Entrevista

Salud y Vida

Luis de Lecea: “El insomnio no se puede compensar con una siesta"

El catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Stanford ha sido premiado por la UMU

  • Luis de Lecea
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MURCIA (EFE).- El catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) Luis de Lecea, uno de los mayores expertos a nivel mundial en calidad del sueño, asegura que el estrés, tanto psicológico como biológico, es el "enemigo número uno del sueño equilibrado”, por lo que la actividad excesiva o los horarios extensos tienen una incidencia clara en el descanso. De Lecea (Barcelona, 1965), premiado por la Universidad de Murcia en la víspera del Día Mundial del Sueño que se celebra este viernes, ha desarrollado su carrera desde los años 90 en California, donde sus investigaciones han sido pioneras al descubrir varios neurotransmisores esenciales para la regulación de los estados de vigilia que han servido de base para identificar el lenguaje cerebral que rige los ciclos de sueño.

En una entrevista con EFE, recuerda que el sueño “está implicado en todos los sistemas fisiológicos” de los seres vivos porque permite “restablecer, recuperar y reparar los recursos biológicos que hemos utilizado durante la vigilia”, por lo que no dormir, o no hacerlo bien, “tiene consecuencias a nivel metabólico e inmunológico”. “Dormimos un tercio de nuestras vidas. Si no sirviese para nada sería un gravísimo error de evolución porque dormir nos hace muy vulnerables, nos inactiva durante horas”, según apunta el también doctor en biología por la Universidad de Barcelona.

España, a la cola de Europa en calidad del sueño

A pesar de la evidencia de los beneficios de tener un sueño equilibrado, la sociedad española en general, subraya, duerme “muy poco y muy mal”, con datos a la cola de toda Europa, motivados en parte por un factor cultural que da mucha importancia a las relaciones sociales y prioriza las mismas sobre un buen descanso, a lo que se suman horarios laborales, comerciales y de ocio muy extensos.

“No le damos al sueño la importancia que tiene”, advierte, y ésto ha derivado en que la proporción de personas en España que consumen medicamentos para conciliar el sueño es “muy, muy alta, demasiado bajo cualquier concepto”, señal de que "no avanzamos en la dirección adecuada”.

En España “va en aumento la reducción del sueño”, según este especialista, quien se pregunta hasta dónde seremos capaces de llevar “esa deprivación global casi epidémica” de un sueño de calidad.

Un trastorno reversible sin fármacos

No obstante, De Lecea pone el acento en que el insomnio, entendido como la incapacidad de quedarse dormido, es reversible a través de la educación e higiene del sueño, en la mayoría de los casos, sin necesidad de recurrir a fármacos, sino cambiando los hábitos. Aunque las pautas deben ser indicadas por especialistas y en función de cada paciente concreto, el experto indica que hay medidas básicas para evitar el estrés, no solo el psicológico, sino también el biológico.

Así, prácticas como trabajar hasta última hora de la noche, realizar actividad física en ese horario, cenar de forma abundante y cerca de la hora de meterse en la cama, o ayunar durante muchas horas antes de dormir, son situaciones que provocan estrés biológico e indican al cerebro que debe mantenerse activo, lo que dificulta descansar.

Muchos de los problemas del sueño, añade, parten de no tener en cuenta que es un proceso biológico que genera una oscilación en el organismo en la que no se debe intervenir, por lo que, cuando alteramos esa oscilación, provocamos un desequilibrio en el descanso.

No todo el sueño es igual

Según explica, “no todo el sueño es equivalente” y “no se puede compensar con una siesta”, puesto que el cerebro está preparado para tener un sueño continuo y prolongado durante la noche que, cuando se altera, “nos somete a un estrés biológico considerable”.

En cualquier caso, apunta, el organismo es capaz de recuperar una noche sin descanso, pero “el problema es la acomodación a la falta de descanso, cuando nos habituamos a dormir menos de lo que nos tocaría cada noche”, porque de esa manera no le damos al cerebro el tiempo suficiente para recuperarse, lo que tiene consecuencias a nivel cognitivo, inmune o incluso digestivo.

“A nivel muy superficial, la falta continua de sueño supone que envejecemos más rápido, porque hay menos oportunidad de reparar el daño que hemos causado al organismo mientras estamos despiertos”, resume a EFE De Lecea, quien explica que la edad y la genética influyen en el sueño, y que la "arquitectura" de éste "cambia significativamente a lo largo de la vida".

También existe un factor de "habituación al sueño corto", es decir, "nos acostumbramos a dormir menos horas de las que necesitamos".

¿Cómo saber si hemos dormido suficiente?

El indicador más fácil para saber si necesitaríamos dormir más horas es medir el tiempo de sueño cuando no ponemos el despertador: “Si a diario usted duerme seis horas, pero llega el fin de semana y duerme ocho o diez, es que está privado de sueño. Si el fin de semana dormimos más que entre semana, algo está desequilibrado”, explica.

A pesar de los avances en el estudio del sueño, los científicos apenas han logrado localizar marcadores biológicos que determinen cuándo es de calidad y, los que hay, sostiene, están muy cuestionados, por lo que a día de hoy lo más útil es plantear una pregunta tan simple como: “¿Está usted cansado después de dormir?”.

Si la respuesta es sí, asegura Luis de Lecea, es momento de ponerse en manos de un especialista.

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