CARTAGENA. "Nos levantamos temprano y nos dirigimos al Centro de Coordinación. Allí, cada día, nos dan indicaciones de hacia dónde dirigirnos y qué medios se necesitan para las tareas que se nos asigna", relata Domingo García, empleado del complejo industrial de Repsol en Cartagena, mientras cuenta su experiencia en la respuesta a la emergencia causada por la Dana en la Comunidad Valenciana.
Repsol ha desplegado una amplia variedad de recursos y personal especializado en las zonas afectadas, trabajando codo a codo con los servicios de emergencia locales.
Desde la semana pasada, la compañía ha movilizado equipos y maquinaria desde sus complejos industriales de Cartagena, Tarragona y Puertollano para apoyar las labores de limpieza y reconstrucción. En total, 39 personas y una extensa lista de materiales -camiones grúa, retroexcavadoras, bombas, grupos electrógenos y torres de iluminación- se han trasladado desde Cartagena, la planta más cercana a las áreas afectadas, con el objetivo de contribuir a la recuperación tras las devastadoras lluvias.
El equipo de Repsol no solo aporta maquinaria, sino también la experiencia de sus profesionales en emergencias. "Estos medios permiten que los trabajos sean muy eficaces. Por ejemplo, en Alfafar, con 18 contenedores y un par de camiones hemos conseguido dejar muchas calles despejadas", explica García. Cada jornada comienza temprano, con una reunión en el Centro de Coordinación de Emergencias, donde los responsables indican las zonas prioritarias y las necesidades específicas de cada intervención.
El trabajo no es sencillo, pero la gratitud de los vecinos hace que cada esfuerzo valga la pena. "El otro día unos vecinos donde estábamos trabajando hicieron paella y nos invitaron a comer. Se te cae el alma, porque no tienen nada y se esfuerzan para darte lo poco que tienen, y en este caso era un plato de arroz", cuenta García. Estos gestos de solidaridad y agradecimiento han sido una constante en los días que llevan colaborando en la limpieza y desescombro.
En localidades como Algemesí, el personal de Repsol ha logrado extraer en un solo día más de 500 toneladas de escombro con la ayuda de retroexcavadoras y camiones. En otras localidades, como Paiporta y Masanasa, se encargan del desagüe de garajes y calles, utilizando grandes palas, bombas de succión y cubas. "Es gratificante ver cómo estaba una calle tras la Dana y cómo, con la colaboración de todos, conseguimos dejarla limpia", señala el trabajador de Repsol.
Además de los trabajos de limpieza, Repsol ha puesto a disposición de los cuerpos de seguridad y emergencias combustible gratuito en sus estaciones de servicio, incluyendo a Tragsa, la empresa pública encargada de la reparación de infraestructuras. Hasta el momento, se han distribuido más de 80.000 litros de combustible sin costo alguno. También se han entregado alimentos, bebidas y materiales de aseo a quienes trabajan en las labores de ayuda, asegurando que los equipos dispongan de los recursos necesarios para seguir operando.
La empresa ha adaptado sus estaciones de servicio cercanas a las zonas afectadas para reforzar el suministro de productos básicos, como bombonas de butano, ante la dificultad para realizar entregas a domicilio. En colaboración con los ayuntamientos, Repsol ha coordinado la entrega de bombonas en puntos habilitados para cocinas comunitarias, buscando garantizar el acceso a suministros esenciales para las familias en situación de vulnerabilidad.
"Uno de los días estábamos achicando agua en el sótano de una vivienda y la dueña se puso a hacer café y nos fue entregando a cada uno un vaso como gesto de agradecimiento", recuerda García. Cada momento de estos es un recordatorio de por qué están allí. Para él y sus compañeros, el esfuerzo no es solo una obligación laboral, sino una misión de ayuda a quienes han perdido tanto en tan poco tiempo.
Los equipos de Repsol seguirán en las zonas afectadas el tiempo que sea necesario, mientras el proceso de recuperación avanza. Con el trabajo coordinado de profesionales, vecinos y otros voluntarios, el regreso a la normalidad comienza a vislumbrarse, aunque aún queda mucho por hacer.
