España afronta una doble urgencia que condiciona su futuro: la falta de vivienda y la insuficiente inversión en infraestructuras estratégicas. Dos problemas distintos, pero con un mismo denominador común: la falta de gestión. Las carencias están identificadas desde hace más de una década. Las soluciones, puestas sobre la mesa. No faltan diagnósticos. Falta acción.

En la Región de Murcia, el acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los mayores retos sociales y económicos. Según el INE, serían necesarios 14.413 nuevos hogares al año, pero apenas se construyen unas 4.000 viviendas. La brecha es tan grande que amenaza con consolidar una generación sin acceso a su primera casa.

La vivienda y las infraestructuras no son un gasto; son la base sobre la que se levanta el país"

En los últimos meses, la Comunidad Autónoma ha dado pasos en la buena dirección con el Decreto de Vivienda Asequible y la Ley de Simplificación Administrativa, que introducen más flexibilidad urbanística y una gestión más ágil. Sigue otro factor clave sin tocarse: la fiscalidad. El 30 % del precio final de una vivienda son impuestos, y aquí deben actuar las tres administraciones —estatal, autonómica y local—. Mientras Portugal acaba de reducir el IVA de la vivienda al 6 %, en España seguimos sin una estrategia fiscal coordinada que alivie la carga sobre familias y promotores. Y mientras aumenta la preocupación por el acceso a la vivienda, los ayuntamientos siguen sin aplicar rebajas en ese 4 % del importe de una obra que cobran al dar una licencia de edificación, al margen de otras liquidaciones y tasas que obtienen a lo largo de la ejecución de una promoción. Si de verdad queremos viviendas asequibles, debemos empezar por un sistema tributario que incentive, no que penalice, la construcción.

El otro gran desafío es la inversión en infraestructuras hidráulicas, una competencia del Gobierno de España que sigue pendiente de inversión, inversión e inversión. La Región de Murcia necesita actuaciones urgentes para prevenir inundaciones y reforzar la gestión del agua. Cada DANA nos recuerda que el agua es tanto oportunidad como amenaza, y que sin obras de prevención (que están de sobra identificadas) no hay resiliencia posible. Y el coste económico de la recuperación es aún mayor.

A ello se suman la falta de mano de obra cualificada y el incremento del coste de los materiales, que lastran la ejecución de proyectos y ponen en riesgo la capacidad productiva del sector.

No hablamos solo de economía: hablamos de bienestar, de seguridad y de futuro. La vivienda y las infraestructuras no son un gasto; son la base sobre la que se levanta el país. Porque un país que no construye se estanca. Y no hay progreso posible sin gestión, inversión y confianza.

José Hernández

Presidente de FRECOM

*Este artículo de opinión se publicó en la Revista Tierra de Empresas.