MURCIA. Los payasos como Pepa Astillero, alma de la Fundación Pupaclown, no están confinados como el resto de la población; ellos están “confitados”. Porque despertar una sonrisa sigue siendo lo primero, a pesar de que por dentro les invada “una sensación de tristeza e impotencia”. Así se siente esta entrañable actriz cómica desde que el 13 de marzo los payasos de la asociación Pupaclown se vieron obligados a abandonar su trabajo en el hospital Virgen de la Arrixaca. “Casi me puse a llorar”, cuenta Pepa, quien está deseando que las medidas de seguridad les permitan regresar al centro hospitalario para apoyar psicológicamente a los pacientes más jóvenes. “Si hace falta me ducho con lejía para volver al hospital”, exagera la payasa.
“Nosotros nos sentimos parte del personal sanitario, queríamos estar ahí y no tenemos miedo, pero hay que cumplir las directrices, esperar y mirar hacia el futuro”, dice Pepa Astillero, quien cuenta que “en nuestro caso, como payasos de hospital estamos en modo pause, porque no creemos que podamos hacer nuestro trabajo de forma online. Es necesario sentir el contacto humano y que exista una comunicación de alma a alma”.
Con la esperanza y “unas ganas inmensas” de que en junio los payasos de Pupaclown reanuden su actividad en el hospital con todas las medidas de seguridad necesarias -aunque todavía no hay nada hablado-, Pepa Astillero asegura que durante este periodo de confinamiento (perdón, de confitamiento) “estamos teniendo tiempo de crear muchas cosas, que es lo que hacemos los artistas”; aunque también indica que aún no saben cuándo ni cómo podrán volver a actuar ante el público.
Respecto a esta otra faceta de Pupaclown, como compañía teatral -que recibió el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud en 2017-, Pepa Astillero adelanta que “nosotros nos estamos preparando para volver en otoño, con propuestas renovadas, pero no sabemos si nos aforarán los espacios ni qué normas se establecerán”.
Lo que tiene claro esta payasa es que “nosotros queremos volver para arrimar el hombro y ayudar a quitar el miedo a los niños, apoyarlos para que normalicen la situación. Es un momento para la paciencia, la generosidad y la solidaridad”, asegura la actriz, quien considera que esta situación excepcional “también aportará en positivo”, sobre todo en lo relativo al cuidado del planeta y a la importancia de las relaciones humanas. "Hemos tomado conciencia y tenemos que enseñarle a los niños la importacia de ser tribu".
Otra cosa son los números y las cuentas. Y ahí no se pueden hacer lecturas positivas. Entre la Asociación y la Fundación, Pupaclown suma más de veinte personas, de las cuales una parte se ha acogido a un ERTE. Como en tantas empresas de la Región, dice Pepa Astillero, que es consciente de que el sector cultural no es el único que lo está pasando mal.
Pero ellos, como payasos que son, tienen siempre preparada y a mano “una sonrisa, porque es nuestra forma de estar en este mundo”.