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Estadio Cartagonova, pista de atletismo, piscinas del palacio y campos de fútbol encuentran financia

Las infraestructuras deportivas salen de su letargo: 6,5 millones de euros invertidos en esta legislatura

CARTAGENA. Cartagena cuenta con una red de infraestructuras deportivas a las que los gestores les han puesto mucho cariño en algunos momentos, pero poco dinero en la mayor parte de los mismos. De ahí que hayamos asistido a ver cómo un estadio Cartagonova anclado en el tiempo se deterioraba por momentos, debido a las escasas inversiones -renovación del césped o graderío excluida- que se han llevado a cabo. El forjado, por poner un ejemplo, había sufrido un desgaste notable por lo que una actuación urgente se hacía más que necesaria para evitar males mayores. Han tenido que transcurrir 34 años desde su puesta de largo para acometer las obras en uno de los emblemas más notables de Cartagena.

Por otro lado, Cartagena ha contemplado con asombro cómo el resto de municipios que le rodean eran capaces de equipar sus campos de fútbol con césped artificial, mientras que en la ciudad aun eran muchos los que se mantenían con una superficie de tierra -véase el Mundial 82, Santa Lucía, La Aljorra o Villalba, por poner unos pocos casos-, con los consiguientes problemas que esto conlleva, además de los deportivos, evidentemente, el mantenimiento o los desperfectos que ocasionan las lluvias y temporales.

La pista de atletismo de Cartagena, que data de 1986, ha padecido, como le ha sucedido al Cartagonova, un proceso de erosión en cerca de 40 años, fruto de ser una de las instalaciones de este tipo más usadas en la Región. Los arreglos han sido puntuales siempre: resiembra de la pradera, retopping u obras en los vestuarios, pero nunca se ha acometido una reestructuración integral tal y como han solicitado una y otra vez los propios clubes deportivos que usan las instalaciones.

Por último, desde que se puso la primera piedra del Palacio de los Deportes (20 de septiembre de 2006) hasta este año, uno de los magnos proyectos deportivos para la ciudad y que quedó ensombrecido por los altos costes que elevaron el precio más de un 30% -la obra se presupuestó en 14 millones y acabó costando más de 21 millones-, fue la puesta en marcha de la piscina, uno de sus grandes atractivos. Además de un grave error de planificación porque no se contempló la construcción de una piscina olímpica y su tamaño es menor, su inauguración ha sido un auténtico quebradero de cabeza para los diferentes gobiernos que han pasado por el ayuntamiento, que han ido retrasando su apertura por el sinfín de problemas -estructurales y logísticos- que han ido encontrándose.

Estos últimos años, la maquinaria municipal ha vuelto a encender el olvidado motor inversor para gastar alrededor de 6,5 millones de euros para tratar de solventar algunos de esas graves deficiencias históricas.

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