HECHO A MANO  / OPINIÓN

Castellanos sin calcetines

22/11/2020 - 

MURCIA. Menos mal que no nací hombre, porque en cuestión de moda y variedad tengo que reconocer que sus limitaciones son evidentes. ¡Yo! Que un árbol de Navidad a mi lado empalidece un veinticinco de diciembre (fum, fum, fum), que siempre he llevado las sombras de ojos a cuatro tonos y he sido pionera en combinar rayas con lunares ¡Y olé! A mí me quitan el brilli brilli o el leopardo de mi fondo de armario y termino en la López Ibor, que la clínica del Dr. Muñoz se me queda pequeña en una semana.

Pero centrémonos en estos pobres señores, prisioneros de la rutina y de la ausencia de creatividad. Me los imagino por las mañanas al levantarse, enfrentándose a la decisión más importante del día:

—¡Umm, a ver! ¿Qué chinos me pongo hoy? ¿Los Dockers? ¿El Ganso? ¿Scalpers?

Del color ni hablamos. Porque ¿de qué color son los chinos? Hasta donde sé de cultura de las civilizaciones todos los chinos son amarillos, así como un poco tomaos, ¿no le parece? Luego para combinar a ver si adivinan… Tic, tac, tic, tac… ¡Correcto! Camisa celeste. Y salen tan felices, como si estuvieran arriesgando con su estilismo y llevan lo mismo que ayer y que anteayer y que en los últimos cinco años.

"Si dicen que un hombre se viste por los pies, serán los calcetines"

Dejando patente la uniformidad en la indumentaria masculina y tras el destierro de la corbata del traje de chaqueta por parte de los mismísimos Fitz-James Stuart (si lo dice la Casa de Alba, ni media palabra más), ¿qué les queda a los caballeros para destacar entre sus iguales? Si dicen que un hombre se viste por los pies, serán los calcetines.

Mira que los calcetines han sido siempre dentro del hábito masculino una prenda poco democrática, correcta y funcional. Como misión abrigar y por bandera el luto. Sin embargo, como el benjamín de una familia numerosa que desde ahí abajo reclama su sitio, el calcetín está adquiriendo personalidad propia con estampados transgresores e irreverentes. Está liderando su propia tribu urbana entre los gentlemen que sienten que tienen algo que decirle al mundo. ¿Los oye usted también?

Pero como todo en la vida siempre hay alguien que va más allá, un visionario, un Lady Gaga de la moda y esos son… los varones que llevan castellanos sin calcetines. He de confesarlo, esto me enloquece, me hace perder la cabeza. Para mí es el canalillo masculino. Sensual y descarado. Erótico y canalla. Cuando veo asomar unos tobillos al aire, torneados, bronceados, insolentes… es que me ciega la razón y me roba el corazón.  Sé que muchos de ustedes estarán en completo desacuerdo conmigo y dirán que eso no es elegante y bla, bla, bla… pero no hablo de eso, hablo de marcar la diferencia, de ir más allá, de no pasar desapercibido, del afán de notoriedad. Ese es un valiente, no le importa lo que digan de él. Es un tío seguro de sí mismo y yo en honor al artículo no puedo más que rendirme a sus pies.

Si usted se anima a desnudarlos hágalo, pero de verdad, nada de medias tintas con pinkies ¡por favor! Imagínese que una noche pilla cacho y se quita los zapatos… ¡Zape! ¡La vieja del visillo! Ahuyenta a cualquier plan. Pues eso, a pelo, que yo para mis cosas soy muy conservadora… como la ministra Montero que en las relaciones de pareja es tradicional ¡Hay que joderse!, en la intimidad conservadora y en el Congreso liberal... Claro, es que con esa perla en casa lo mejor es aguantarse las ganas para cuando una sale fuera.

Así que si quiere conocer la personalidad del hombre que tiene delante, baje la mirada y descubra de qué pie cojea.

Gracias por su lectura.


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