MURCIA. Los primeros cien días del Gobierno autonómico de la Comunitat Valencia compartido por el PP y Vox han servido para testear la relación entre los socios y enmarcarla en un análisis de estrategia política y en una comparativa con otros territorios. La conclusión principal, aunque muy temprana –cuatro años son muy largos– es que la alianza está resultando cómoda en los primeros meses pese a algunos sobresaltos. La pregunta es hasta cuándo durará el idilio y si se mantendrá en el tiempo.
Dentro de Vox existe una sensación: al margen de sus postulados y de su ideario político, han de ser capaces de demostrar que pueden gobernar. Y el territorio clave para ello es la Comunitat Valenciana. El equilibrio no les va a resultar fácil. La formación ha mantenido y mantiene posicionamientos públicos polémicos en cuestiones como la violencia machista o el cambio climático. También ha entrado de lleno en asuntos lingüísticos o educativos, como el pin parental. Pero parece que la estrategia pasa, por el momento, por dejarlos en el ámbito del discurso sin pasar a la acción contra el PP ante el evidente enfrentamiento que generarían.