MURCIA. El primer anidamiento completo de tortuga boba registrado en la Región de Murcia este año tuvo lugar en la madrugada de este martes, cuando una hembra puso 101 huevos en la playa de El Pedruchillo, en La Manga del Mar Menor. Se trata, además, del sexto anidamiento registrado a nivel nacional, y se produce apenas un mes después del primer intento de la temporada en la Región, que tuvo lugar entre Cabo de Palos y el inicio de La Manga.
El aviso del anidamiento lo dio un agente medioambiental, que se encontraba fuera de servicio, quien informó al Centro de Coordinación Forestal de la presencia de la tortuga boba. El personal de la Consejería activó el protocolo establecido para estos casos y se trasladó de inmediato al lugar, donde finalmente la hembra depositó 101 huevos. Una vez concluida la puesta, el nido fue trasladado a la playa del kilómetro 15, donde permanecerá bajo control de los responsables del programa Territorio Tortuga. Diez de los huevos fueron trasladados al Centro de Recuperación de la Fauna Protegida de El Valle para realizar una incubación controlada.
La eclosión del nido, que ya ha sido balizado y cercado por el personal de la Consejería, podría tener lugar entre 60 y 62 días, dependiendo de la temperatura, que ya se está controlando con la instalación de un termómetro. En las labores de control y vigilancia han participado agentes de la Policía Local de San Javier.
Esta anidación confirma a la Región de Murcia como Territorio Tortuga, cuando no ha pasado una semana desde que se liberaran en Isla Plana 20 ejemplares de los 51 nacidos en 2023, año que se hallaron nueve rastros de tortuga boba intentando desovar en playas de La Manga (término municipal de Cartagena); Calblanque y Águilas; y dos nidos (Isla Plana y Calblanque) de los cuáles solo prosperó el de Isla Plana. La aparición de este nuevo nido confirma la zona de La Manga del Mar Menor como una de las ‘favoritas’ de las tortugas para desovar en la Región.
Desde 2019, se han registrado 125 nacimientos de tortugas bobas en la Región, de las que 118 se han devuelto a su medio, todas con chips identificadores, y la última veintena con emisores de geolocalización GPS para estudiar sus hábitos migratorios.