Si tampoco toman leche ni huevos, ni ningún producto de origen animal, entonces son veganos (precisión para profanos). Ahora bien, esta sencilla práctica sigue despertando suspicacias entre los especímenes omnívoros, que se preguntan recelosos cómo alguien mantiene una dieta saludable prescindiendo de sus productos mainstream. Pues bien, la dietista-nutricionista Lucía Martínez, autora del blog Dime qué comes, tiene la respuesta.
“La dieta vegetariana no es buena ni mala per se”, establece. Sucede lo mismo que con la mediterránea: puede ser un patrón muy saludable o un auténtico desastre. “Con una planificación correcta, no supone ningún handicap”, añade. ¿Y si resultara que en lugar de perjudicar pudiera llegar a beneficiar algunos aspectos de nuestra salud? “Las personas vegetarianas tienen un riesgo más bajo accidente cardiovascular, un IMC más bajo y menor probabilidad de sufrir algunos cánceres”, explica la experta.
El estudio más fiable del que disponemos, la Encuesta Nacional de Ingesta Dietética (Enide) 2011, realizada por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, señala que un 1,5%, de la población no come carne ni pescado. Esto es, unas 700.000 personas dentro de nuestras fronteras. ¿En serio vamos a llamarles ‘raros’?
Dudas razonables... (unas cuantas)
¿El vegetarianismo es sostenible para toda la vida?
“Hay grandes grupos de personas que así lo demuestran, como es el caso de la población hinduista, los jaimistas o los adventistas. También en el norte de Europa es una opción mucho más común”, argumenta Martínez. Así que olvida aquella historia de aquel amigo que tuvo que abandonar el vegetarianismo tras un análisis médico con resultados pésimos. Probablemente no configuró de manera adecuada su dieta (o alguien te lo contó de oídas).
¿Hay que complementar esta dieta con vitaminas?
Solo con una: la B12. “Toda persona vegetariana debería tomar un suplemento vitamínico de B12, ya que sólo está presente en los alimentos de origen animal. No hace falta ser vegetariano estricto, incluso se recomienda en personas que consumen lácteos y huevos, porque es habitual que el consumo no sea suficiente para cubrir requerimientos”, detalla la nutricionista. Hay varias formas de tomar la vitamina. Desde los suplementos tradicionales en forma de pastilla, a las inyecciones periódicas o el consumo de alimentos enriquecidos. “Si la dieta está bien configurada, no hace falta nada más”, añade.