MURCIA. Me deleito con Pájaro Herido minutos antes de charlar con su autor, Pancho Varona, un hombre con uno de los currículums más impresionantes que se pueda tener en el mundo de la música. Varona sigue con sus conciertos en solitarios, algo más íntimos y con las mismas ganas de subirse a un escenario que cuando tocaba la guitarra en las giras de Joaquín Sabina. Varona, archiconocido en el universo sabinero, estuvo presente en 40 giras y 15 discos con el jienense; ahora vuela solo como ese pájaro al que hace referencia la canción.
Charlo con el madrileño una mañana y juntos recorremos parte de su historia en la música, y digo parte porque sería imposible resumirla toda en un artículo. Varona es un eslabón necesario en la vida sentimental de miles de personas, junto a Sabina escribió algunas de sus tonadas más reconocibles y magnéticas.
Pancho Varona ha sido el compositor y coautor de muchas canciones conocidas, ha escrito letras para grandes de la talla de Miguel Ríos, Luz Casal, Ana Belén o el propio Sabina; en este momento de su vida se enfrenta a la escritura y composición para él mismo, aunque el 1995 publicó su único disco, llamado como el músico. Y digo que se enfrenta porque es diferente escribir cuando sabes que finalmente la canción la tienes que defender tú. “Cambia mucho – señala -, en una época en la que componía mucho para Ana Belén, me tenía que meter un poco en su piel y en su voz para saber cómo podría cantar esa canción. Cuando hice Y no me importa nada, con mi hermana y Manolo de Viceversa también pensaba dársela a Ana Belén. Luego resulta que ella acababa de sacar disco, estábamos interesados en alguien que no tuviera disco recién sacado, y pensamos en Luz Casal, pero realmente era para Ana Belén”, dice.
En su faceta de compositor Varona tenía claro que había que meterse en la piel de los cantantes que fueran a prestarle sus cuerdas vocales. “Cuando he hecho una para Joaquín, la hemos hecho más pensando en que la voz de Joaquín sería la que cantaría eso al final. Nosotros lo llamamos: trajes a medida, entonces intentas hacer un traje a medida a la persona que nos pide la canción”, apunta.
Los compositores de canciones para terceros saben adaptarse también a la idiosincrasia del artista, pero también sucede al revés; una petición concreta de género por parte del intérprete. “Joaquín muchas veces nos ha pedido; esto quiero que sea una rumbita, esta una rock, una más lenta, Joaquín sí que se ponía en la piel del intérprete. Yo cuando le daba una canción a Miguel Ríos, realmente él no me la había pedido, yo se la ofrecía a él pensando que la podría cantar. Por suerte conocía a mucha gente importante del espectáculo en España, gracias a Joaquín Sabina, porque él me fue presentando a la gente, yo luego tenía confianza como para llamarles y decirles: oye, Miguel, tengo una canción que te podría interesar, oye, Ana Torroja, tengo una canción; más que pedírmelas, yo se las ofrecía”.
Varona ha lanzado tres canciones, que han tenido muy buena repercusión, además está pateándose los escenarios de todo el país. Visto lo visto, quizás en un futuro cercano haya elepé. “El disco es complicado, ahora la gente hace menos discos, la gente lo que hace son canciones. A mí me gusta este formato de la canción, porque realmente meterte en un disco, es meterte en un proyecto que tienes que tener diez o doce canciones, tienes que pensar una portada, un nombre del elepé, tener detrás a una compañía, pensar en un lanzamiento; en cambio si vas sacando canciones poco a poco es mucho más cómodo”. Varona, a pesar de lo a gusto que se encuentra en este formato, no descarta del todo que en un futuro pueda haber álbum, aunque el directo es lo que ahora le enamora. “Es cierto que una vez que haya sacado cinco o seis me planteo grabar otras seis y sacar un disco de doce. En principio no me apetece meterme en un estudio dos meses a grabar un disco, a mí la cueva me dejó de gustar hace años, antes era un fanático de la cueva, me metía a producir discos tres meses con Amaral, Estopa o Sabina, pero me dejó de gustar y me empezó a interesar más viajar y tocar en directo”
En la actual gira, Punto y seguido, parece que el músico la establece como un cambio de paradigma, recordemos que en su anterior tour iba acompañado de La Banda del Pirata Cojo y ahora va solo con su guitarra. “Quería dejar claro que tras la ruptura de Joaquín Sabina conmigo, necesitaba explicarle a la gente que el mundo no se acaba ahí y que yo iba a seguir haciendo mis cosas. Pensaba que lo mejor era explica, por medio de esa frase, que se le ocurrió a mi mánager, por cierto, Esther Segarra. Le quería explicarle a la gente que no se ha acabado el mundo. Que yo iba a seguir trabajando como músico, viajando, haciendo canciones y tocando la guitarra”.
La carretera tiene algo adictivo, ser un trovador del nuevo siglo tiene una parte románica de estar con el público que es difícil de sustituir, y Varona la disfruta a tope, sin cortapisas. “Yo mientras tenga carrete y cuerda, me encanta coger el coche y pegarme una paliza conduciendo, llegar a una sala, sacar el equipo, montarlo, probar sonido, o tocar para la gente, charlar con la gente al terminar, hacer unas fotos, recoger el equipo, coger el coche e irme a otra ciudad. Es una vida maravillosa. Es muy cansada, sobre todo a mi edad. Pero es una vida maravillosa”, apunta.
Varona comienza su trabajo junto al maestro Sabina en 1982, pero no fue hasta Juez y Parte de 1985, que el guitarrista graba un disco con él. Y además en este álbum Varona ya comienza su trayectoria como compositor. Algo que le hace inmensamente feliz. “Es verdad que yo he estado una temporada siendo guitarrista de la banda de Joaquín. Y en cuanto empiezo a hacer la primera canción para Joaquín, para el disco Juez y Parte, que la primera que hacemos juntos es La balada de Tolito, y la segunda que hacemos juntos es Ciudadano Cero. En ese momento yo encuentro mi sitio en la tierra. Porque yo como guitarrista, no soy un gran guitarrista, pero en cambio de repente me doy cuenta de que puedo componer canciones o músicas para letras. Entonces ahí ya de repente soy feliz cuando sé que aunque no sea un gran guitarrista, puedo hacer canciones. Entonces ya me siento en mi sitio, encuentro mi sitio de repente”, recuerda con cariño el madrileño.
Con tantos discos a las espaldas con Sabina, me intereso por su disco favorito, pero Varona va más allá de esos y me señala una serie de álbumes, una época, que considera prodigiosa, y no seré yo el que le quite la razón. “Mira, yo creo que hay una década prodigiosa en la que hacemos cuatro discos, la década de los 90, Mentiras Piadosas (1990), Física y Química (1992), Esta boca es mía (1994) y Yo, Mi, Me, Contigo (1996). Esa década para mí es prodigiosa, pero si me tengo que quedar con uno, me quedaría con Yo, Mi, Me, Contigo. Porque con ese trabajamos con Los Rodríguez, trabajamos con Charly García, trabajamos con Calamaro aparte, trabajamos con Manu Chao, con Pedro Guerra, con Caco Senante, hay una cantidad de invitados en ese disco. Y además, luego están, Y Sin Embargo, Contigo, El Rocanrol de los Idiotas, Tan Joven y Tan Viejo, es una colección de canciones maravillosa”, recuerda.
Cambio de tercio porque tengo delante de mí a un fan incondicional de los cuatro de Liverpool, y no se me ocurre nada mejor que hablar de ellos unos minutos, sobre todo por la polémica suscitada con la canción, Now and Then, donde los cuatro tocan juntos gracias a la inteligencia artificial. No era la primera vez que una canción compuestas por Lennon se arreglaba para que sonaran todos juntos, ya sucedió con Free As a Bird y Real Love, para el disco Anthology. Sin embargo, esta vez se ha levantado más polvareda. Varona y yo tenemos algo en común, ambos escuchamos todos los días alguna canción de los Beatles, y en mi caso también de Black Sabbath. “Mi frase recurrente no es que oiga todos los días una canción de los Beatles, sino que todos los días oigo a los Beatles una canción o veinte, quiero decir. Yo todos los días, por un motivo o por otro, escucho a los Beatles”, aclara.
“Realmente soy un apasionado loco de los Beatles. Now and Then me parece… yo escucho una guitarra tocada por McCartney y una batería tocada por Ringo y a Lennon cantando y se me pone la carne de gallina. No me parece la mejor canción del mundo, Now and Then. Te das cuenta de que son los cuatro, no tocando juntos porque no se han juntado para tocar, pero suenan los cuatro. Suena Harrison, suenan los otros tres; quiero decir, están ahí, está el alma de los Beatles. Lo que pasa es que luego la canción está producida por Jeff Lynne, que era uno de los miembros de la Electric Light Orchestra. Entonces la canción suena a Beatles, pero también suena a Electric Light Orchestra”. De las tres canciones que han salido ensamblando las partes de cada miembro, el madrileño se queda con, “mi favorita de las tres es Free as a Bird, sin duda”.
Lo mejor para obtener información veraz y fidedigna siempre es la fuente primaria, así que Varona aclara un error que aparece en algunos textos donde la fecha del primero concierto de Sabina y él junto está equivocada. “El 1 de mayo empecé mi carrera con Joaquín en Alcalá de Henares y, el 6 y el 7 de mayo, que es lo que fue, es cuando nos presentamos en el Teatro Salamanca de Madrid. Pero realmente mi primer concierto fue en Alcalá de Henares el 1 de mayo, y en Salamanca lo hicimos unos días después”
Aunque en aquel momento Sabina no era el músico reconocido y de fama mundial que es hoy, un primer concierto impone. Varona me explica, no solo cómo lo vivió, sino que además relata una anécdota muy divertida de cómo fue el bolo, y una petición rara de Sabina. “Con pánico, con pánico, yo era un guitarrista terrible, yo no sé ni cómo me admitieron en la banda, yo no era un guitarrista solista ni mucho menos”, señala. El 1981 Sabina había publicado un álbum junto a Javier Krahe y el guitarra, Alberto Pérez, titulado La Mandrágora, como el mítico local madrileño donde actuaban. “El show era un show a medias entre Sabina y Krahe, cantaban los dos en el escenario y luego había una parte en la que cantaba Sabina, otra parte en la que cantaba Krahe y luego una parte en la que cantaban juntos, pero realmente yo era guitarrista más de la banda de Sabina”
En aquel primer bolo Sabina le pidió a Varona algo que el guitarrista no pudo hacer. “Y yo me acuerdo que Joaquín quería que saliera con una gabardina, con unas gafas negras, con un sombrero, haciendo como de personaje siniestro, y luego en un momento me pidió que hiciera de exhibicionista, que me abriera la gabardina y que no llevara nada debajo. Joaquín quería que yo estuviera desnudo debajo de la gabardina, yo le dije: Joaquín no puedo hacer eso, va a ir mi madre a verme, pídeme lo que quieras pero no me pidas que salga desnudo debajo de la gabardina porque eso no te lo voy a conceder”, recuerda.