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CUANDO NO HABÍA STREAMING  

'Matrimonio con hijos', una familia como las demás

MURCIA. Hablar de Matrimonio con hijos y no acordarse de John Waters es prácticamente imposible. La disección, políticamente incorrecta, que esta serie hacía de la zona baja de la clase media americana tenía muchos puntos de contacto con la obra del director. Películas como Polyester anticiparon la sitcom que puso a la entonces incipiente cadena Fox en el mapa de las grandes audiencias. La intención estaba tan clara que el primer título que se le dio fue Not the Cosbys (No son los Cosby), en referencia al prototipo de familia felizmente equilibrada que impuso en la pequeña pantalla Bill Cosby con su serie Los Cosby. Creada por Michael G Moye y Ron Leavitt, el clan disfuncional de Matrimonio con hijos buscaba poner fin a una serie de fracasos dramáticos con los que Fox había iniciado su andadura. La serie obtuvo unas audiencias discretas hasta la tercera temporada; después, debido a una campaña de boicot promovida por una airada televidente, despegó hacia la fama.

La familia Bundy estaba compuesta por cuatro miembros que mostraban abiertamente la manía que se tenían entre ellos, lo nunca visto en la pequeña pantalla. El patriarca, Al Bundy, encontró a su mejor intérprete en el actor Ed O’Neill. Para el casting, el actor tuvo que recorrer el sendero que llevaba al domicilio de los Bundy y entrar por la puerta. Antes de hacer esto último, O’Neill se detuvo, se encogió de hombros y, con un infinito aire de derrota, entró en aquel hogar que era de todo menos dulce. Ese pequeño gesto improvisado fue lo que le hizo ganarse el papel. Años después, O’Neill contó que se inspiró en situaciones que había vivido cuando visitaba a sus tíos en Ohio. Pensó que, como la Fox tenía problemas para llegar a muchas zonas de los Estados Unidos, aquello pasaría desapercibido. No fue así y la irreverencia de Matrimonio con hijos se hizo popular. Bundy (que no se llamaba así por el asesino en serie Ted Bundy, sino por el luchador King Kong Bundy, que tuvo su cameo en la serie) era un hombre frustrado que echaba de menos su efímera gloria como jugador de fútbol americano universitario y, en esos momentos, se ganaba la vida vendiendo zapatos. Su vida no le gustaba, y esa frustración incluía a su mujer Peggy. Lo mejor de todo era que a Peggy tampoco le gustaba su marido. 

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