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la ingeniera agrónoma cartagenera centra sus investigaciones en la pérdida y el desperdicio alimenta

Natalia Falagán: "La educación es esencial para evitar la pérdida del desperdicio alimentario

  • Natalia Falagán. Foto: COIAL (Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Levante)

VALENCIA. La pérdida y el desperdicio de alimentos constituyen un reto mundial. Tanto, que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que alrededor de un tercio de la totalidad de los alimentos que se producen en el mundo se pierde o se desperdicia en algún punto de la cadena agroalimentaria, lo que equivale también al 8% o 10% de los gases de efecto invernadero. Es decir, en esa larga cadena que transcurre desde que se cultiva hasta que el consumidor la disfruta en su hogar. Un desperdicio alimentario que en el caso de la Unión Europea supone alrededor de 87,6 millones de toneladas de alimentos cada año y que comparta también graves repercusiones sobre el medio ambiente. Cifras que aumentan si se mira a los países en vías de desarrollo pues en Ruanda, por ejemplo, hay casos en los que se puede perder hasta el 80% de la producción de algunos productos frescos.

Por ende, limitar la pérdida y el desperdicio de alimentos puede ayudar a combatir el hambre y problemas medioambientales tan graves como el cambio climático. Para hablar de esta problemática y de las soluciones que actualmente se están planteando en países en vías de desarrollo, Murcia Plaza conversa con la ingeniera agrónoma por la Universitat Politécnica de València, la murciana Natalia Falagán, doctora por la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y actual profesora titular de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Cranfield University. “Me fui a Reino Unido para seguir con mi formación posdoctoral y donde de momento estoy desarrollando mi carrera docente e investigadora”, comenta sin perder esa mirada a España. Desde entonces ha centrado sus investigaciones en la pérdida de la pérdida y desperdicio alimentario en países en vías de desarrollo y actualmente está inmersa en la puesta en marcha de un centro de Excelencia Cadena de Frío en Ruanda, con una visión panafricana.

Asimismo, en 2021 Natalia Falagán fue Premio nacional en Reino Unido, galardón, otorgado por WES (Women's Engineering Society), que reconoce a mujeres que han dado solución a un problema en una situación de emergencia. “Este premio reconoce y da visibilidad al trabajo que se hace a nivel de investigación para reducir la pérdida del desperdicio alimentario”, reconoce la joven. Lo hace recordando que este premio también hace hincapié en la labor de la mujer en el sector de la ingeniería, tradicionalmente “dominado por el hombre, aunque en los últimos años ha crecido más y hay una mayor visibilidad e integración de la mujer en el sector”. Una reversión que comienza en la educación y que Natalia Falagán la lleva a cabo como embajadora STEM de Ciencia, Tecnología, Matemáticas e Ingeniería en Reino Unido: “Acercar mi trabajo a través de charlas y actividades en los colegios es importante para cambiar esa imagen tradicional de la ingeniería, en la que no te imaginas a una mujer sino a un señor. Es importante que desde niños vean que hay chicas o mujeres que se dedican a eso, que son felices y que es posible porque, si no ponemos esa semillita de que es posible, nunca ni siquiera se lo plantearán”.

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