Mar Menor

La desaladora de San Pedro del Pinatar se prepara para un salto digital de 2,7 millones de euros

  • Desaladora de San Pedro del Pinatar
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En el paraje de El Mojón, junto a las Salinas de San Pedro del Pinatar, se levanta la planta desaladora de San Pedro del Pinatar, un complejo que desde 2005 garantiza agua potable a la Mancomunidad de los Canales del Taibilla y que ahora encara una renovación tecnológica de gran calado.

La inversión asciende a los 2,7 millones de euros, que están destinados a digitalizar y automatizar la instalación. Los sistemas de control llevan más de 15 años funcionando, y muchos ya son piezas de ‘museo’: ordenadores sin soporte técnico, repuestos imposibles de encontrar y una arquitectura informática que quedó obsoleta.  

El proyecto aprobado contempla varias capas de innovación. Primero, una red de comunicaciones avanzada, con anillos de fibra óptica redundantes capaces de mantener la planta en marcha incluso si uno de ellos falla. Además, se instalarán sondas de alerta temprana para detectar posibles ciberataques, porque la verdad es que una planta de este calibre no solo se defiende de la corrosión del agua salada, también de hackers que podrían poner en jaque el suministro.

En paralelo, se renovarán cuadros de control, sistemas de alimentación eléctrica y servidores. Los operadores dispondrán de videowalls en las salas de mando, algo así como un tablero de control de avión, donde podrán supervisar en tiempo real cada punto de la instalación. Y para cerrar el círculo, se implementará una arquitectura robusta de ciberseguridad, alineada con la Ley de Protección de Infraestructuras Críticas y las directrices del Centro Criptológico Nacional, diseñada para proteger la operación frente a eventuales cibertataques.  

La razón de fondo es sencilla: sin estas mejoras, la planta corría el riesgo de quedarse atrás, de volverse más vulnerable e ineficiente. Hablamos de 130.000 metros cúbicos diarios de agua potable, el equivalente a llenar unas 50 piscinas olímpicas cada día, destinados a abastecer a decenas de municipios.

Además, el contrato no solo es un asunto técnico. Es una apuesta por blindar un recurso estratégico en un contexto de sequía y cambio climático, donde cada litro cuenta. Modernizar la desaladora significa garantizar estabilidad, reducir riesgos y, en última instancia, dar tranquilidad a cientos de miles de personas que abren el grifo esperando que siempre salga agua limpia.

San Pedro del Pinatar se prepara para una segunda juventud. Una actualización profunda que combina automatización, seguridad y resiliencia, con un mensaje claro: en tiempos donde el agua es oro, no se puede confiar en sistemas que aún funcionan como si estuviéramos en 2005.

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