MURCIA. Miramos al cielo con recelo. Las lluvias ya no se esperan como 'agua de mayo', sino con un cierto temor, y las alertas emitidas por la Aemet despiertan fantasmas recientes. Obviamente, algo ha cambiado en el clima, pero también en la forma de pensar de los españoles desde las trágicas inundaciones acontecidas en Valencia y Albacete por la DANA de hace un año. Son muchas las voces que se escuchan y, entre ellas, destaca la de los arquitectos, que no solo no se puede mantener al margen de esta realidad, sino que además tiene mucho que decir. 

En la Región de Murcia -uno de los territorios más vulnerables al cambio climático- "arquitectos y administraciones están impulsando un nuevo modelo urbano que integra soluciones basadas en la naturaleza para hacer frente a estos desafíos". Así lo destaca el estudio murciano Santa-Cruz Arquitectura, que considera que la arquitectura tiene hoy una responsabilidad ineludible con la salud del territorio y de las personas. Cada proyecto debe ser una oportunidad para restaurar los equilibrios naturales y devolver a las ciudades su capacidad de convivir con el agua y la naturaleza, no de luchar contra ella". Así lo explica Toño Santa-Cruz, quien señala que en un contexto de crisis climática global, "la Región de Murcia se está consolidando como un laboratorio de innovación en adaptación urbana, donde la arquitectura se convierte en una herramienta de transformación social y ambiental".

"Los parques inundables, los corredores verdes y los sistemas de drenaje sostenible no solo mitigan los efectos de las tormentas o reducen el riesgo de inundaciones: también regeneran ecosistemas, mejoran la calidad del aire, fortalecen la biodiversidad y devuelven bienestar a las personas. Son soluciones que ponen peso en la balanza frente al cambio climático, demostrando que la mejor defensa siempre será una ciudad que aprenda a formar parte de la naturaleza", añade el arquitecto.

Santa-Cruz Arquitectura pone de ejemplo de esta filosofía algunos proyectos que han llevados a cabo en la Región en los que la arquitectura se integra y dialoga con la naturaleza para evitar mirar al cielo con temor.

Los Alcázares, un ejemplo de recuperación

Los Alcázares es un municipio que ha sufrido de manera recurrente los efectos de las DANAs y que hoy empieza a erigirse como símbolo de recuperación, señalan desde el estudio murciano. "La regeneración de la Avenida Río Nalón y el Plan de Recuperación del Espacio Urbano proponen rediseñar el municipio desde la infraestructura verde, incorporando diversas soluciones como pavimentos permeables, parterres drenantes e incluso un gran cinturón verde inundable que actúa como infraestructura ecológica y defensiva, transformando el espacio público en un entorno más habitable y conectado con el paisaje del Mar Menor", señalan.

Parque Las Acacias de Águilas: ciudades más saludables

Al sur de la Región de Murcia, el Parque Forestal Las Acacias de Águilas lleva esta misma filosofía a un contexto diferente: transformar un espacio degradado en un paisaje vivo y revitalizado, informan desde Santa-Cruz. "Concebido como una gran zona verde forestal, el parque apuesta por el uso de superficies permeables casi en su totalidad,  permitiendo filtrar y retener el agua, reduciendo el riesgo de escorrentía y mejorando la fertilidad del suelo. Su diseño recrea los ecosistemas característicos del municipio -las sierras interiores, el campo de Águilas y la Marina de Cope- mediante especies locales que fortalecen la biodiversidad. La sostenibilidad se refleja en la reutilización de materiales del propio terreno, el reciclaje de escombros y la gestión eficiente de los recursos hídricos, dando lugar a un parque que educa, conecta y devuelve identidad al territorio", explican.

Este modelo se traduce en una arquitectura para ciudades más saludables y habitables, que busca reconectar la ciudad con los ritmos de la naturaleza.

Un Parque del Deporte de La Manga entre dos mares

El Parque del Deporte de La Manga "ejemplifica este enfoque de arquitectura urbana que colabora activamente con el medio ambiente en lugar de dominarlo, donde deporte y naturaleza se entrelazan en un territorio singular entre dos mares. A los diversos usos deportivos que promueven el movimiento y la salud a lo largo del parque, se suman grandes superficies drenantes que funcionan también como SUDS, devolviendo al terreno su capacidad de absorber el agua. La elección de especies autóctonas -palmitos, tarays, sabinas o enebros costeros- garantiza su adaptación al entorno y recupera flora casi extinta en la Región, restaurando así parte de su patrimonio vegetal".