MURCIA. La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina, una condición que afecta la calidad de vida de muchas mujeres y que, según la Dra. Solanye Navas, ginecóloga del hospital Quirónsalud Murcia, "no debe considerarse una enfermedad, sino un síntoma que puede tener múltiples orígenes"

Existen tres tipos principales de incontinencia:

• Incontinencia de esfuerzo: ocurre al toser, estornudar, reír o hacer ejercicio.
   
• Incontinencia de urgencia: se manifiesta como una necesidad repentina e intensa de orinar.
   
• Incontinencia mixta: combina los síntomas de los dos tipos anteriores.

La incontinencia urinaria es más común de lo que se cree. Afecta aproximadamente al 30-40% de las mujeres en algún momento de su vida. “Aunque suele ser más prevalente a partir de los 40 años, también puede aparecer en mujeres jóvenes, sobre todo después del parto”, afirma la Dra. Navas. La edad y los cambios hormonales son factores que inciden significativamente.

Causas frecuentes de la incontinencia urinaria en mujeres: factores físicos y hormonales

La incontinencia urinaria femenina puede tener múltiples orígenes, pero existen ciertos factores que aumentan significativamente el riesgo de desarrollarla. La Dra. Solanye Navas, ginecóloga del hospital Quirónsalud Murcia, explica que “cada una de estas situaciones puede debilitar los músculos del suelo pélvico y afectar el funcionamiento normal de la vejiga, lo que se traduce en una menor capacidad de contención de la orina”.

 

Embarazo y parto vaginal

Durante el embarazo, el peso del útero y del bebé ejerce una presión constante sobre el suelo pélvico, debilitando su estructura. Este efecto se ve agravado durante el parto vaginal, especialmente si ha sido prolongado, con bebés de gran tamaño o si se ha utilizado instrumental. El resultado puede ser una alteración de la musculatura y los nervios que controlan la vejiga y la uretra, generando incontinencia de esfuerzo en el posparto.

Menopausia y pérdida de estrógenos

 

Con la llegada de la menopausia, los niveles de estrógenos disminuyen drásticamente, lo cual afecta el tono muscular, la elasticidad de los tejidos vaginales y la vascularización de la uretra. Esta pérdida hormonal puede conducir a una atrofia urogenital y un menor control vesical. “Es uno de los momentos clave donde muchas mujeres comienzan a notar escapes de orina”, comenta la Dra. Navas.

 

Obesidad y sobrepeso

 

El exceso de peso supone una carga constante sobre el abdomen, lo que genera mayor presión intraabdominal y, por ende, sobre la vejiga y el suelo pélvico. Las mujeres con índices de masa corporal elevados tienen mayor probabilidad de desarrollar incontinencia urinaria, especialmente de tipo esfuerzo.

 

Estreñimiento crónico

 

El esfuerzo repetido durante la evacuación intestinal puede deteriorar con el tiempo los músculos del suelo pélvico. Además, la presión continua sobre la zona perineal debilita las estructuras de soporte que intervienen en la continencia urinaria. “Es un factor que muchas veces se subestima, pero que influye notablemente en mujeres que ya presentan debilidad muscular”, advierte la Dra. Navas.

 

Deportes de alto impacto

 

Actividades físicas como el running, el crossfit o el aeróbic implican saltos y movimientos repetitivos que ejercen un impacto directo sobre el suelo pélvico. Sin una musculatura abdominal y perineal fuerte y bien entrenada, estas prácticas pueden contribuir al desarrollo de incontinencia de esfuerzo, especialmente en mujeres jóvenes y deportistas.

 

La Dra. Navas destaca que "cada una de estas situaciones puede debilitar los músculos del suelo pélvico y afectar el funcionamiento normal de la vejiga".

Síntomas tempranos

Detectar la incontinencia urinaria a tiempo es fundamental. “Cualquier pérdida involuntaria de orina, por pequeña que sea, debe ser motivo de consulta médica”, advierte la Dra. Navas. Otros signos comunes incluyen:

• Escape de orina al reír, toser o correr
   
• Urgencia repentina por orinar sin poder llegar al baño a tiempo

¿Cómo se detecta la incontinencia urinaria?

El diagnóstico comienza con una historia clínica detallada y un diario miccional. Según la especialista, “también es esencial la exploración física para evaluar el estado del suelo pélvico”. En algunos casos se emplean pruebas como la urodinamia, que permiten medir la presión y el funcionamiento de la vejiga.

Tratamientos avanzados no quirúrgicos

La incontinencia urinaria femenina no debe normalizarse ni esconderse. Existen tratamientos eficaces y personalizados que pueden mejorar notablemente la calidad de vida. La Dra. Navas enfatiza: “No hay que resignarse. Hoy contamos con herramientas muy efectivas que permiten recuperar el control y la confianza”.

En la actualidad, existen alternativas no invasivas muy efectivas para tratar la incontinencia urinaria, especialmente en casos leves o moderados. Aquí presentamos las más destacadas:

• Silla Emsella: tecnología HIFEM para el suelo pélvico: este tratamiento se basa en la estimulación electromagnética de alta intensidad (HIFEM), capaz de generar más de 11.000 contracciones musculares en una sesión de 28 minutos. “Es como hacer miles de ejercicios de Kegel sin esfuerzo”, explica la Dra. Navas. Es ideal para mujeres con incontinencia de esfuerzo que no consiguen activar correctamente su musculatura.
• Láser CO2 fraccionado vaginal: colágeno y elasticidad: el láser vaginal actúa sobre la mucosa para estimular la producción de colágeno y elastina, mejorando la turgencia y elasticidad de los tejidos. Se indica especialmente en mujeres posparto o en la menopausia, y también mejora síntomas como la sequedad vaginal. Las sesiones son ambulatorias y sin necesidad de anestesia.
• Radiofrecuencia vaginal: calor controlado y regeneración: este procedimiento utiliza ondas electromagnéticas que calientan el tejido vaginal en profundidad. La Dra. Navas destaca que “la radiofrecuencia vaginal estimula la regeneración del colágeno y mejora la circulación, lo que fortalece el soporte para la vejiga y la uretra”. Es eficaz en casos leves o moderados, sobre todo en mujeres en etapa menopáusica o tras el parto.
• Plasma Rico en Plaquetas (PRP): regeneración natural. El PRP se obtiene a partir de la sangre de la propia paciente. Contiene factores de crecimiento que regeneran el tejido y mejoran la vascularización. “Se usa cada vez más en ginecología funcional para mejorar el tono del suelo pélvico y tratar incontinencia leve, especialmente cuando se combina con otras técnicas”, apunta la Dra. Navas.
• Exosomas: el futuro de la medicina regenerativa: los exosomas son vesículas microscópicas que transportan señales celulares para reparar tejidos. En ginecología, se están empezando a aplicar para mejorar la calidad del tejido vaginal y fortalecer el suelo pélvico. Aunque aún es una técnica emergente, sus resultados son prometedores.

La incontinencia urinaria femenina es una condición frecuente, pero no debe ser considerada una consecuencia inevitable del envejecimiento, el parto o los cambios hormonales. Gracias a los avances en diagnóstico preciso y tratamientos no quirúrgicos, como la silla Emsella, el láser vaginal, la radiofrecuencia, el PRP o los exosomas, hoy es posible ofrecer soluciones personalizadas y eficaces que mejoran la calidad de vida de las mujeres. Tal como señala la Dra. Solanye Navas, “el primer paso es consultar sin vergüenza y acceder a una evaluación adecuada; con el tratamiento correcto, muchas mujeres pueden recuperar el control y volver a vivir sin limitaciones”. La información y el acompañamiento médico son clave para dejar atrás los tabúes y avanzar hacia una salud íntima plena y sin compromisos.

 

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