CARTAGENA. Hace tres años se embarcó en un proyecto deslumbrante que finalizó con un espectacular coche eléctrico descapotable. El resultado le dio más impulso para seguir creando, a pesar de que aquel coche no fue homologado y ahora está guardado en el garaje de su casa. "Lo saco de vez en cuando y le doy una vuelta por las calles de mi barrio para que no se me oxide", dice Carlos Rodríguez, conocido por sus amigos como Charly.
Es profesor de educación física en el IES Las Salinas de La Manga. Esa es su ocupación y su devoción, pero la comparte con su otra pasión: diseñar vehículos eléctricos. Tras aquel automóvil "un pisapapeles gigante", dice con sentido del humor, Charly decidió embarcarse en otro proyecto: una lancha eléctrica. Pero aquel amago de proyecto quedó en una mera ilusión. "Mi mujer me dijo que no hay sitio en casa para meterla, así que me tuve que decantar por otro más pequeño y manejable".
Un conocido le animó a diseñar un patinete eléctrico y ahí que se embarcó. Estaba buscando la motivación y la encontró en este pequeño aparato para transporte unipersonal. "El dueño de una tienda de patinetes de Madrid se puso en contacto conmigo hace un par de años, (en la época en la que yo tenía muchas entrevistas por mi anterior proyecto, el diseño y fabricación de un roadster 100% eléctrico). Me pidió que le diseñara un patinete que fuera diferente a cualquier otro patinete del mercado para hacer única a su tienda y que fuera una especie de buque insignia de su negocio. Aunque no sabía nada sobre patinetes ya no pude evitar empezar a darle vueltas al diseño de aquello tan novedoso para mí. Cuando tuve clara mi idea le llamé pero, debía estar pasando una mala racha porque me dijo que ya no le interesaba. Ni se lo enseñé" señala Charly.
Seguridad, estabilidad y volumen, estos tres principios los puso en práctica en este patinete eléctrico al que ha denominado 'Bigiboard', un vehículo que se asemeja en parte en su diseño a una vespa. "Siempre me ha parecido atractivo el sistema de dirección de los patinetes de cuatro ruedas, he intentado que el bigiboard lo simulara realizando los cambios de dirección gracias al cambio de peso de un pie a otro, es decir el manillar solo vale para agarrarse, no para cambiar de dirección".
En el aspecto estético, ha cuidado que los acabados fueran similares a los de los coches o los barcos de lujo, con la pintura lacada como en las carrocerías de los vehículos, el cuero de vacuno encerado cosido a mano, la madera maciza barnizada y la utilización de acero inoxidable y cromados en varias partes del patín. De ahí que su precio sea tan sorprendente como su diseño: 7.000 euros. "Está dirigido a un público muy concreto y para lugares como una urbanización, por ejemplo, no para circular con él por una calle del centro de la ciudad", se justifica el inventor, que es muy consciente de que no le va a ser tarea fácil convencer a la clientela. En próximas fechas visitará a otros clientes en Madrid, porque su 'bigiboard' puede ser útil como carrito de golf.
Por ello ha puesto en marcha una campaña de crowdfunding en Kickstarter, porque el reto que se ha puesto esta mente inquieta es la de fabricar 90 patinetes en su primer año, una inversión de 700.000 euros y 210 patinetes al cumplir el segundo año. "Te puedo asegurar que no me haría rico si los vendiera todos", dice. "El margen de beneficio es estrecho. Además, antes de empezar a fabricar tengo que desembolsar más de 120.000 euros en material, nave, trabajadores, etc...".
Su campaña de publicidad se ha puesto en marcha y ha recurrido a algunos amigos y conocidos para difundir su invento. Esta misma semana visitó a Gonzalo Verdú, jugador de Primera División, que milita en el Elche para que probara su 'Bigiboard' y lo comparta en redes sociales. Verdú fue alumno de Charly en el instituto Las Salinas, de ahí la amistad que los une a día de hoy. "Es una pasada", decía Gonzalo a Murcia Plaza, quien añadía que espera que su exprofesor tenga éxito en esta nueva andadura "porque se lo curra mucho", añadía.
Carlos no se considera un empresario, pero reconoce que la vida "está llena de errores y hay que tirar para delante. Lo normal es que las cosas no salgan bien, pero no puedes dejar de intentarlo", explica con el optimismo que le caracteriza.