MURCIA. ¿Es mi sensación o el año ya empieza a pesar? Vale, que estamos a principios de marzo, pero llevamos una de acontecimientos y cosas encima, que me da la sensación de que ha pasado mucho más tiempo. No puc mes, se podría decir. Y eso que tenemos las Fallas a la vuelta de la esquina. Sabemos que algunos sois acérrimos, otros no tanto y siempre buscáis donde escaparos de tanto foc i flama.
Pues bien, hace apenas unas semanas encontré el lugar. ¿A quién no le gustaría dormir en un palacio? Y no en uno de esos que da miedo por la noche, sino en uno que ha vuelto a la vida, convertido en el último adalid del lujo de la cosa vasca. En Getxo, a apenas unos minutos de la siempre apetecible Bilbao, se alza el Palacio Arriluce, el nuevo hotel definitivo.
La cosa es que si uno se da un paseo por Getxo, por el barrio de las Arenas, Neguri o por toda la zona de la costa, se da cuenta al instante de que está ante una de las zonas residenciales más exclusivas de todo el País Vasco, llena de casas señoriales y pequeños -y no tan pequeños- palacios que miran al mar. Algunas eran residencias de verano, otras, siguen en activo, pero todas impresionan, mostrando el opulento legado arquitectónico de las familias más poderosas de finales del XIX y principios del XX.
Hasta ahora, las mirábamos con ganas de saber cómo eran por dentro, de escudriñar eso tan privado como es la casa de alguien. Hasta ahora. Porque uno de esos palacios, levantado en 1912, se ha convertido en hotel. Fue el Marqués de Arriluce el que mandó levantar este portento, un edificio de sillería con vistas al mar, con toques de medievalismo neogótico, para convertirlo en su residencia. Ahora, vuelve de la mano de Leading Hotels of The World, convertido en hotel de lujo, uno de esos de los que no apetece casi ni salir, porque dentro, lo tiene todo en plena bahía del Abra.