MURCIA. Hace cinco años que el coronavirus paralizó el mundo y cambió la vida como hasta ese momento la conocíamos. Las calles se quedaron vacías. Millones de personas se confinaron en sus casas como única solución para frenar el contagio masivo que azotaba a toda la población. La actividad económica quedó en pausa, muchos sectores se vieron gravemente afectados y otros tuvieron que cerrar. Y unos profesionales con bata y una vocación a prueba de bombas se erigieron en héroes de la sociedad: los sanitarios.
La pandemia irrumpió en España en febrero de 2020 con un primer contagio en Baleares y tardó poco en extenderse al resto del país. Y la Región tampoco fue ajena. El 8 de marzo se comunicó el ingreso en La Arrixaca de la primera afectada por coronavirus en tierras murcianas, una mujer de 27 años residente en la pedanía de Churra. En vísperas del quinto aniversario de aquella efeméride, varias enfermeras de la Región echan la vista atrás para rememorar aquellos primeros momentos de "incertidumbre" y "miedo", pero también para reivindicar las lecciones aprendidas de aquel virus que puso en jaque al sistema y a la sociedad.
"Aquello era una guerra. Nos tuvimos que enfrentar a un enemigo completamente desconocido", así describe Eva, supervisora de enfermería del servicio de neumología en el hospital Santa Lucía, la situación que vivieron durante la pandemia. Como si se tratase de un escenario bélico, lamenta que "fueron días muy difíciles, uno detrás de otro. Había un nivel tan alto de exigencia que no tuve tiempo de pensar la situación tan arriesgada que estaba viviendo. No había tiempo de parar. No teníamos ningún tipo de formación y fuimos aprendiendo sobre la marcha", aclara Eva a Murcia Plaza.
“Sentíamos que trabajábamos para nada. Cada vez había más pacientes, salías de turno pensando que al día siguiente mejoraría, pero solo empeoraba. Entre nosotros nos comunicábamos con las miradas"
“Teníamos mucho miedo. Miedo a no saber a qué nos enfrentábamos, si íbamos a tener recursos suficientes cuando llegara a nuestros hospitales”. Marina, una enfermera de la UCI en La Arrixaca, recuerda la incertidumbre y la desesperanza que invadió a los sanitarios durante aquella época: “Sentíamos que trabajábamos para nada. Cada vez había más pacientes, salías de turno pensando que al día siguiente mejoraría, pero solo empeoraba. Entre nosotros nos comunicábamos con las miradas. No hacía falta hablar. Sabíamos que estábamos agotados”, relata Marina.

- Sanitarios durante la pandemia -
- Foto: CEDIDA
El estrés al que se vio sometida la sanidad española mostró su peor cara en las UCI de los hospitales públicos y privados. Miles de profesionales atendían diariamente a un número imparable de pacientes que desbordaron las unidades de cuidados intensivos. Miradas cabizbajas cruzando con rapidez los pasillos ante un enemigo que era demasiado veloz. Pacientes intubados y sedados. Rodeados de cables. Y solos. “Lo más triste para mí fue que muchos de ellos murieron sin ningún familiar cerca. Fue muy duro”, cuenta Marina con la voz quebrada, mientras rememora con tristeza aquel momento.
Esta misma situación de angustia fue la que se vivió en las residencias españolas. La falta de personal desbordó por completo a los sanitarios y provocó el abandono de muchos pacientes. “Por las noches éramos dos auxiliares y una enfermera para atender a casi 100 residentes, nos vimos completamente abandonados”, explica Desirée, trabajadora de una residencia en San Javier. Aunque admite que la situación no fue tan crítica como en los centros de mayores de Madrid o Cataluña, en muchos casos no pudieron atender “decentemente” a los pacientes.
"Los sanitarios seguimos con los mismos problemas cinco años despues"
A pesar de que los enfermeros estuvieron en primera línea de frente -e incluso algunos perdieron sus vidas por salvar la de los demás-, se sienten olvidados y denuncian que su situación no ha mejorado. “No hemos aprendido nada como sociedad. Lo hemos olvidado todo”, confiesa Marina, que lamenta que “nadie ha cuidado de los enfermeros desde entonces. Somos imprescindibles en momentos complicados, luego nos olvidan”.

- Sanitario durante la pandemia -
- Foto: LA ROCA
La realidad, según denuncian, es que continúan con los mismos problemas estructurales cinco años después: “La enfermería sigue sobrecargada en la UCI, falta personal y necesitamos más gente formada. Además, no nos dan días libres, solo los podemos hacer con cambios entre los compañeros”, sostiene Marina.
Aunque también hay un lado positivo de la pandemia que cambió al mundo: el aprendizaje. "Hemos crecido mucho, como personas y profesionales. Nos enfrentamos a un reto muy grande y lo hicimos juntos, era nuestro pequeño refugio en medio del desastre", asegura Eva. "Creamos unos vínculos muy fuertes entre nosotros. A pesar de la presión que tuvimos, supimos unirnos de la mejor forma y reforzar nuestros equipos".