En el mundo empresarial, ser mujer y mayor de 50 años es casi un acto de resistencia. A pesar de décadas de experiencia, liderazgo demostrado y una capacidad de adaptación que ha superado crisis económicas y revoluciones tecnológicas, muchas mujeres senior se encuentran con una barrera infranqueable: la del edadismo de género.
En un ecosistema obsesionado con la juventud, el dinamismo y la “frescura” del talento, el conocimiento y la madurez parecen haber perdido valor. Si una mujer ha logrado sortear los obstáculos del techo de cristal en su carrera, es probable que al llegar a la madurez profesional se enfrente a otro fenómeno igual de perverso: la invisibilización. Ya no es vista como un perfil atractivo para ascender, reinventarse o incluso mantenerse en el mercado laboral.
Las mujeres mayores de 50 tienen más dificultades para encontrar empleo después de una desvinculación y su ascenso dentro de las empresas se ralentiza drásticamente"
Los datos respaldan esta realidad. Diversos estudios muestran que las mujeres mayores de 50 tienen más dificultades para encontrar empleo después de una desvinculación y que su ascenso dentro de las empresas se ralentiza drásticamente. Mientras tanto, sus colegas masculinos, aunque también enfrentan barreras por la edad, suelen recibir un trato más benevolente: se les percibe como mentores, referentes, líderes consolidados. En cambio, a ellas se les etiqueta de “desactualizadas” o “menos flexibles”.
Paradójicamente, las empresas hablan cada vez más de diversidad e inclusión, pero en la práctica no están capitalizando el talento senior femenino. Se pierden la oportunidad de contar con profesionales que combinan conocimientos técnicos, inteligencia emocional y una visión estratégica forjada con los años.
El desafío es claro: hay que derribar los prejuicios y transformar las políticas de gestión del talento. La experiencia no debería ser un pasivo, sino un activo. Y las empresas que lo entiendan no solo harán justicia a estas mujeres invisibilizadas, sino que también ganarán en competitividad, innovación y resiliencia. Porque, al final, no se trata de edad, sino de valor.
Soledad López
Área de marketing Manager en Vidal golosinas