Esta semana se han cumplido 10 años de uno de los peores ataques terroristas islámicos en la historia de Europa Occidental, los atentados de Paris-Bataclan, con más de medio millar de bajas, entre las que habían unos 130 muertos, en un ataque complejo, en el que se combinaban diferentes grupos terroristas, formas de ataque, cómo fue la ratonera de la sala Bataclan, o recorrer las terrazas de bares disparando indiscriminadamente o detonar bombas en el entorno del estadio de futbol de Saint-Denis donde jugaba la selección francesa, y es de nuevo necesario recordarlo.

- Foto: DIMITAR DILKOFF/AFP
En España, a pesar de las continuas y periódicas detenciones de células yihadistas, y de todos los casos de terrorismo pendientes de esclarecer, más de 300 asesinatos de ETA (por no citar las reapariciones de la kale borroka), existe una cierta sensación, respecto de esta auténtica arma de destrucción masiva de sociedades civilizadas que es el terrorismo, que aquí no pasa nada; craso error, del que después algunos se pueden ver sorprendidos, y que desde estas líneas intentamos impedir el olvido.
Para evitar ese atontamiento social (si me permiten la expresión) entre otras líneas de acción, las universidades (como la UCV o la Ue de Valencia) y las asociaciones de víctimas organizan diferentes jornadas para recordar a sus estudiantes que el problema persiste, a la vez de explicarles los complejos parámetros de esas actuaciones criminales.
Así tuve la oportunidad de participar en una jornada organizada por la Fundación Broseta en la Ue, donde se habló a los asistentes del terrorismo desde diferentes perspectivas, siendo especialmente emotivos, los testimonios de varias víctimas (hijos de asesinados por ETA), como son Bruno Broseta, Daniel Portero o Manuel Giménez.
Una de esas perspectivas, fue la Geopolítica y el Terrorismo, como instrumento del terror y amenaza asimétrica. Pues parafraseando a Carl Klausewitz y su obra De la Guerra, el Terrorismo es la continuación de ideologías totalitarias y radicales por otros medios. Es así como el bloque Euroasiático que está echando el pulso a Occidente, en lugar de patrocinar el terrorismo en suelo europeo, como en la primera guerra fría, recordemos los grupos como el IRA, ETA, las Brigadas Rojas o Baader Meinhof, ahora apoyan el terrorismo (a se valen de él) en nuestro cinturón de inestabilidad africano, ergo SAHEL.
Porque no hay que olvidar que Rusia, a través de sus grupos de mercenarios del grupo Wagner reconvertido a África Corps, y en unión de movimientos golpistas identitarios africanos en más de media docena de países, han expulsado a Europa de allí. En concreto han desaparecido de aquellos lares las Fuerzas Francesas (operación Barkhane) principalmente, en compañía de otros países como España, provocando por ejemplo que una de las principales capitales de SAHEL, Bamako, esté ahora mismo rodeada por yihadistas.
Por lo que, como comprenderán, el detonante de la bomba demográfica, que es África, no es que se haya puesto en marcha, sino que ha aumentado su ritmo, con la consiguiente potenciación de los grupos criminales de tratas de blancas y emigrantes, auténticos esclavistas del siglo XXI, contra los cuales (incluyendo a sus socios financieros-bancarios) no sé si actuamos con todas las medidas posibles, incluyendo acciones de Hard Power, por ejemplo al estilo Donal Trump, eso sí limitando al máximo las bajas colaterales, ya veremos lo que dice de nosotros la “memoria histórica” de aquí unas décadas.
Y mientras en aquel continente africano, en el entorno del SAHEL, siguen siendo asesinados por miles cristianos, en los conflictos de Nigeria o de Sudán/Sudán del Sur y más aún en el de Darfur (dentro de Sudán). Parece que para los Mass Media del Globalismo, también hay muertos de primera y de segunda, y estos muertos de África no merecen la atención continuada ni protestas, en comparación de otros que son más útiles para la manipulación y desinformación.