MURCIA. El yacimiento de San Esteban ha sido durante más de una década uno de los grandes temas pendientes de la ciudad de Murcia. Descubierto en 2009, el arrabal andalusí de la Arrixaca Vieja –con más de 10.000 metros cuadrados excavados y 86 viviendas identificadas– es considerado uno de los conjuntos arqueológicos urbanos más importantes de la España islámica. Pero su puesta en valor ha sufrido continuos retrasos hasta que, en los últimos meses, el proyecto ha comenzado a dar pasos concretos.

En la actualidad, se encuentra en marcha la primera fase, centrada en los trabajos arqueológicos previos que permitirán diseñar el futuro jardín elevado y el centro de investigación sin poner en riesgo el patrimonio. La inversión inicial, de 1,2 millones de euros, está destinada a realizar sondeos y elaborar el informe técnico que fijará los puntos clave de la intervención.

El proyecto plantea una solución arquitectónica innovadora: una gran plaza elevada que permitirá a los ciudadanos disfrutar de un espacio público accesible y, al mismo tiempo, conservar intacto el yacimiento bajo rasante. El diseño incluye plataformas colgantes para investigadores, sistemas de recogida de agua de lluvia, parasoles con captadores solares y un pavimento de piedra natural del Cabezo. Todo ello con la intención de que el nuevo espacio urbano combine sostenibilidad, investigación y divulgación.

El futuro espacio compatibilizará la recuperación de la plaza como lugar de esparcimiento y convivencia para los murcianos con la puesta en valor de las ruinas árabes. Cuando esté terminado, los ciudadanos tendrán el privilegio de contemplar cómo era la Murcia de hace 800 años: sus viviendas, sus espacios públicos e incluso los utensilios que utilizaban en su vida cotidiana.

Próximos pasos

Si se cumplen los plazos, la fase arqueológica finalizará en 2025 y permitirá dar inicio a la ejecución de las obras definitivas. El alcalde de Murcia, José Ballesta, adelantó el pasado mes de junio que el futuro espacio estará cubierto por “una especie de alfombra mágica con un jardín andalusí sujetado por finas columnas”, lo que dará lugar a un enclave “único en la ciudad”.

La propuesta incluye un jardín voladizo que actuará como plaza pública, al tiempo que protegerá el arrabal andalusí bajo rasante y lo convertirá en un nuevo atractivo cultural y turístico. El objetivo final: devolver a Murcia un lugar singular en Europa y cerrar, quince años después de su hallazgo, una de las grandes asignaturas pendientes de la ciudad.