CARTAGENA. Antiguamente, cuando fallecía el propietario de un edificio o de alguno de sus familiares era habitual en Cartagena cerrar una de las hojas de la puerta del portal en señal de duelo. Estas y otras costumbres se recogen en un libro publicado estas Navidades por Juan Ignacio Ferrández, bajo el título Cartagena puerta a puerta, en el que el cronista oficial de la ciudad reúne nada menos que 300 entradas singulares de edificios del siglo XIX y XX, casi todas del casco antiguo, además de comentar las características e historia de las más destacadas.
Ferrández no sólo ha documentado las puertas, sino también las fachadas en casos como el del Arsenal o la Casa del Niño, en los que la portada adquiere un mayor protagonismo. Además ha recopilado imágenes de tiradores y llamadores que son verdaderas joyas de orfebrería, como un homenaje a los artesanos que trabajaron para embellecer este paso al espacio doméstico . También se incluyen las llamadas segundas puertas, que son todo un descubrimiento para el lector al no estar a la vista desde la calle, y otras accesorias como son las de cochera.
Cartagena puerta a puerta ha visto la luz gracias a una campaña de mecenazgo, que ha contado con la participación de medio millar de particulares y cerca de medio centenar de empresas. Además, el libro -cuyos beneficios íntegros se destinarán a la Asociación Pablo Ugarte y la Fundación Marraja- se puede adquirir en El Corte Inglés, en las librerías Alcaraz y Centro, y en la Cofradía Marraja.
Un apartado casi a parte merece la puerta que ilustra la portada del libro y que es obra del fotógrafo cartagenero Juan Manuel Díaz Burgos. Se trata de la puerta de la Casa Cervantes de la Calle Mayor, actual sede del Banco Sabadell, que ha permanecido abierta durante décadas (ya que, entre otras razones, se accede por ella a los cajeros de la entidad). Esta es la razón por la que la mayoría de los cartageneros nunca la han podido ver con todos sus detalles ornamentales, de una gran riqueza, que se salvaron milagrosamente de ser expoliados durante la Guerra Civil para ser fundidos. Como anécdota, cabe destacar que fue todo un acontecimiento el día que se acordó cerrar esta espectacular puerta para que Díaz Burgos tomara la fotografía, para lo cual se tomaron todas las precauciones con el fin de que no sufriera ningún daño después de tantos años en desuso.
Como ejemplo de las sorpresas que el cartagenero puede encontrarse en este libro está una entrada en un edificio de la Calle del Carmen (número 76) del arquitecto Tomás Rico, con una bonita entrada que conserva los mármoles originales de los plafones inferiores y una rejería artística. Pero la gran sorpresa es su espectacular segunda puerta de madera tallada y cristal, coronada por un copete en el que figuran las iniciales J y M, en alusión a su dueño, el empresario Joaquín Martínez Vera. También de gran interés es la entrada de una casa de la calle Cuatro Santos (número 38), construida por Víctor Beltrí, que también cuenta con una segunda puerta con las iniciales de su propietario, José Nieto.
Uno de los atractivos del nuevo libro de Ferrández es, precisamente, descubrir estas segundas puertas casi desconocida, exceptos para los vecinos . "En muchos casos las que daban a la calle eran más sencillas, mientras que la que estaba dentro -también llamada 'del medio' y con el tiempo 'de en medio'- tenían mucha ornamentación y se han preservado mejor al estar más protegidas", explica el autor, cuyos libros dedicados a los comercios antiguos de Cartagena y a la hostelería que ha dejado huella en la ciudad han obtenido una gran aceptación. Como ocurriera también con ellos, esta nueva publicación servirá para que muchos busquen su propia casa, en la que vivieron durante su infancia o donde iban a visitar a sus parientes.