La precariedad parece haberse instalado entre los equipos docentes de las universidades españolas. Los profesores denuncian que la figura del asociado se está utilizando para obtener “mano de obra barata” ya que imparten dos tercios de las asignaturas que daría un profesor titular, pero cobran cinco veces menos.
Los profesores asociados, en principio, deberían ser profesionales de reconocido prestigio, con trabajo en la empresa privada, que acercaran a las aulas universitarias su experiencia laboral. Sin embargo, hay un buen número de ellos que pagan su propia seguridad social y no tienen más ingreso que el de sus clases. Lo hacen con el objetivo de abonar una futura carrera docente.
La nueva Ley de Universidades, en sus primeros compases, no está siendo un instrumento útil para combatir esta situación. En la Comunitat Valenciana, los profesores aspiran a la firma de un convenio colectivo, bloqueado durante una década, que ahora sí, está listo para ser sancionado. Pero en periodo electoral todo se pone en duda.
Analizamos la situación con el profesor y sociólogo César Rendueles; la profesora en la Facultad de Farmacia de la Universitat de València, Lara Mañes; el secretario del Comité de empresa de la Universitat Jaume I de Castellón, Joan Feliu; y la secretaria de Ciencia y universidades de UGT en la Comunitat Valenciana, Susana Díaz.
