entrevista

Pancho Varona: "Hay mucha música pasajera, pocos tienen derecho a la eternidad como Sabina"

10/04/2022 - 

MURCIA. Cuarenta años de amistad y más de cien canciones son lo que, en términos numéricos, unen a Pancho Varona y Joaquín Sabina. Pero, posiblemente serán muchísimas más las historias y batallas que envuelven a ambos artistas. Fue en 1982 cuando el compositor pisó por primera vez un escenario junto al cantante en el Teatro Salamanca de Madrid. Desde entonces su sitio- como él mismo reconoce- "ha estado al lado de Sabina". Ha sido Varona pieza fundamental en el camino de uno de los artistas españoles más importantes de nuestra historia. Así lo dictan el centenar de temas compuestos y las incalculables horas de carretera que han pasado uno y otro entre gira y gira. Un legado -también suyo- que el madrileño ha querido ahora compartir sobre los escenarios. 

Pancho Varona repasa en la gira que ha emprendido su carrera artística. Una carrera que no se entiende sin Sabina, pero que también va ligada a otros artistas para los que ha escrito como Hombres G, Luz Casal, Ana Belén, Ana Torroja o Miguel Ríos. 

-El punto de partida de la gira es explicar al público la historia que hay detrás de las canciones. En su caso, que solo para Sabina ha compuesto más de cien. ¿Cómo planteó la selección?
-[Ríe]. Siempre canto las más conocidas, las favoritas de la gente. Y luego también canto otras no tan conocidas pero que para mí tienen un cariño especial. Es una mezcla de lo que la gente quiere oír y lo que a mi me gusta cantar y contar. Negociamos y llegamos a un acuerdo. 

-¿Qué temas no podían fallar en este encuentro?
-Los grandes éxitos son 'Sin embargo', 'La del pirata cojo', 'Peces de ciudad' o 'No me importa nada'. Siempre hay unas cuantas muy importantes que no pueden fallar, pero las canto encantado. 

-¿Diría que todas las canciones tienen anécdotas? ¿Nunca ha compuesto una canción de manera más mecánica?
-Hay algunas hechas de manera más mecánica, pero el 90 por ciento salen de circunstancias o divertidas o curiosas. Casi siempre hay algo que contar de una canción. Además hemos estado en tantos sitios y hemos grabado por tantos estudios. Tiene tanta vida una canción a su alrededor, que me tiraría horas. Son canciones a las que tengo mucho amor. Son mi legado. 

-Seguro que se lo han preguntado muchas veces, pero ¿qué fue lo que le atrapó de Sabina para querer volcar todo su talento en él?
-A mi me atrapó su genialidad. Cuando le conocí hace 40 años ya apuntaba a genio, luego lo confirmó con creces. Era un tipo diferente que escribía y cantaba canciones diferentes. Me atrapó eso y por suerte me eligió también. Llevamos cuarenta años viajando juntos.

-Con el tiempo muchas bandas terminan separándose y el equipo que acompaña a un artista va variando. ¿No hubo nada que hiciera peligrar vuestra unión?
-En este caso nosotros no éramos una banda, sino amigos componiendo juntos. El daba la cara al público, las defendía, por eso tenía la última palabra si había disparidad de criterios. En esta vida hay que estar ubicado y saber cuál es tu sitio. Siempre lo he dicho, mi sitio está a dos metros detrás y a la izquierda de Joaquín. Estoy muy orgulloso de mi papel y muy a gusto. No he querido otra cosa.

-Publicó un disco en solitario en 1995, pero como dice nunca pretendió lanzar su carrera en solitario. ¿Cree, ahora, que hizo bien?
-No tengo vocación de artista. Ahora que me he hecho más mayor me ha apetecido contar las canciones, pero no he tenido vocación de solista. Me interesaba estar con Joaquín o de pronto me hacía una gira con Estopa o producía un disco a Amaral. Pero siempre quería que mi vida estuviera cercana a Joaquín. 

-¿Le daba miedo que cambiara su vida o cambiar usted?
-No, porque realmente yo con la fama he tenido poco que ver. Tengo el cariño de la gente más que la fama. La fama es para grandes genios como Joaquín o Serrat. Soy una persona anónima a la que los seguidores de Joaquín conocen mucho. No he tenido por suerte mucho que ver con la fama. Es peligrosa. He tenido amigos, no es el caso de Joaquín, pero que les ha sentado muy mal. Prefiero ser medio anónimo y conocido por la gente que quiere a Joaquín.

-En sus conciertos también interpreta canciones que ha creado para Luz Casal, Miguel Ríos, Ana Belén... ¿Cuáles son sus temas favoritos fuera del repertorio 'sabinero'?
-He tenido la suerte de trabajar bastante para Ana Belén, para quien hice unas quince canciones. También he trabajado para Miguel Ríos, Ana Torroja, pero siento predilección por las que he hecho con Miguel Tena, era un genio absoluto.

-¿Cuando se compone más de cien temas para un único cantante, no cuesta luego encajar en los moldes de otro?
-Sí, la verdad es que es cierto, la costumbre te obliga a ir por un camino determinado y hay que quitarse las gafas para ponerse otras con las que se ve todo diferente. Cuando me he puesto a componer letras para Ana Belén, he tenido que ponerme en su piel, su voz, su tesitura. Era como hacer un traje diferente. Nosotros somos como sastres. Hacemos trajes a medida para los cantantes.

-He leído por ahí que le gusta el trabajo de C. Tangana. Si pudiera citar otro artista con el que le encantaría compartir sus composiciones...
-Soy un hombre muy complicado. La banda que más me ha gustado de rock es Los Rodríguez, me hubiera gustado mucho ser uno de ellos. Pero también me gustaría trabajar con Andrés Calamaro, quien además es amigo mío. Puede que esa fuera mi elección. 

-¿Se crean buenas canciones hoy?
-Bueno, es que yo soy público difícil. Me cuesta mucho que algo me guste y me enamore. Valoro mucho la valentía y el atrevimiento. Me interesan poco las canciones que suenan a lo de siempre. Me gusta más la gente valiente, pero es difícil encontrarla.

-¿Hay algún cantautor 'amateur' del que se declare seguidor?
-Me gusta lo que hacen Los Estanques, Camellos, Santero y Los Muchachos, Love of Lesbian, Vetusta Morla. También lo que hace Zahara en solitario, Quique González.. No se les puede considerar nuevos, pero son más jóvenes que yo. También el trabajo de C. Tangana lo escuché con atención y me pareció atrevido. A la gente le extrañe que me guste, no es que me guste, es que me parece atrevido y lo valoro mucho. 

-No sé si estará de acuerdo en que, por lo general, los artistas de ahora parecen más conscientes del impacto de sus canciones y tratan de no caer en letras machistas u ofensivas...
-Sí, se cuidan esos principios para no traspasar las líneas rojas, me parece muy bien. Pero también, las letras las hacen como con mucha despreocupación. Yo realmente valoro la gente que escribe bien, que lo hace medido y rimado. Valoro la métrica y últimamente las canciones que escucho no son tan cuidadas. Pero bueno, son rachas y modas. Aunque pienso que la música de la gente que te estoy diciendo, como Joaquín y Sabina, va a durar para siempre, pero quizá estos discos de hoy en día serán pasajeros. Pocos tenemos derecho a la eternidad.

-¿Cuánto tiempo han podido pasar trabajando una canción?
-Mucho, han sido noches sin dormir porque a Joaquín le faltaba una palabra para una canción y a mi una nota. Cuando la composición te atrapa, te atrapa. Es un veneno que si se te mete en el cuerpo es difícil. Ahora, con el paso de los años, me lo tomo ya con filosofía, me gusta más contar las canciones y explicar anécdotas, pero cuando eres joven es un veneno maravilloso. He pasado muchas horas componiendo canciones. Tendré entre 150 o 200.

-En sus directos suele acompañarse de jóvenes músicos locales, bandas que lo suelen tener más complicado. ¿Qué consejo les daría?
-A los músicos que empiezan les digo que compongan todo lo posible. Que se partan el alma componiendo una canción diaria si puede ser. La composición es fundamental para vivir de una forma hermosa esta profesión. Yo valoro mucho a los intérpretes pero valoro más cuando son cantautores. Que compongan y sean valientes, es una virtud escasa en estos días.