Región

Reportaje

Los vecinos de Jumilla, atrapados en "una polémica inventada", defienden que "hay cero problemas de convivencia"

Las calles de esta localidad del Altiplano comparten el carácter multirracial de su población con comercios tradicionales en sana competencia con barberías o tiendas de alimentación magrebíes

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  • Miriam González, vecina de Jumilla.
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MURCIA (EFE) "Es una vergüenza que se aprovechen de nosotros e intenten hacer el agosto informativo a nuestra costa", afirma a EFE Daniel Lozano, un vecino del municipio de Jumilla que, a las puertas del ayuntamiento, resume este viernes el sentimiento de extrañeza, dolor y hasta enfado que cunde entre la población por sentirse protagonistas involuntarios de la polarización política.

Desde primera hora, con las tiendas aún cerradas y los trabajadores apurando los cafés en el centro de este pequeño pueblo vitivinícola, que este viernes inaugura sus Fiestas de la Vendimia y se encuentra en plena campaña de recolección de la pera, protegida como sus caldos con denominación de origen propia, las palabras más compartidas en corrillos vecinales y bancos de la calle eran de desentendimiento de una polémica que ven ajena.

 

  • Daniel Lozano, vecino de Jumilla. -



Todos en Jumilla saben que los alrededor de 3.000 musulmanes que viven en la población ya no podrán celebrar sus dos fiestas religiosas en el polideportivo municipal y, aunque no todos conocen el origen del cambio -la enmienda del PP que dedica el uso de las instalaciones deportivas al deporte-, la mayoría culpa a la clase política de haber provocado un problema que no existía y que puede llevar a problemas de convivencia futuros.

"En Jumilla no existe el conflicto, y siento tristeza y vergüenza ajena por lo que está pasando", confiesa Daniel Lozano, un ingeniero aficionado a la música que organizó en el pasado un campeonato de fútbol con miembros de la comunidad latina, la más numerosa en la población, y no se siente identificado con los que quieren asociar su pueblo con los discursos xenófobos. "Es peligroso, además"

 

  • Calles de Jumilla. -




A escasos metros, otra vecina, María José Martínez, se muestra convencida de que están viviendo una polémica "totalmente artificial", y explica: "no entiendo nada de política, no sé qué ha pasado por la cabeza de la alcaldesa, pero yo pienso que los musulmanes siempre han subido en armonía a rezar (al polideportivo) y no hacen nada malo".

En las mismas aceras, decenas de musulmanes con papeles en mano en dirección a las oficinas municipales, sin querer hablar con los periodistas, y otras muchas madres jóvenes con carritos de bebé o acompañando a ancianos en sus rutinas de la mañana que tampoco han querido compartir sus impresiones con la prensa.

 

  • Marcía José Martínez, vecina de Jumilla. -

Miriam González es una joven valenciana casada con un jumillano que vive desde hace un año en Jumilla. "Lo poco que conozco está muy bien, hay cero problemas de convivencia", ha asegurado a EFE una vecina que entiende, no obstante, el criterio del Ayuntamiento y piensa que "las zonas son para lo que son" y ve oportuno que busquen a la comunidad musulmana otro sitio para rezar o celebrar el fin del Ramadán.

72 nacionalidades

Jumilla tiene 72 nacionalidades distintas y, según las autoridades, no existen problemas de convivencia, si bien Mirna Gálvez, una hondureña afincada en la población desde hace 23 años, cree que "si los marroquíes no anduvieran provocando no pasarían cosas raras", opina a EFE sin entrar en detalles.

  • Miriam González, vecina de Jumilla. -

Ella dice que se siente orgullosa de Honduras y que quiere mucho a España, y asegura que los jóvenes marroquíes no generan problemas, pero gracias a la tarea disuasoria de la policía.
Pocos metros después afirma otra vecina, Fina Pérez, que se deben respetar las normas y la Constitución, y por eso comenta afligida que "todos somos humanos, no podemos ser racistas, tenemos que ayudarnos unos a otros y nada de lo que se está inventando ayuda".

Las calles de Jumilla comparten el carácter multirracial de su población, con comercios tradicionales en sana competencia con barberías o tiendas de alimentación magrebíes, y muchas ganas de que esta noche comiencen sus fiestas de exaltación del vino.

  • Calles de Jumilla. -

 

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