actuar en directo o componer durante los últimos años?
-L: Tenemos bastante claros nuestros puntos de vista y opiniones sobre todo. Yo adoro la religión tanto como la odio, siempre digo que soy practicante no creyente, critico mucho la hipocresía cristiana, a la par que adoro toda esa cultura. Hablamos abiertamente sobre temas de los que no se suele hablar y claro, siempre es controvertido hablar de drogas o del odio al prójimo.
De todos modos, sí hay una parte de Putilátex que ha evolucionado y que no nos resulta cómoda de nuestro pasado. Me refiero a cómo vemos ahora, con la perspectiva del tiempo, nuestro tema Travesti cubano. Somos un grupo que abiertamente apoya la causa trans, nos consideramos aliados y a lo largo de estos años se ha evolucionado muchísimo en cuanto a derechos y sobre cómo debemos tratar estos temas. Decidimos dejar de tocar esa canción en directo hace años porque no nos resultaba cómodo hablar de un tema tan serio con ese regusto a mofa. Han pasado cerca de 25 años desde que la escribimos, y hoy por hoy no nos sentimos orgullosos del enfoque que le dimos. Entendemos que se escribió en otra época y hemos evolucionado con la sociedad. Hay que saber cuándo toca rectificar. Aparte de eso… Fuck TERF!
-P: A parte de lo que comenta Látex, allá por el 2011 también nos dimos cuenta de que algo estaba cambiando. Era un momento crítico políticamente, con todo lo relacionado con el 15M. Parecía casi imposible despegar el pico, la censura estaba llegando a puntos ridículos. No sé si recuerdo mal, pero César Strawberry de los Def Con Dos casi acaba en el trullo por decir lo que pensaba. Siempre hemos tocado temas peliagudos en nuestras canciones, y mucha gente no nos entiende ni nos entenderá jamás, pero quizás seguimos aquí precisamente por seguir hablando sin pelos en la lengua y con nuestro característico descaro. Nos cortamos un poco con algunos temas como Una soga en cada cuello; pero a día de hoy todo lo que decimos lo consideramos digno de ser cantado en cualquier plaza (aunque no delante de mi madre).
-La canción Mira una moderna está considerada un himno generacional. Cuando la compusisteis, ¿se os pasó por la cabeza que pudiese llegar a ser tan conocida? ¿Cómo recordáis el momento en que pasasteis de ser un grupo underground a un grupo underground, pero de culto y bastante conocido, con acceso a cachés ya más importantes, etc?
- L: En realidad la canción la hicimos para promocionar un festival que organizábamos por aquel entonces (MUM, Mira una Moderna Festival). No había intenciones de hacer ningún himno y menos aún de ser un grupo. Fue a partir de entonces cuando empezamos a definir nuestro propio estilo, más macarra y desvergonzado que los grupos que había por aquel entonces La publicación de Ortopedia E.P. fue el momento decisivo que nos metió de cabeza en este charco de barro que se llama Putilatex, porque ahí hay canciones que nos definen más como grupo.
-P: De hecho, ya estábamos cansados de Mira una moderna desde el principio. Nuestro primer concierto consistió en tocar un tema en el festival Gente Joven de Barcelona. Nos negamos a cantarla, y fuimos con Pornoclash. Creo que desde entonces no nos quieren en ningún festival.
-¿Cómo describiríais al público de Putilátex? ¿Ha evolucionado a lo largo del tiempo? ¿Se sigue sumando gente joven?
-L: Nuestro público se podría dividir en dos: los que vienen a escuchar Mira una Moderna y los que vienen a escuchar el resto de canciones. Me parece bien la gente que tiene un bonito recuerdo del petardeo de hace veinte años y vienen a recordar, pero luego está esa otra gente, llena de odio y mierda, que siente tanto rencor social como nosotros. Si además pillan nuestras ironías, ¡qué más podemos pedir!
Recuerdo que en nuestro último concierto en Alicante dije por el micrófono (era de día y podía ver a todo el público) que últimamente cuando veo a gente tan mayor en nuestros conciertos no sabía si eran antiguos seguidores o Abogados Cristianos que estaban allí para demandarnos. Aún así, sí que hay cierto relevo generacional en nuestro público. Es como cuando nosotros descubrimos a los grupos petardos de los ochenta. Creíamos que estábamos descubriendo Roma, fíjate.
-P: Creo que la evolución musical de Putilátex ha sido positiva. Durante nuestro trayecto, ha habido algún momento de involución con unos cuantos esperpentos, pero aun así, a mí personalmente esas canciones también me hacen gracia. Nuestro público siempre ha sido de lo más variopinto. Desde pachangóticos y metaleros a público LGTBIQ+, poperos, pijos, drogadictos, raveros… No entiendo muy bien cómo encajamos en todos esos sitios a la vez, pero lo hemos hecho.
-¿Cuáles son, en vuestra opinión, los diez versos más logrados de la trayectoria de Putilátex?
- L: ¿Tenemos trayectoria?
-P: Probablemente las que no son nuestras, como: “Drogas duras, un problema para los jóvenes”, que es de Blas y las Astrales.
-¿Cuál es la anécdota más loca y (confesable) que os ha pasado a lo largo de estos años?
- L: Pues gracias a Putilatex conocí a mi marido hace 16 años y ya llevamos 14 casados. Y además ahora ha entrado a formar parte del grupo. ¡Bendito MySpace! Aparte de eso, todo lo que pasa con Putilatex es muy loco. Se ha convertido en algo habitual que la gente te diga barbaridades o terminar con nosequién en nosedónde. Formar parte de Putilatex es lo más divertido que le puede pasar a alguien, creedme.
-P: La verdad es que la mayoría de las anécdotas, y hay muchas, son inconfesables.