MURCIA (EUROPA PRESS). Solo un 8% de la población española rechaza vacunarse contra la covid-19, según una encuesta online de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) con una muestra de 1.000 personas entre 18 y 74 años representativa de la población española en cuanto a género, nivel de estudios y distribución geográfica.
Los españoles confían en que la generalización de la vacunación ayudará a mejorar la presión asistencial, la recuperación de la economía y de la vida social, sin embargo, no creen que esta se produzca antes de 2022. La población española considera que el proceso ha sido "poco transparente" y que las farmacéuticas "deben ser responsables en caso de que se produzca algún problema con la vacuna".
El 62% de los que rechazan vacunarse lo hace por miedo a los posibles efectos secundarios Las personas que han sufrido un caso cercano (familiares o amigos infectados), quienes se consideran mejor informados, y aquellos con mayor nivel educativo muestran mayor disposición a vacunarse.
La encuesta muestra que existe un alto grado de aceptación de la vacuna: el 82% ha indicado que se vacunaría. Sin embargo, un 31% de esas personas preferiría esperar a ver los efectos de la vacuna en otros. Los españoles consideran que, aunque han recibido bastante información sobre su eficacia, no están suficientemente informados respecto a los posibles efectos secundarios y el proceso de desarrollo y autorización de la vacuna.
La encuesta de OCU revela que existen varias variables que aumentan la predisposición a vacunarse: aquellos que tienen familiares o amigos en grupos de riesgo, pero sobre todo aquellos que han perdido familiares o amigos a causa de la pandemia muestran mayor intención de vacunarse. Del mismo modo, cuanto mayor es el nivel de estudios y la percepción de sentirse informados mayor es la predisposición.
Sin embargo, un 9% de la población española indica que no estaría dispuesta a vacunarse inmediatamente ni siquiera en el caso de que la vacuna fuera obligatoria. Las causas que generan el rechazo y las dudas sobre la vacunación inmediata son el miedo a los efectos secundarios (62%), la no pertenencia a un grupo de riesgo (38%) y la falta de confianza en el proceso de desarrollo y aprobación de las vacunas (27%).
En cuanto a la efectividad, el 54% entiende que la vacunación será muy o totalmente efectiva a la hora de reducir los síntomas y consecuencias para la salud de la COVID-19. Dicha percepción se reduce drásticamente en relación con las nuevas variantes del virus: únicamente el 36% de los encuestados considera que serán muy o totalmente efectivas en esos casos.
Un dato que sorprende en la encuesta es el hecho de que un 12% crea que hay un elevado riesgo de sufrir efectos adversos graves con las vacunas. Entre quienes no están dispuestos a vacunarse el porcentaje es aún mayor: 31%.
Dos de cada 3 encuestados considera que las farmacéuticas deberían ser responsables de los problemas que pudiera haber con las vacunas. De hecho, casi la mitad de la población (44%) considera que el proceso de desarrollo y aprobación de las vacunas ha sido demasiado rápido.
En cuanto a la idea de "volver a la normalidad", tres de cada cuatro encuestados consideran que no se restablecerá la economía antes del 2022 y que las mascarillas han venido para quedarse, al menos hasta ese mismo año. Por otro lado, alrededor del 75% de los encuestados sí cree que la vacunación será muy o extremadamente importante tanto para la recuperación de la vida social como para mitigar la carga en el sistema de salud.