Murcia Plaza

Ostium

VALÈNCIA. 

Si tuviera que resumir en una frase la nueva exposición de José Rizzo, recurriría a la famosa frase del compositor Robert Schumann: “La misión del artista es enviar luz a las profundidades del corazón humano”.

La exposición Ostium, del latín “ostium-ii” (puerta, portal) nos plantea ahondar en nuestra espiritualidad atravesando cada uno de los portales que nos propone el artista. Esta invitación se insinúa ya desde el propio título de la exposición, usando el término latino ostium, en vez del castellano portal, cuya propia sonoridad y vibración nos transporta al mantra dhármico del “om”.

Su anterior colección, Eikon (término griego de icono), cargada también de misticismo, atisbaba algún ostium que se colaba entre sus iconos de manera espontánea e irreflexiva. Así como en la propia historia de la civilización los romanos bebieron de los griegos, Ostium bebe de Eikon, por esta razón, algunos eikons también tenían que estar expuestos aquí.

Invitamos al visitante a adentrarse en Ostium como si de una llamada a la aventura del famoso viaje del héroe de Campbell se tratara. Alejándonos del pueblo para encontrarnos a nosotros mismos entre la multitud y adentrarnos en nuestro interior.

Así llegamos al umbral con el primer ostium. Una sensación mística y evocadora potenciada por el recurso del artista a los aerógrafos.

Animamos al espectador a detenerse el tiempo necesario ante cada ostium para experimentar las vicisitudes del periplo del héroe.

Imbuirse de cada obra es facilitado por la potencia de la paleta de colores de Rizzo que, al igual que Rothko, te envuelve en un vortex que te lleva al trance. Si eres valiente para atravesar con detenimiento cada ostium y dejarte llevar por el trazo instintivo y arrebatado que palpita en las obras de este artista, será inevitable sentir una transformación interna, ya que es difícil admirar una obra del artista y no sentirse atravesado por la fuerza de la expresividad de su color.

El visitante-héroe ha de penetrar en cada portal con plasticidad y valentía. De esta forma será capaz de descifrar las puertas que en un primer momento no lo parecen, alimentando nuestra capacidad para pensar fuera de la caja y viendo más allá de lo evidente, adentrarse en puertas entre abiertas, o sostener la mirada al vigor de algunos portales de trazo violento y abigarrado o dejándonos absorber por la espiritualidad de sus morados…

De esta forma, saboreando cada obra, poco a poco, llegaremos hasta al último de los portales, el que nos lleva de regreso al pueblo, un regreso a la comunidad del mundo conocido, en la que no volveremos a ser los mismos porque nos habremos dado cuenta de que no podemos buscar fuera lo que solamente se puede ver dentro.

Si somos lo suficientemente valientes, nos miraremos a los ojos a nosotros mismos y, sin ánimo de hacer spoiler, nos habremos percatado de que, como dijo Marcel Proust “El verdadero viaje del descubrimiento no consiste en buscar nuevas tierras, sino en ver con nuevos ojos”.

Virginia Grau

Comisaria de “Ostium”

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