Los empresarios de La Manga y Cabo de Palos celebraron este viernes un desayuno informativo donde sentaron las bases de lo que, desde la asociación, señalan como una nueva era. Entienden los empresarios de la zona que solo se podrá impulsar el comercio de La Manga y Cabo de Palos si ellos son una fuerza activa que ‘presiona’ a las administraciones para hacerles llegar sus propuestas de mejora. Con la mano de Esperanza Nieto en el Consorcio de La Manga buscan soluciones desde el consenso y una mayor profesionalización de la asociación para tener más fuerza y credibilidad a la hora de plantear mejoras.
Son varios los frentes que quieren abordar en los próximos meses. Desayunos como el celebrado en La Manga esta semana no serán los únicos. Se pretende que estos encuentros sirvan para unir fuerzas entre los distintos negocios que ayuden a que La Manga y Cabo de Palos sea un destino durante todo el año.
Uno de los puntos que quieren tratar a corto plazo es intentar que las instalaciones de las playas, como los lavapies, no sean eliminadas con el final del verano. El buen tiempo que, incluso siendo final de octubre, se sigue disfrutando en La Manga y Cabo de Palos hace que ver a vecinos y turistas bañarse en las playas de La Manga sea algo habitual. Además, durante todo el año muchos practicantes de surf acuden a las playas sin unas instalaciones mínimas de las que disfrutar.
Otro punto, que requerirá transformaciones más profundas, será aliviar el tráfico durante los meses de verano. No es tarea sencilla. La orografía de La Manga y el hecho de que 48 millones de españoles buscan en verano en su mayoría el sur de España, provoca que los colapsos en la costa sean habituales.
“La Manga tiene una capacidad de carga de vehículos, y esto hay que controlarlo de alguna manera. No hay posibilidades de aparcamiento disuasorio dentro de La Manga, hay muy pocos. Fuera de la manga sí los hay. Entonces, la idea que vamos a lanzar, tanto para los ayuntamientos como para el futuro ayuntamiento de La Manga, si al final se produce, es que La Manga sea una Gran Vía, una zona de acceso restringido. Porque no queda otra, no es una cuestión elitista. Acceso restringido a través de matrículas de coches por vivienda, los que sean. El resto estaría con un sistema de cámaras, como en ciudades que te metes en zonas céntricas, expuestos a una multa”, planteaba el presidente de los empresarios de La Manga y Cabo de Palos, Pepe Espinosa, hace unos meses. “Es la única manera. Claro, para esto hay que dar una solución, y la solución son aparcamientos disuasorios fuera de la manga, en la zona de Cabo de Palos, con autobuses lanzaderas que vayan por toda La Manga y Cabo de Palos. Como lo de Calblanque, más o menos igual”, añadía.
Tráfico, mejoras de las playas fuera de verano y evitar que los chiringuitos sufran un retraso como el sucedido este verano, con sombrillas y tumbonas alejadas de los locales por una ley mal planteada además de un retraso en la concesión de licencias, son tres de los ejes más importantes, que no los únicos, que se plantean desde la Asociación para sacar todo el potencial de una zona que consideran que puede ofrecer más de lo que ahora mismo disfruta el visitante.