MURCIA. "Por lo felices que hemos sido en esta casa y por los momentos maravillosos que nos esperan tras la gran reforma". Este es uno de los mensajes que se podrían encontrar los arqueólogos del futuro en este ático de una céntrica zona de Murcia. Porque durante las obras que se han llevado a cabo para transformar la vivienda -a cargo del arquitecto murciano Julio Fernández-, los sobrinos de los propietarios han llenado las viejas paredes de dibujos y frases dedicadas a sus tíos, a la casa y hasta al arquitecto. Ya nada de eso está a la vista, pero sí que permanece impregnado en casa rincón el sentimiento de cariño y de unión familiar que, además, ha impulsado esta reforma.

"Los clientes querían un espacio lo suficientemente grande para poder reunir a una gran familia con muchos niños; donde poder montar una mesa para treinta personas en fechas señaladas", explica Julio Fernández, quien ha dado forma a la ilusión de este matrimonio incorporando una enorme terraza en desuso a la zona de día para crear un gran espacio donde compartir esos momentos especiales.

Pero había otra cuestión que resolver. Y es que los clientes son grandes amantes del campo y la naturaleza y, aunque renunciasen a la terraza, no querían dejar de ver el cielo sobre ellos. La solución llegó introduciendo la luz natural y la bóveda celeste de una forma mágica: a través de dos enormes lucernarios y grandes ventanales.

Así, la intervención consigue crear una gran zona abierta, donde las vistas al cielo crean la sensación de que se está volando y que abarca salón, biblioteca, comedor y cocina. El salón se divide en una zona amplia de sofás, chimenea y zona de almacenaje, extendiéndose de forma elegante hacia la cocina con una isla, cómoda y sofisticada, y con detalles como un desayunador abierto y la nevera panelada (al igual que todos los espacios de almacenaje). 

La transición entre salón y las habitaciones se produce de una forma orgánica, a través de una curva panelada en madera de roble que conduce al pasillo que da a la zona privada. También queda integrado a su vez un especial vestíbulo panelado en espejo que no sólo refleja la luz y el espacio aumentando visualmente la superficie, sino que además oculta la puerta al lavadero.

Las formas orgánicas en elementos claves -curvas en fosos, tabicas y pasillos-, así como el uso de acabados naturales como la madera de roble y la piedra permiten, junto con las majestuosas copas de los árboles que asoman, incorporar la naturaleza al interior de la vivienda con un trocito de cielo como gran protagonista.

El mismo que los propietarios podrán disfrutar con su gran familia.