En el verano de 2007 comenzaba a producirse la mayor crisis financiera que hemos conocido, como consecuencia de la quiebra de diversos bancos motivada por las hipotecas de alto riesgo. En España esta crisis no se valoró adecuadamente y no se afrontaba a tiempo, sino en 2008 cuando ya se constataban en la economía española, lo que conllevó que sus efectos perduraran más en el tiempo, que en aquellos países que adoptaron medidas con inmediatez, recuperar la situación socioeconómica de antes de la crisis ha costado casi siete años.
Ahora es mucho mas grave, porque nos enfrentamos a la mayor crisis sanitaria que hemos conocido, producida por el coronavirus, una pandemia que está costando muchas vidas en todo el mundo, con consecuencias sobre las personas, las familias, las empresas y la sociedad, imprevisibles, tanto económica como socialmente. Ya llevamos siete semanas confinados en nuestros hogares, sostenidos por la fortaleza de la familia, motor de la sociedad y que requiere de un mayor apoyo por parte del Estado.
Nos encontramos en una situación de emergencia nacional y no es hora de críticas ni demandas ni enfrentamientos. No, así no llegaremos a ninguna parte y no tenemos tiempo que perder, sino todo lo contrario. Es momento del acuerdo entre todas o la mayoría de las fuerzas políticas, junto a los sindicatos y los empresarios, un acuerdo de Gobierno para lo que resta de Legislatura para tratar todos juntos de poner en marcha los planes a corto, medio y largo plazo necesarios para que la economía se recupere porque, como advierten los economistas, muchas de las pequeñas empresas que han tenido que cerrar no podrán volver a abrir.
El Banco de España en un informe hecho publico el lunes 20 de abril, calcula que la economía española se contraerá este año entre un 6,6 % y un 13,6 % por el efecto de la pandemia, una caída del PIB “sin precedente” cuya concreción dependerá de la metodología utilizada y la duración del confinamiento. En un informe publicado este lunes, el Banco de España calcula también que el déficit público cerrará este año entre el 7% y el 11% del PIB -cuando en 2019 lo hizo en el 2,6% del PIB- y que la deuda pública se elevará a entre el 110% y el 120% del PIB -95,5 % del PIB en 2019.
Mongan Stanley prevé un hundimiento del PIB español hasta el 22,60%. El Fondo Monetario Internacional admite la extrema gravedad de la crisis y no hace su previsión ordinaria, sino que afirmar hay que esperar a ver como evoluciona la situación, pero en cualquier caso sus consecuencias en el empleo y en la actividad empresarial serán muy graves. Ante estas afirmaciones no es posible seguir esperando, para alcanzar los acuerdos necesarios, para conformar un Gobierno de amplia mayoría parlamentaria y social.
La Región ya necesitaba el apoyo del Estado para resolver los problemas que le afectan históricamente y que no le han permitido poner en valor todos sus recursos, ni ser destino importante en las inversiones exteriores, ante el continuo retraso en la realización de las infraestructuras de comunicaciones ferroviarias, portuarias, aeroportuarias y viarias.
En todos los ratios socioeconómicos, la Región se encuentra entorno al 80% de la media nacional. El PIB por habitante, en el año 2000 se situaba en el 83,89% de la media nacional, en 2008 en el 83,10% de la media nacional, en 2013 en el 80,4% de la media nacional y en 2018 en el 81,74% de la media nacional, evidenciando la situación regional, con diferencias con el PIB por habitante de otras regiones, como los cincuenta puntos menos que Madrid, cuarenta puntos menos que en Navarra, o treinta puntos menos que en Aragón. En la Región mas de cien mil personas buscan empleo, y necesitan que nuestros líderes políticos y sus partidos alcancen los acuerdos necesarios para impulsar una estructura productiva, nueva realidad socioeconómica.
Es la hora de un gran acuerdo regional, Partido Socialista, Partido Popular, Ciudadanos, y si es posible también con Vox y Podemos, porque para negociar con el Gobierno de España, primero tenemos que tener alcanzar un acuerdo en la Región, un gran acuerdo regional, en donde todos hayan cedido lo necesario para alcanzar un punto de equilibrio que conlleve a la concreción de un Plan, que no solo afronte las debilidades del pasado, sino la situación presente de extrema gravedad social y de desconocidas consecuencias económicas y sociales. No es la hora de la critica fácil, aunque se pueda tener razón, es la hora del acuerdo y el compromiso, del dialogo y el consenso, es la hora de la sociedad.
Un plan que ayude a la restitución del tejido empresarial, recordemos que de las 95.571 empresas que tiene la Región 51.571 empresas, mas de la mitad, no tienen asalariados, que 25.588 tienen entre uno y dos asalariados, y que 9.437 tienen entre tres y cinco asalariados, y de seis a nueve 3.943 empresas. La región hay entorno a 60.000 autónomos y 2.000 empresas de economía social. Esta es nuestra realidad, un tejido empresarial de micropymes y pequeñas y medianas empresas. Un plan que ayude a fomentar el emprendimiento para incentivar la creación de nuevas empresas.
Un acuerdo que incluya el compromiso de demandar del Gobierno de España soluciones a las infraestructuras, al agua y a la financiación, para la atracción de talento que permita a la región incorporarse a la industria 4.0, fundamental para cambiar la actual situación y ello solo será posible desde la unidad de todas las fuerzas políticas y un plan consensuado con la participación de sindicatos y empresarios, permitirá a la Región dar un paso adelante, para poder afrontar la actual situación y poner en marcha las acciones oportunas para cambiar su estructura productiva hacia producciones de mayor valor añadido.
Ángel Martínez, empresario, fue presidente del Consejo de Cámaras de Comercio de la Región de Murcia