MURCIA. Hay aniversarios que llegan sin avisar. La vida sigue su curso sin que apenas lo advirtamos, y el transcurso de los años parece acelerarse conforme vamos tachando meses del calendario. La vida pasa en un soplo. Que se lo digan a Sole Giménez (París, 1963), quien acaba de celebrar nada menos que cuarenta años en el mundo de la música y aún se maravilla por ello. El pasado 3 de febrero celebró la efeméride con un concierto conmemorativo en el Palau de les Arts de València, con la compañía sobre el escenario de invitados como Joan Manuel Serrat, Antonio José, Miguel Poveda o su propia hija, Alba Engel. Posiblemente una de las noches más especiales de toda su carrera, que se tradujo en Celebración (2023), un doble disco en directo con veinte canciones y un libreto de más de cincuenta páginas con textos y fotografías inéditas, redactado por la periodista Patricia Godes y diseñado por Lina Vila. Un objeto de factura exquisita, de esos que tan poco se llevan ya en esta industria que ha desmaterializado la música hasta hacerla carne de algoritmo, y en el que la vocalista y compositora -nacida en París, criada en Yecla y afincada en Valencia desde los dieciocho años- rescata clásicos de toda su carrera, como Mil mariposas, Alma de blues, Mi pequeño tesoro o Cómo hemos cambiado, en compañía de una banda formada por los experimentados Edu Olmedo, Gino Pavone, Nacho Tamarit, Iván Cebrián, Osvie Greco y Carlos Álvarez, y con la supervisión de Vicente Sabater, su mano derecha desde hace años.
Cuarenta años no es nada
"La verdad es que yo vivo al día y no me doy cuenta de esas cosas; no había caído en lo de los cuarenta años: soy un poco inconsciente en ese sentido", comenta al hilo de un aniversario que aún está celebrando con varias presentaciones en directo del disco en escenarios de toda España. Un proyecto que supuso "nueve meses de trabajo previo" y para el que reconoce que "no fue sencillo escoger las canciones". Lógico, había que seleccionar veinte entre cerca de doscientas, repartidas en nueve discos a su nombre y los diez que publicó con Presuntos Implicados entre 1985 y 2006. Mucho material que cribar. "Me decanté por las que más me gustaban", explica, detallando que tenía muchas ganas de recuperar "algunas de la época de Presuntos Implicados", y que uno de los motivos detrás de cada una de ellas era "saber que el público los iba a disfrutar, porque he cumplido estos cuarenta años con mucha gente, y eso es algo que veo en los conciertos: el público se ríe, llora, baila y canta, vuelve a tener cuarenta años menos, y eso es maravilloso", afirma. Sole Giménez es consciente de que un artista no es nadie sin su público. Y el suyo ha sido fiel.