Opinión

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MUTATIS MUTANDIS

Woke, sí soy

Publicado: 06/03/2025 ·06:00
Actualizado: 06/03/2025 · 10:24

Hace no mucho tiempo, en un lugar no tan lejano, ser una buena persona no requería de explicación alguna. El buenismo no era malo. Si eras buena persona no eras un "woke", ni un "progre", ni un "socialcomunista". Simplemente intentabas hacer tu vida respetando a los demás y ayudando cuando podías. Simplemente, si veías una injusticia, intentabas hacer algo al respecto. Si alguien sufría discriminación, te indignabas. Si escuchabas un comentario cruel contra alguien vulnerable, pensabas: "Vaya, este tipo es un imbécil". Pero entonces llegó la extrema derecha con su manual de resistencia emocional de dos páginas y media y decidió que la existencia de buenas personas era una amenaza para sus planes. 

Así que aquí estamos, en 2025, donde si no odias lo suficiente, si no gruñes ante la simple mención de la diversidad, si no sientes una inexplicable necesidad de atacar a cualquier colectivo vulnerable, eres un "woke". Y eso, amigos y amigas, es el fin de la civilización tal y como la conocemos.

Porque resulta que ahora preocuparse por la crisis climática, por los derechos de las mujeres, por el acoso escolar, por los refugiados, por la precariedad laboral o por la violencia machista es "adoctrinamiento". Pero defender que hay que dejar morir personas en el Mediterráneo, imponer tu moral rancia a base de leyes retrógradas y defender a delincuentes con la bandera de España en la muñeca, eso es "defender los valores tradicionales de Occidente". Hipocresía en 4K.

El diccionario de la ultraderecha es una joya del pensamiento moderno. Se nota que están entrenados en el arte de la mofa desde su etapa escolar, cuándo eran los mejores poniéndole motes al resto de sus compañeros. Si luchas por los derechos de las mujeres, eres una "feminazi". Si defiendes la inclusión del colectivo LGTBIQ+, estás "hipersexualizando a los niños". Si criticas la corrupción y el saqueo de recursos públicos, eres "un comunista resentido". Si pides pagar impuestos para que haya hospitales y escuelas, estás "robando a los españoles de bien". Pero si un millonario elude impuestos, es "un patriota que crea empleo". Si denuncias el racismo, eres una "folla-moros", pero si eres un racista de manual resulta que “te preocupa tu país”. 

¿Os dais cuenta de la trampa? Lo que antes se llamaba básicamente "tener principios" ahora es "ser un woke". Y lo que antes era ser un cafre sin empatía ahora es "decir verdades sin complejos". Han conseguido que ser buena persona sea ridiculizado, mientras han puesto de moda ser un sociópata con tendencias autoritarias.

En esta cruzada anti-woke, la extrema derecha ha convertido su propia falta de valores en un producto de marketing. Los mismos que hablan de "libertad de expresión" son los primeros en censurar libros, películas y exposiciones artísticas porque "atacan nuestros (sus) valores". Los mismos que gritan "no queremos que nos impongan nada" son los que luego prohíben el aborto, la educación en diversidad y hasta los pronombres en redes sociales. Porque, claro, no hay nada más peligroso que un adolescente diciendo "elle".

Luego está la gloriosa cruzada contra la "ideologización de la infancia". Dicen que los niños no tienen que aprender sobre feminismo ni diversidad porque "son muy pequeños para estas cosas". Pero ojo, si hay que vestirlos de soldados en desfiles militares, ponerles a cantar el "Cara al sol" en colegios concertados o inculcarles que "el matrimonio es entre un hombre y una mujer, y punto", ahí no hay problema. Eso no es ideología, eso es "transmitir valores". Claro. 

Pero quizás lo mejor de todo es cómo la extrema derecha se apropia de conceptos como "sentido común" y "libertad". Según su manual, sentido común es hacer que los ricos paguen menos impuestos mientras recortas en sanidad. Sentido común es dar subvenciones a asociaciones ultracatólicas mientras eliminas ayudas a víctimas de violencia de género. Sentido común es repetir "no hay dinero" para las becas de comedor pero encontrar millones para corridas de toros y encierros. Y libertad, bueno, libertad es que puedas llamar "degenerados" a los homosexuales, "moromierdas" a los refugiados y "feminazis" a las mujeres que piden igualdad. Pero ojo, si alguien le llama "facha" por hacer esto, el facha en cuestión responderá con  una frase que incluya el concepto "totalitarismo progre".

Así que, sí. Woke, sí soy. Porque si la alternativa es ser un reaccionario psicópata que cree que el mundo está contra él y que ahora hay más censura que nunca porque la gente ya no se ríe cuando cuenta “chistes de maricones y subnormales”, prefiero quedarme en el lado de los que creen en la empatía, la justicia social y la decencia básica. Y si eso les molesta, que se vayan a llorarla al X de Elon Musk.

Porque, al final del día, la verdadera pregunta que debemos hacernos, no es si somos wokes o wakus, sino si somos una persona decente o un pedazo de mierda. 

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